Capítulo 23: Poder

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Con el monje nos separamos, uno hacia la derecha y otro a la izquierda, haciendo que le sea difícil al alíen apuntar a dos direcciones con su báculo y así logramos atraparlo sin mayor esfuerzo, le quité su vara lanzándola varios metros lejos de su alcance. El pequeño ser verde forcejeaba mientras lo sostenía el pervertido en el aire con una mano desde su ropa.

Miroku: ahora nos dirás todo lo que sabes.

Jaken: ¡No lograrán sacar ninguna información! ¡Soy una tumba! —se cruza de brazos.

Shippo: acaben con él.

Tal y como dijo el niño gangster, nos encargamos de hacerlo hablar.

~Kagome

Trataba de despertar al hanyu, lo sacudía y con mis manos intentaba frenar el sangrado. Los colores habían abandonado su lindo rostro, no soportaba verlo así. Llamaba a su nombre una y otra vez. Las diversas heridas por todo su cuerpo se volvían insignificantes al lado de aquella enorme lesión que atravesaba su torso. Tenía mucho miedo de perderlo. Nunca lo vi así.

Su hermano mayor estaba a pocos metros de nosotros, pero ya no le tenía ningún temor a su imponente presencia, solo odio. Era un monstruo aún peor de lo que creí.

Kagome: ¡Inuyasha! ¡Responde por favor! ¡Inuyasha!

Por fin abrió sus ojos, me sentí aliviada cuando volví a ver ese color dorado posado en mi rostro. Movió la boca para decir mi nombre casi susurrando.

Inuyasha: Ka..Kagome.

Kagome: resiste, ya escaparemos de aquí.

Lo sostengo en mis brazos como si fuera lo más delicado del mundo, mi ropa se teñía de rojo, pero no me importaba en lo más mínimo. Acariciaba su rostro para mantenerlo despierto, mis dedos se paseaban por su mejilla con suavidad, como si pudiera dañarlo a través de ese contacto.

Necesitaba encontrar una manera de irnos de aquel lugar.

Él interrumpe mis ideas de posibles escapes tomando mi mano con la suya, mira a nuestro alrededor en busca de algo.

Inuyasha: mi espada.

Me molesta que su arma le preocupe más que su propia salud, eso no importa ahora. Me suelto de su agarre y miro para otro lado.

Kagome: olvídala, Sesshomaru la tiene. Lo importante es irnos de aquí con vida.

Me hace a un lado y se levanta con dificultad, como puede se mantiene parado, tambaleándose. Me pongo de pie enojada, es tan terco. No es momento para ir tras una espada.

Inuyasha: no voy a dejar que ese estúpido se salga con la suya, se va a arrepentir.

Tose, escupe líquido rojo y pierde el equilibrio, logro sujetarlo antes de que caiga al suelo.

Kagome: ¡No puedes! ¡Estás muy débil!

Él se separa de mí, su orgullo no le permitía que yo le ayudara.

Inuyasha: ¡No dejaré que se lleve mi espada! ¡Colmillo de Acero me pertenece!

Kagome: ¡Eso te costará tu propia vida! —le grito harta de su actitud.

Inuyasha: ¡Entonces que así sea!

Abrí los ojos impactada por su declaración. Estaba dispuesto a morir por un objeto, lo contemplé con mucha tristeza y también impotencia, no había nada que pudiera hacer para detenerlo, solo se escucha a sí mismo. No quería perderlo de esa manera. No ahora.

Él parece calmarse al notar mi expresión. Relaja su mirada y baja la voz.

Inuyasha: conozco a mi hermano, nos matará a todos si no lo detengo. No quiero que nada malo vuelva a ocurrirte. Ni a ti, ni a nadie.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora