Capítulo 29: Origen

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Fuimos de vuelta a la casa, el pervertido estaba apoyado en la pared observando a la sacerdotisa que se encontraba limpiando el sudor de la frente de la exterminadora, el niño estaba sentado junto a ella. Las mejillas de la dormida mujer carecían de color y parecía tener algo de fiebre.

Hakuryu: ¿Cómo está?

Kagome: aun no despierta pero se pondrá bien, agradezco que Kaede me enseñara nuevas formas de curaciones cuando yo también me lastimé la espalda.

Miroku: las coincidencias no existen.

Ahora tomaba el peso de aquellas palabras. Nada ocurría al azar.

Shippo: la anciana Kaede es una gran maestra, me ha enseñado muchas cosas.

Kagome: sí, es mi hermana menor pero ahora ella es la que ha vivido y aprendido más cosas. Me transformé en la menor de repente.

Su sonrisa ocultaba tristeza.

Inuyasha: puede ser tu abuela.

Hakuryu: eres un tonto.

Kagome: abajo.

Se estrella en el suelo de madera.

Inuyasha: ¡¿Por qué?!

Junto al niño y el monje reímos bajo, esos graciosos momentos se habían vuelto cotidianos.

Mi mirada se encuentra con un pequeño gatito amarillo de dos colas acostado junto a Sango, era adorable. Lo tomo en mis brazos y lo acaricio.

Hakuryu: es demasiado lindo, me encantan los gatos —le rasco la barbilla y cierra sus ojitos— hablando de gatos ¿Dónde está Kirara?

Shippo: esa es Kirara —me aclara.

Hakuryu: ¡¿Eh?! —la miro bien— ¡¿Todo este tiempo eras esta cosita tan tierna?! No puedo creerlo —sorprendido.

Me maúlla feliz, como si estuviese orgullosa de ello.

Inuyasha: y tú le tenías miedo —se burla.

Kagome: Haku no está acostumbrado a las criaturas de esta época, Inuyasha —le reprocha.

Él la imita con su voz chillona y ella le tira una oreja molesta, ambos se fulminan con la mirada. Es una pelea sin palabras.

Miroku: la verdad a mí también me asustaba —le acaricia la cabeza.

Inuyasha: ¡Ja! Son unas gallinas.

Ignorando sus comentarios nos acostamos para dormir, ya había sido demasiado por un día, estábamos cansados. No tardé ni un minuto en entrar a un sueño profundo.

Al otro día temprano en la mañana despertamos todos abruptamente por un grito, era la exterminadora que había tenido una pesadilla. Abraza con fuerza a su gatita sentada en el futón, sus manos temblaban de miedo. Nos acercamos a ella preocupados.

Kagome: no te levantes, con cuidado —la vuelve a acostar— ¿Estás bien?

Sango: sí —agitada— di..disculpen ¿Qué fue lo que ocurrió?

Lo más probable es que no quería hablar de aquel horrible sueño.

Inuyasha: Naraku tomó el fragmento y escapó.

Miroku: típico suyo.

Ella asiente y observa la venda que le cubre el pecho.

Sango: creí que moriría.

Shippo: ¡Nosotros también! ¡Nos asustaste!

Sango: ¿Ustedes me cuidaron?

Hakuryu: Kagome con la ayuda de Shippo, nosotros... —apuntando a los hombres— ...nos encargamos de sepultar los cuerpos de las personas de la aldea.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora