Capítulo 10: Recuerdos

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Al otro día temprano en la mañana me puse mi uniforme, bajé las escaleras para ir a desayunar, la casa olía a waffles, mi estómago gruñía con solo concebir la idea de comer aquella delicia, a penas terminar volvería a ingresar al pozo.

Comimos teniendo una alegre conversación. Somos una familia muy unida.

Naomi: ¿Irás a la escuela hoy, Haku? —preguntó mamá mientras ponía más miel en mi plato.

Hakuryu: no, pienso usar el uniforme de la escuela cuando vaya a la otra época, para no dañar mi ropa como sucedió ayer.

Abuelo: es una excelente idea —toma su té leyendo el diario.

Sota: desearía ir a ese mundo, suena tan genial.

Cerraba los ojos seguramente imaginando aventuras, espadas, poderes y cosas por el estilo junto a Inuyasha o Kagome. Las historias que le conté terminaron encantándole, es un niño de 11 años, a su edad también hubiera quedado así de asombrado. Es un sueño vuelto realidad para él ya que no entiende el peligro real detrás de lo heroico que suena.

Hakuryu: no tanto como crees —reí.

En eso suena el timbre, mamá se para a abrir la puerta, las voces que escuché me dejaron petrificado. Son papá y Rukawa, no, no ahora por favor. Sus pasos se sienten en el pasillo acercándose.

Toka: ¡¿Dónde está ese mocoso para asesinarlo?! —lo oía gritar mientras se acercaba al comedor, apareció por la puerta corrediza— ¡Con que ahí estas!

Se trata de un hombre atractivo, con cabello negro y oscuros ojos como los míos, el dueño de la gran compañía, su semblante era serio a primera vista, sin embargo, cuando lo conoces bien, es una persona muy eufórica y alegre. Según mamá nos parecemos mucho, ella entró tras de él.

Hakuryu: ho..hola, papá —reí nervioso.

Sota: ¡Papá! —lo abraza.

Abuelo: Toka, buenos días.

Le devuelve el saludo al anciano y a su hijo menor le acaricia el cabello pero me sigue mandando una mirada asesina. Verdad que mamá le dijo que me escapé con amigos por varios días, esto no pinta nada bueno.

Toka: hola, mi bebe —le habla con cariño a Sota, se da vuelta hacia mi enojado— ¡No me vuelvas a preocupar así! —me jala de la mejilla mientras me regaña.

Era como ir de visita al asilo donde las abuelas se agrupan para torturarte de esa manera.

Naomi: Toka, deja a Haku en paz, ya está aquí —me defendió.

Por suerte eso fue suficiente para que me soltara y pudiera sobarme la cara.

Rukawa: con permiso —entra por donde mismo— ¿Ves que volvió, papá? Haku es una niña, no sobrevive en el mundo real.

Casi había olvidado lo “simpático” que es mi medio hermano, saludó a los demás con la cabeza y a Sota con un “choca esos cinco” se lleva mucho mejor con él que conmigo, la pregunta es ¿Quién se llevaría mal con el menor de los Higurashi? Es muy tierno y dulce. De todas formas, a Rukawa le encantan los niños, siempre dice que sueña con crear una escuela o ser profesor.

El joven se sentó junto a mí a comer un sándwich de jamón y queso, no le gusta lo dulce. Ver su rostro ahora era una sensación completamente diferente, es igual al Gran Lord Sesshomaru que conocí en el pasado, el mismo que me lastimó, me causa escalofríos pensar en ello. Si él tuviera el cabello plateado, esas marcas en las mejillas, la luna menguante en la frente y los ojos dorados no podría distinguirlos. Era su vivo reflejo.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora