Capítulo 36: Desgracia

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~Kagome

Desperté temprano en la mañana, de a poco los demás comienzan a hacer lo mismo excepto los hermanos. Junto a la exterminadora vamos a verlos, nos quedamos encantadas con la tierna posición en la que dormían. El mayor estaba apoyado en el hombro del menor y su brazo lo rodeaba como si lo protegiera, mientras que el otro tenía su cabeza sobre la suya.

¡Adorable!

Kagome: se ven tan lindos durmiendo así.

Sango: que tiernos —embobada.

Kagome: Inuyasha y Sesshomaru nunca lo harían.

Sango: se matarían primero.

Reímos un poco imaginando esa escena, en eso aparece el pequeño kitsune junto a nosotras.

Shippo: —con el teléfono de Haku les saca una pintura— esto les va a encantar —sonrisa traviesa.

Pasan los minutos, finalmente los hermanos despiertan, se separan algo incómodos, se levantan y se unen a nosotros para el desayuno.

Kagome: buenos días, dormilones.

Inuyasha: ¡Ya era hora de que despertaran! ¡La próxima vez voy a tirarles agua!

Rukawa: gritas mucho, perrito —sobándose una oreja.

No podía evitar reír por ese sobrenombre.

Inuyasha: ¡No me digas así!

Perrito luce tan tierno cuando se enoja.

Miroku: se veían muy felices durmiendo, no quisimos despertarlos —aguantando la risa.

Hakuryu: —bosteza— ¿A qué te refieres?

Shippo: miren —les muestra el teléfono.

Ambos que seguían medios dormidos, despertaron de manera abrupta al ver el retrato. El zorrito sale corriendo por el bosque con el teléfono seguido de los enojados hermanos.

Rukawa: ¡Shippo, elimina eso ahora mismo!

Hakuryu: ¡Dame mi teléfono! ¡Ven aquí!

Shippo: ¡Nunca me atraparán con vida!

Y así pasó el resto de la mañana, los del futuro persiguiendo al niño poseedor de aquella vergonzosa imagen. Lástima para ellos que nunca lograron atraparlo ni “eliminar” la foto de ambos.

El día no fue nada interesante, todo pacifico, en calma. No hubo ningún rumor de ataques yukai o fragmentos. Así llegó el anochecer y noto como el hanyu comienza a ponerse nervioso sin razón alguna.

Hakuryu: hoy hay luna nueva —me aclara como si pudiese leer mis pensamientos.

Ahora su comportamiento tenía sentido.

Shippo: ¡Es la noche donde Inuyasha se vuelve humano!

Miroku: ¿Inuyasha qué?

El grupo se detuvo en silencio, los únicos que sabíamos de ese secreto éramos su reencarnación, el niño y yo. El resto no tenía ni idea.

Inuyasha: ¡¿Podrías callarte, engendro?!

El pequeño se oculta en mis brazos evitando cualquier maltrato del peliplata.

Sango: ¿Volverse humano?

Rukawa: ¿Eso es posible?

Hakuryu: lo descubrirán una vez que desaparezca el sol.

Inuyasha: ¡No voy a estar aquí para entonces! —nos grita muy decidido— ¡No es bueno que tantas personas sepan mi secreto!

Kagome: vamos, puedes quedarte.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora