Capítulo 79: Alma

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~Miroku

Ya llevaba un buen rato absorbiendo demonios y avispas venenosas, la mujer que controla los vientos se quedó en su sitio todo ese tiempo. Me estaba quedando sin fuerzas, el veneno recorría mi cuerpo con rapidez y ya casi no podía seguir en pie.

Kagura: estúpido monje, morirás por culpa de Hakuryu, si no te hubieras sacrificado para que se fuera vivirías para ver un mañana.

Miroku: ca..cállate, bruja, o te mataré.

Mi visión comienza a nublarse, el dolor de mi brazo era insoportable y hasta respirar se volvía una tarea imposible. Ya no podía resistirlo más. Finalmente, mis rodillas sucumben y caigo al suelo, cierro el vórtice con las últimas fuerzas que me quedan. La bola rosada que volaba en el cielo se transforma en niño y cae sobre mí preocupado.

Shippo: ¡Miroku!

Estoy perdiendo el conocimiento, ni siquiera sé si saldré con vida de esta y lo peor es que fallé en mi tarea de detener a Kagura.

Kagura: ¡Voy a buscar a ese niño y no podrás evitarlo!

La que domina el viento saca la pluma de su cabello, esta se agranda y monta en ella alejándose hacia aquellos por los que había sacrificado el bienestar de mi propio cuerpo.

Mis ojos se cierran y los gritos del pequeño zorrito llamándome se alejan cada vez más.

Solo espero que Inuyasha y Hakuryu protejan a Sango.

~Sango

Después de correr un poco lo veo escapando entremedio de los árboles, lo persigo lo más rápido que puedo. No voy a dejar que escape, ni menos con lo que le hizo a Kagome.

Sango: ¡Hiraikotsu!

Mi arma destruye la rama a la que iba a saltar provocando que caiga al suelo. Salto sobre él evitando que escape, desenvaino mi espada de su funda y apunto directo hacia su garganta. Ni siquiera lucha por su vida, es una marioneta sin humanidad.

Sango: ¡Te mataré a ti y luego a mí! ¡Solo así serás libre de ese maldito!

Mis lágrimas caían sobre su inexpresivo rostro, no existía alma detrás de sus oscuros orbes ¿Dónde está mi dulce hermanito? ¿Dónde se encuentra esa mirada llena de inocencia de siempre? ¿Ni con mi vida puedo pagar el precio para volver a ver sus ojitos con brillo? ¿A esto estábamos destinados desde un principio? ¿A esto nos condenó el de la cicatriz con forma de araña?

Nuestra trágica historia termina aquí, con mi espada en su cuello, acabando con esa vida que me juré proteger por siempre. Mi querido hermano moriría por mi mano con tal de evitar que siga haciendo daño a gente inocente, el maldito de Naraku lo ha obligado a convertirse en un despiadado asesino y si tengo que quitarle la vida yo misma, lo haré.

Asesinaré a mi única familia.

Sango: perdóname, por favor, perdóname.

Alzo mi mano con mi espada apuntando a su cuello. Uso la última fortaleza que aún me queda para tomar la decisión, la última acción para que acabe este martirio.

La última vez que lo vería con vida.

Sango: ¡Muere!

Antes que la hoja se entierre en su cuello la mano del humano de una noche detiene mi brazo mientras que su reencarnación cubre a mi hermano con su cuerpo, la punta del arma se entierra en su mejilla haciendo que un hilo de sangre salga de ahí. Intento zafarme del agarre desesperada.

Sango: ¡Déjenme hacerlo! ¡Es la única forma de salvarlo! —ruego en un grito lleno de angustia.

Hakuryu: ¡No! ¡No lo vamos a permitir!

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora