Capítulo 16: Sentimientos

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El hanyu regresó de la inútil búsqueda. La azabache nos aclaró lo experta que era en desaparecer su esencia por completo con sus campos de energía, ya no tenía caso continuar en esa zona, decidimos volver a la aldea de la anciana Kaede para contarle lo sucedido.

El camino iba a en silencio, el ambiente estaba pesado. Las personas junto a mí se veían pensativas y tristes. Debe ser una situación muy complicada para ellos. El de cabello gris me carga en su espalda, no puedo caminar por mi cuenta tras perder esa “alma encerrada” que estaba dentro de mi propia alma. Por primera vez observo sus características orejas de perro estar completamente caídas. La chica junto a nosotros no producía ni un solo ruido, su mirada estaba pegada en el suelo, para ella el golpe era más fuerte, algunas lágrimas salían de sus ojos, pero las frenaba con sus dedos para que no lo notáramos.

Nunca los había visto así.

Al llegar la chica fue a hablar a solas con su hermana en el templo, tenía mucho que decirle, la noticia que estaba por recibir la anciana no era nada agradable de oír. De cualquier forma, era una mujer fuerte, esto no la va a derrotar.

El mitad bestia me deja acostado en un futón dentro de la casa para recuperar fuerzas, él se sienta en la esquina de la habitación sin más, su ánimo no mejoraba ni un poco. Quise entablar un tema de conversación, pero al final decidí mejor no hacerlo, no era lo correcto.

Los aldeanos estaban mucho más tranquilos desde la última vez que los vimos, donde reinaba la histeria. El kitsune hizo un muy buen trabajo. Hablando del rey de Roma, el zorrito aparece corriendo por la puerta y se pone junto a mi visiblemente preocupado.

Shippo: ¿Qué te pasó?

Aparte de observarme en las condiciones en las que estoy acostado, también estoy seguro se dio cuenta de lo desanimado que se veía el que vestía de rojo. Le negué con la cabeza para indicarle que no continuara preguntando, suele ser muy insistente a veces y este no era el momento.

Un largo rato después aparecen las sacerdotisas, Kagome tenía los ojos rojos de tanto llorar. La debe estar pasando horrible. No quiero imaginar la clase de sentimientos que está experimentando. Y la mujer mayor transmitía mucha tristeza en su mirar.

Por más que deseaba dormir me resultó imposible, tantos pensamientos pasando por mi mente me obligaron a permanecer consciente. Las dudas y sospechas crecían exponencialmente ¿Qué es lo que sucedió con Kikyo? Era la pregunta que se paseaba por mi cabeza.

La anciana nos sirve un delicioso almuerzo, la comida también fue en silencio, no se podía disfrutar el rico platillo con el deprimido aire a nuestro al rededor, ni el pequeño kitsune tenía ánimos de nada. Nunca hemos pasado por un día tan callado como hoy, sin “abajo”, sin peleas, sin risas, solo tristeza y angustia.

Luego de terminar el hanyu tomó la palabra, debo decir que hasta llegué a extrañar su molesta voz.

Inuyasha: será mejor que volvamos a viajar. No podemos dejar de buscar los fragmentos por esta situación.

Kagome: no, quiero quedarme con Kaede —le contesto seria.

Inuyasha: —molesto— te necesitamos para que busques los fragmentos.

Kagome: ya te dije que no quiero.

Parecía decidida en su postura.

Kaede: hermana, lo más sabio es que continúen, no pueden detenerse por nada del mundo, muchos inocentes dependen de ello. La misión es mucho más grande que nosotros.

Tenía razón, no nos podíamos distraer de nuestro objetivo principal. Fueron las palabras de la anciana las causantes de que finalmente la joven aceptara. Armamos las cosas y partimos una vez más esa tarde cuando ya había recuperado las fuerzas. Pasaron las horas con lentitud sin que nada interesante sucediera para sacarnos de este ambiente. El niño llegó a tal punto de intriga que ya no aguantó más permanecer en la ignorancia.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora