Capítulo 58: Venganza

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~Hakuryu

Desperté temprano en la mañana, cubierto de sudor y con mi boca completamente seca. Corrí lo más rápido que pude a mi mochila y tomé de una botella de agua dejándola vacía en pocos segundos, estaba sediento. El híbrido me quedó mirando sorprendido junto con el anciano que despertaron por todo el ruido que hice.

Hakuryu: tengo calor —expliqué riendo nervioso.

Totosai: ¿Por qué no van al bosque que da hacia el norte? Queda cerca y ahí hay un gran río en el que pueden refrescarse. De todas formas, aun me queda un día completo de trabajo con Colmillo.

Hakuryu: suena bien para mí ¿Vamos? —al perro.

Inuyasha: —se cruza de brazos— yo solo quiero mi espada terminada.

Hakuryu: —ruedo los ojos— iré solo.

Preparo las cosas y camino en dirección donde indicó el que antes servía a Inu no Taisho.

Inuyasha: ¡Oye, espérame! —me sigue.

Estúpido tsundere, no te entiendo.

Totosai: ¡Diviértanse! —se despide.

Luego de un par de minutos llegamos al nombrado bosque, entramos e inmediatamente cambió el clima, la humedad seguía en el aire pero la temperatura había bajado y corría viento. Respiré más aliviado. Veo el río a lo lejos y no tardé en meterme adentro con mi traje de baño que traje por si acaso. Sentir la fría agua sobre mi piel fue un placer de los dioses.

Hakuryu: ¿No vas a bañarte? —le pregunté al mitad bestia que estaba sentado en la orilla.

Inuyasha: yo no hago esas cosas de niño —le lanzo agua y lo dejo empapado— ¡Oye!

Hakuryu: solo los gatos le tienen miedo al agua.

Inuyasha: —indignado— ¡Ahora vas a ver! —se saca la parte de arriba de su ropa y salta al río.

Al final estuvimos un buen rato jugando a la guerra de agua como dos niños, la pregunta era cuál de los dos estaba más mojado. Luego en la tarde —después de secarnos y almorzar— decidimos volver con el herrero, ya estaba anocheciendo. Comimos la cena en el cráneo y salí a sentarme afuera como la noche anterior. Escuchaba al hanyu gritándole al anciano por demorarse un día más de lo previsto.

Alcé la vista al cielo, apenas se podían distinguir las estrellas por los gases del lugar, me recordó a la contaminación en la gran ciudad de Tokio y al templo en el que vivo.

Mi hogar.

Inuyasha: no debiste haber venido —suelta sin más al sentarse al lado mío.

Hakuryu: ¿Por qué dices eso? ¿Te molesto?

Inuyasha: no, tonto. Lo decía porque tendrás que esperar para ver a tu familia —habló adivinando mis pensamientos.

¿Por eso le reclamaba tanto a Totosai? No pude evitar una pequeña sonrisa, estaba empatizando conmigo.

Hakuryu: nada fuera de lo usual —comenté resignado.

Inuyasha: ¿No los extrañas? —cuestiona desconcertado.

Hakuryu: todo el tiempo —confesé— sobre todo a mi madre. Su compañía me hace falta.

Necesitaba sus palabras de aliento para continuar el viaje manteniendo la cordura, su voz me trae a tierra y me ayuda a entender cosas que ni me imagino. Aun dependo de ella.

Inuyasha: es alguien que te hace sentir seguro.

Hakuryu: así es ¿Cómo lo... —al ver esa expresión melancólica en su cara me di cuenta a qué vino esa frase— ¿Estás hablando de tu madre verdad?

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora