Capítulo 71: Parásito

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El lobo y el perro parten a toda velocidad tras esa horrible presencia, mientras el resto intentamos seguirlos como podemos.

Ginta: ¡Súbase en mi espalda, señora!

La sacerdotisa salta a su espalda y el zorrito se oculta entremedio de su negro cabello. La gran gata con su cabeza me lanza a su lomo donde iban Sango y Miroku. La manada va junto a nosotros siguiendo a los caninos que corrían más adelante.

Muy profundo en el bosque encontramos al que vestía de mandril. Estaba parado junto a una carroza tirada por un esquelético caballo, arriba había una jaula tapada con una manta. Todos los animales —incluyendo a Inuyasha y Koga— comenzaron a gruñir al verlo.

Naraku: al parecer los encontré cuando estaban juntos —dice como si realmente fuera accidental.

Miroku: todos sabemos que no es casualidad.

Naraku: no importa, me voy a deshacer de todos —agarra la manta— sal de ahí, Juromaru.

Al quitar la tela por fin vemos quien estaba encerrado en aquella jaula, se trataba de un escalofriante hombre de cabello lila, traía puesto una especie de bozal y sus azules ojos eran como mirar la muerte. Naraku le abre la puerta dejando que salga, cadenas sujetaban sus brazos y piernas. Una criatura salida de un cuento fantasmal.

Koga: ¡Libéralo para que pueda acabar con él! ¡Y luego te mataré a ti!

No parece una muy buena idea.

Naraku: una vez que lo libere, no habrá salvación para ninguno de ustedes.

Alza la mano y las cadenas lo sueltan, al instante, el albino ser voltea y en un veloz movimiento le arranca la cabeza al semi-yukai. Todos hacen sonidos de sorpresa, nadie se lo esperaba, atacó a su creador.

Naraku: —su horrible risa sale de la cabeza en el suelo— diviértanse.

Todo rastro suyo desaparece, era una marioneta. Típica cobardía suya.

Hakuryu: es diferente a las otras extensiones de Naraku, se rebela.

Sango: no parece una extensión.

Inuyasha: como sea —se truena los dedos— hay que acabar con él.

Koga: ¡Hazte a un lado, bestia! ¡Esta es mi presa!

Se abalanza sobre el repugnante ser adelantando al garras.

Inuyasha: ¡No te metas! ¡Lobo rabioso! —le grita corriendo tras de él.

Par de idiotas.

Sango: deberían unir sus fuerzas en vez de ponerse a competir.

Hakuryu: los dos son orgullosos fanfarrones, no harán eso, ni mucho menos frente a Kagome.

Me alegro no ser parte de ese circo.

Shippo: y muy tontos.

Ginta: también.

Cuando el lobo va a golpearlo el aterrador sujeto lo esquiva y casi le da un puñetazo en el estómago, si no hubiese sido por el perro atacándolo por el otro lado, el alpha habría quedado sin aire tirado en el suelo.

Shippo: es muy rápido —exclama asustado.

Miroku: incluso pudo hacerle frente a la velocidad de Koga.

Eso sí que es sorprendente y aterrador.

Koga: no digas estupideces, monje, nadie se iguala a mí.

Engreído.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora