Capítulo 21: Cercanía

267 28 39
                                    

Llegué al futuro en un abrir y cerrar de ojos, subí rápido por la escalera para salir del pozo y fui a mi casa corriendo al encuentro con mi familia, me recibieron con una cálida bienvenida. Me hacía tan feliz volver a verlos.

Naomi: te extrañamos mucho, querido hijo —me da un beso en la mejilla.

Abuelo: debes contarnos cómo te fue.

Sota: ¡Te fuiste por mucho tiempo, hermano! —me abraza la pierna.

Hakuryu: —revuelvo el cabello del niño— en la cena les cuento todo.

Fue así que ayudé a mi mamá a servir, la comida era deliciosa, como siempre. Procedí a darles todos los detalles de mi largo viaje. Sorprendidos escuchaban las historias de la Perla, Kikyo, Kagome, Inuyasha, Miroku y como estas se entrelazan entre sí. Traté de resumir todo lo que había acontecido en mi ausencia. Hasta llegué a contar la resurrección de la antigua guardiana de Shikon.

Abuelo: ese tal Naraku suena un ser de lo más perverso —me entrega pergaminos sagrados impresos de la computadora— los vas a necesitar cuando vuelvas.

Hakuryu: no es necesario, abuelo, el monje Miroku tiene varios de esos.

Reí nervioso, no quería decirle que esos al no ser auténticos jamás van a funcionar en demonios reales.

Sota: ¡Yo iría con mi espada y lo destruiría con mi fuerza! —mueve sus bracitos como si sostuviera una gran arma.

Naomi: sí, claro, mi amor —le sonríe con ternura— ¿Cómo luce ese sujeto?

Hakuryu: no lo sé, nunca lo hemos visto, según Miroku adopta diferentes formas.

Abuelo: por eso no debes hablar con extraños —¿Y eso qué tiene que ver?

Naomi: ¿Cuándo piensas volver allá?

Hakuryu: no lo sé, depende de la evolución de las heridas de Kagome, dijo que vendría a buscarme cuando mejore.

Abuelo: pobre chiquilla, tan joven y ha sufrido tanto —toma de su té.

Tenía razón, no merecía nada de lo que había ocurrido en su vida. Tanto ella como Kikyo habían sido víctimas de horribles sucesos que ninguna joven debería pasar. Su historia ya fue escrita, no hay nada que pueda hacer al respecto. Sin embargo, la mujer de barro estaba haciendo cosas incorrectas guiada por su odio, como intentar matar a Inuyasha o robar las almas de difuntos. Pensaba en ello mientras lavaba los trastes.

Después de eso me fui a dar una ducha relajante y luego a la cama, aproveché de cargar mi teléfono para utilizarlo un rato, la cantidad de llamadas perdidas de Akane eran preocupantes, cuando fuera a la escuela al otro día tendría que inventar muchas excusas. De cualquier manera, la suavidad de las sábanas y mi almohada me hicieron entrar en un sueño profundo sin mayores inconvenientes. Extrañaba las comodidades del mundo moderno.

A la mañana siguiente partí hacia el centro de estudio, el clima estaba cálido y soleado, un lindo día. Apenas puse un pie en la entrada aparece la chica con el puño más fuerte que he conocido corriendo en mi dirección con los brazos extendidos.

Akane: ¡Haku! —se lanza sobre mí abrazándome— ¡Estaba tan preocupada! ¡¿Por qué nunca llamas cuando estás enfermo?!

Hakuryu: lo..lo siento, no me dan ganas de tomar el teléfono cuando me siento mal —le correspondo al efusivo saludo.

Siento que voy mejorando mis mentiras.

Detrás suyo aparece caminando el chico de la trenza, cruzado de brazos y con cara de pocos amigos.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora