Capítulo 42: Espejo

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Pasaron las horas hasta el almuerzo, ponemos una manta en el suelo y tenemos una clase de picnic improvisado en medio del bosque. Comíamos el famoso ramen una vez más, todo era risas hasta que se siente una presencia maligna a nuestro alrededor. Nos ponemos en posición de ataque al instante. Se trataba de varios yukais ocultos entre los arbustos.

Inuyasha: ¡Muéstrense de una vez, cobardes!

Las criaturas salen de sus escondites, eran 4 en total con una típica horrible apariencia.

Yukai: ¡Entreguen los fragmentos de Shikon!

Se abalanza contra la azabache, el hanyu iba a matarlo pero mi hermano se le adelantó.

Rukawa: ¡Yo me encargo! —lo destruye con su látigo verde— ¡Quería usarlas! ¡Soy genial! —emocionado.

Presumido.

Inuyasha: ¡Deja de molestar! —le grita enojado porque él quería acabar con el demonio.

Rukawa: —mirándose las uñas— solo estás celoso porque mis garras son más fuertes que las tuyas.

Inuyasha: ¡¿Qué dijiste?! ¡Mis Garras de Acero son mucho mejores que ese poder basura de Sesshomaru!

Ambos discuten. Ruedo los ojos, no tienen remedio.

Miroku: así estarán un buen rato —nos advierte.

La tarea de aniquilar los 3 seres sobrenaturales que aún vivían ahora recaía en nosotros, o mejor dicho en la exterminadora.

Sango: yo lo hago ¡Hiraikotsu! —acaba con los otros de un solo ataque.

Al final eran unos demonios debiluchos. La gata ni siquiera se levantó de su asiento para enfrentarlos, se estaba limpiando la patita con su lengüita. Que tierna.

Kagome: ustedes dos, ya dejen de pelear —intenta detenerlos.

Ninguno la escucha y continúan discutiendo sobre cuáles eran las mejores garras para derrotar a Naraku.

Muy maduros, nótese el sarcasmo.

Shippo: un “abajo” siempre funciona.

Hakuryu: buena idea.

Kagome: —asiente— abajo.

El de cabello gris cae al suelo mientras el universitario se ríe de él, nunca entenderé cómo disfruta tanto con el sufrimiento de los demás.

Inuyasha: ¡¿Kagome, por qué lo... —observa alrededor— ¡¿Y los yukais?!

Hakuryu: los derrotó Sango.

Inuyasha: ¡Me quitaron la diversión! —reclama.

Kagome: eso te pasa por andar distraído —le recrimina.

Inuyasha: él comenzó —lo apunta.

Rukawa: mentira —se defiende— ¡Kagome! ¡Me está mirando feo! —la abraza— ¡Quiere golpearme!

Inuyasha: ¡Suéltala!

Los separa poniéndose entremedio de ellos como un perro celoso de que su amo acaricie otro perro.

Hakuryu: —suspiro— siento que volví al jardín de niños.

El único que ríe con mi comentario es el que venía del futuro conmigo, los demás nos observaban confundidos. Solo nosotros entendemos esos desconocidos conceptos de la era actual.

Miroku: será mejor continuar con la comida.

Shippo: ¡Quiero mi ramen!

Nos volvemos a sentar en nuestros puestos para terminar de comer. Así pasó la tarde, monstruos débiles nos atacaron durante todo el día, por ende, Rukawa utilizando su látigo fue muy recurrente en todos esos momentos y su pelea con Inuyasha se prolongó hasta la noche.

InuYasha A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora