Ayden se había marchado de nuevo. Después de aquel acercamiento, cualquiera creería que las cosas entre ellos iban a mejorar, pero no fue así.
Él luchaba con sus demonios internos que le atormentaban.
—Tocarla ha sido un error que no pienso volver a pasar —dice a su abogado Daniel—. Necesito que, de ahora en adelante, tomes tú las cartas en el asunto, en cuanto a las citas y todo eso. No quiero tener que volver a acercarme a ella.
—¿No crees que exageras? —pregunta el abogado.
—No solo eres mi abogado, te considero un amigo, pero el que me preguntes eso deja muy en claro que no te interesa mucho lo que sienta —le recrimina mordazmente.
Daniel toma de nuevo un poco de whisky de su vaso, a veces no sabe cómo lidiar con su "amigo—cliente".
—Sabes que no me refiero a eso, supongo que te has de sentir horrible. Me dices que soy tu amigo, pero ni yo sé por qué no te puedes acercar a las mujeres —suelta recordando algo de una serie—. A veces pienso que eres como el personaje ese de la Teoría del Big Bang, Rajesh Koothrappali.
—Ni idea de lo que hablas, pero eso no me hará decirte algo —Ayden bebe también de su vaso—. Mi padre quiso que pusiéramos fecha de boda; sin embargo, Arya le dijo que yo ya se lo habría propuesto, y que era ella quien no se quería casar —explica a su amigo sobre la cena de hace unos días.
—¡¿Qué?! —Daniel Cheng, pone cara de sorprendido—. No supuse que fuera a llegar tan lejos, creí que con lo del hijo se calmaría.
—Sí, pero el maldito de Mark dijo que Arya era una puta a la que yo le pagaba y mi padre le creyó e insistió en eso de la boda —dice vagamente—. Nos fuimos a los golpes y mi maldito hermano terminó golpeando a Arya en el rostro, le partió el labio.
—No jodas... eso es muy
—Bestial —interrumpe Ayden—. Tengo una bestia por hermano.
—Recuerda que ella tiene que verlo en el hospital —comenta Daniel.
Ayden se para con bebida en mano y camina hasta el ventanal de su oficina.
—Lo sé, y no tolero pensar en ello, hablando de eso, tengo que ir a por Arya —mira su Rolex para comprobar la hora—. Hablaré con ella esta noche y le informaré que ahora tú iras con ella a las citas y cualquier cosa relacionada con el embarazo se comunique contigo. Otra cosa, ya eligió a una pareja gay para que fueran sus acompañantes hasta el embarazo, haz el contrato y que te firmen mañana mismo. Comunícate con ellos hoy, debes tenerlos en el archivo que me enviaste.
—Sí, los recuerdo, yo me comunico con ellos. ¿Quieres el contrato por las mismas horas nocturnas? —pregunta Daniel tomando su portafolio.
—Ni puta idea, pregunta a Arya sobre eso, ya le adapté su cuarto de spa —cuenta con cierta suficiencia—. Ha tenido los pies hinchados... me preocupa que algo no esté bien.
Daniel se ríe por lo bajo.
—En eso no puedo ayudarte, ninguna de mis mujeres ha salido embarazada, soy un soltero empedernido —dice sonriendo mientras ambos hombres bajan en el elevador.
—Extraño mi soltería —comenta Ayden al salir del elevador.
—¿Cuál? Si ni siquiera dejas que te toquen las mujeres.
Ayden le regala una mirada matadora a Daniel, quien decide alejarse a toda prisa de él antes de que le golpee. Es bien sabido que Ayden Emory no tiene pelos en la lengua, tanto como no tiene paciencia con los idiotas.
Arya ha esquivado todo el día a Mark, siempre que le veía venir se alejaba. Agradecía que fuera lunes y así la clínica estaría llena. Las personas suelen pensar que todo puede esperar al lunes que comienzan las labores, a pesar de que urgencias está abierta las veinticuatro horas.
ESTÁS LEYENDO
El enigma del millonario
RomanceArya Harley accede a un acuerdo millonario con Ayden Emory, un magnate de Nueva York, a cambio tendrán un hijo y una relación ficticia, pero con la regla inquebrantable de no tocarlo ni enamorarse. ¿Descubrirá este enigma que rodea al millonario?