El niño se quedó dormido en brazos de Arya, esa noche ella no tuvo que contarle un cuento, sino la historia de su vida. Ayden le había dicho que había lastimado a su mamá y que por eso ella se fue. Nunca le contó el porqué, el cómo ni el cuándo. Eso eran cosas que ellos como adultos solucionarían con el tiempo.
—Debes descansar —comenta Ayden mirando que está incómoda—. Deja te ayudo a acomodarlo, además tienes que hablarle a Robín.
—Es cierto... —ella se levanta de poco y sale de la cama mientras Ayden acomoda a su hijo y lo arropa.
Arya camina hasta la salida y toma de su bolso el celular. Busca el número de Robín en el respaldo de su email y le llama.
—Hey, ¿sigues vivo? —pregunta ella cuando descuelga.
—¡Aún! ¿Vendrás a dormir hoy o ese millonario tuyo ya te secuestró? —inquiere riéndose. A lo lejos se escucha que ve alguna película.
—Mañana te cuento, solo hablaba para avisarte que paso por ti a las nueve, ¿está bien? —explica ella.
—Vale, pero dime ¿tan bueno es en el sexo? Mira que desde que llegamos no te has parado a dormir un solo día aquí —pone en evidencia a Arya con una risita pícara.
Arya suelta una carcajada, pero recuerda que su hijo está dormido y baja el volumen.
—No, déjate de tonterías —regaña ella—. Por cierto, ya Aryehn sabe que soy su mamá.
—¡Wow! ¡Amiga, eso es maravilloso! —exclama él, contento de que Arya por fin haya tenido la oportunidad de reencontrarse con su hijo y el amor de su vida—. Ya no más falta que te cases con tu millonario y vivir felices por siempre.
—Ajá, me iré a dormir —amenaza ella—. Mañana tenemos la cita a las diez, te estás listo —pide de nuevo a sabiendas de que su amigo siempre tarda un poco más de lo normal.
—Vale... buenas noches —se despide riéndose.
—Hasta mañana —responde y cuelga.
Al entrar a la recámara de Ayden se escucha que él está en la ducha. Así que ella va donde el closet y saca un cambio de ropa para dormir.
Se siente cansada y abrumada de tantas emociones. Una vez que Ayden sale, lo hace envuelto en una toalla. Arya no puede evitar comérselo con la mirada y traga en seco.
—Iré a darme una ducha —informa ella pasando por su lado.
Ayden la toma del brazo y la detiene.
—Espera... Yo. —No dice más, sin embargo, la atrae hacia él—. Esta noche ha sido especial. Nuestro hijo merecía saber la verdad.
—Lo sé, gracias por eso —comenta ella con la mirada perdida en sus ojos—. Sé que fue duro para ti estos años, pero prometo que haré lo necesario para compensar el tiempo perdido con Aryehn.
Ayden siente un poco de dolor cuando se da cuenta de que ella no lo incluye en la ecuación.
—¿Puedo abrazarte? —pregunta él.
Ella lo mira extrañado, ya se han abrazado y nunca pide permiso.
—Es solo una prueba... tú y yo, nunca... nunca te he abrazado sin tanta ropa —explica él titubeando, intentando sanar sus viejas heridas—. Solo es un abrazo, quiero probarme a mí mismo si puedo.
—¿Algún día me dirás que te pasó? —pregunta ella.
Ayden ahora es quien la observa con una mirada perdida, no conoce la respuesta.
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El enigma del millonario
RomanceArya Harley accede a un acuerdo millonario con Ayden Emory, un magnate de Nueva York, a cambio tendrán un hijo y una relación ficticia, pero con la regla inquebrantable de no tocarlo ni enamorarse. ¿Descubrirá este enigma que rodea al millonario?