La cirugía había sido un éxito, el pequeño ya descansaba en su habitación en el hospital. La policía aguardaba fuera mientras interrogaban a la joven madre. Jhony era tan solo dos años mayor que el hijo de su mejor amiga, la cual él consideraba como su hermana.
Estaba a una distancia prudente esperando que la policía dejara en paz a la joven mamá para poder hablar con ella. La chica no pasaba los veinticinco años, seña de que tuvo a su pequeño siendo menor o a los dieciocho, máximo.
Él estaba absorto en sus pensamientos y no se dio cuenta de que Alana le observaba embobada desde el puesto de enfermeras de ese piso.
—"Love is in the air" —se burla una de las enfermeras al ver a la doctora Taylor comiéndose con la mirada al nuevo jefe de cirugía pediátrica.
—Cállate, Miranda —la regaña—. Te puede llegar a oír.
—Dicen que es soltero —advierte ella animando a su superior—. ¿Ya tienes su número?
Alana le regala una mirada despectiva
—No soy una acosadora como tú comprenderás, Mirandita —se burla, pues ella dónde pone el ojo, pone la bala y ningún chico se le escapa.
—Bueno, yo pensaba darte esto —dice mostrándole un papelito con el número del doctor Evans.
Alana es más rápida y se lo arrebata, lo echa a la bata y camina rumbo dónde Robín. Este había recibido la noticia de que tenía una hermana, Emma Evans. Por más que intentaba reflexionar en su pasado, no recuerda que tal persona existiera. Ella había recibido la instrucción de atender al pequeño Jhony y sus cuidados postoperatorios, cosa de la que estaba encargada y la cual la mantenía ocupada por el momento.
Por el rabillo del ojo ve que Alana se acerca, no quiere hablar, así que saca su teléfono y marca rápidamente a Arya.
—¡Hey, hola guapa! —saluda alejándose, alcanza a ver cómo Alana se queda de pie a unos cuantos metros de él, pero no insiste en acercarse.
—Hola, guapo, ¿qué tal tu mañana salvando vidas? —pregunta ella sentada en el piso de la sala de juegos mientras Aryehn aprende a amarrarse las agujetas.
—Tuvimos un caso difícil... pero no te hablo por eso, hoy entró la nueva enfermera especializada en cirugía pediátrica. Obviamente, está asignada a mí, ¿sabes cómo se llama? —comenta él intentando que Arya adivine, pero esta vigila a su pequeño y le da instrucciones de cómo debe amarrar correctamente sus agujetas.
—No, ni idea ¿Arya? —pregunta.
Robín se da cuenta de que no le interesa mucho el tema; sin embargo, igual quiere decírselo. Son mejores amigos y cree que si no le confiesa esto no estaría siendo leal a esa amistad.
—Emma Evans —declara.
Arya deja de hacer lo que está haciendo y presta atención.
—¿Alguna pariente lejana?
—Mejor aún, dice que es mi hermana —confiesa él dejando a la doctora en silencio.
Arya se queda pensativa, tal como lo hizo en su momento él.
—Vaya, no me habías dicho que tenías una hermana —comenta ella.
—Por qué, según mis recuerdos, no la tengo... Lo siento pasa que no tengo muchos recuerdos de mi infancia. Mis abuelos "que en paz descansen" dijeron que todos habían fallecido en el accidente. Pero yo no recuerdo nada, tenía tres años...
El silencio se instaura entre ambos, él tiene razón, era muy pequeño para recordar todo.
—¿Quieres que te ayude a investigar al respecto? —ofrece su amiga.
—Solo alguien que se haga cargo, un investigador privado, o algo así —sugiere él.
—De acuerdo, buscaré a alguien, te tengo que dejar porque estoy ocupada —dice ella mirando a su hijo.
Robín vigila a su alrededor y se percata que la madre del niño ya ha sido dejada por la policía. Se despide de Arya y guardando su teléfono, va dónde su paciente y su progenitora para informarle del estado del pequeño.
Cuando termina de informarle no puede dejar de pensar en lo que sucedió con el pequeño.
—Jhony necesitará cuidados postoperatorios, ¿tienen algún lugar seguro para que él se recupere? —pregunta Robín interesado en la historia de ellos.
—Sí, tengo una amiga, es un sitio pequeño y ella tiene tres hijos, pero lograremos estar bien —asegura ella.
Robín se preocupa por el pequeño, él sabe que no están bien.
—Por el momento y debido a la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran, lo máximo que se puede quedar son cuarenta y ocho horas, después de eso y conforme vea cómo va mejorando de la cirugía, así como de los demás golpes, veremos si se queda o se va —informa él pensando en dejarlos el mayor tiempo posible—. Ahora, por cuestiones de política, servicios de protección al menor vendrán a verla.
La joven llora, entiende el porqué y teme que le quiten a su hijo.
—Comprendo, pero Jhony siempre está conmigo, solo se me hizo un poco tarde y mi novio llegó antes, a la niñera se le hizo fácil dejarlo con él, solo fue media hora.
—Media hora hizo la diferencia, usted llegó antes y eso le salvó la vida —Robín aprieta suavemente el brazo de la mujer para darle ánimo—. Espero que todo salga bien.
La doctora Swan llega en ese momento con el personal del servicio de protección al menor para interrogar a la mamá de Jhony.
Robín permanece sentado junto a la doctora Swan y la doctora Taylor. Escucha el interrogatorio y se da cuenta de que ella es una madre abnegada, estaba estudiando enfermería cuando salió embarazada de su profesor de Anatomía. Ella estudiaba en Auburn University, en Alabama, y sus padres la corrieron, lo que la hizo huir a Nueva York.
Cada una de las palabras que oía conmovían a Robín Evans. El departamento donde vive ella lo rentó, pero su novio le ayudaba con la renta. Sería imposible para ella seguir pagando la renta, niñera, cuidados del menor con lo que ganaba. Era cuidadora de enfermos y muchas veces las familias terminaban no pagándole cuando moría el paciente.
Una trabajadora social estaría al tanto de ella y su hijo, vigilaría que cumpliera con las condiciones que se le exigían para mantener a su hijo.
Robín, que pensaba en lo que era crecer sin una familia, tenía un mejor plan para ello, para eso llamo a Arya y le pidió su ayuda, un tanto desesperada, pero firme. Arya aceptó, pues ella también reconocía el sentimiento y así de esta manera comenzarían con su plan a futuro. Ahora solo faltaba una cosita simple, hacerle la propuesta a la madre y que aceptara por el bien de su pequeño, y de ella.
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El enigma del millonario
RomanceArya Harley accede a un acuerdo millonario con Ayden Emory, un magnate de Nueva York, a cambio tendrán un hijo y una relación ficticia, pero con la regla inquebrantable de no tocarlo ni enamorarse. ¿Descubrirá este enigma que rodea al millonario?