Fiji

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El día de las vacaciones se habían llegado

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El día de las vacaciones se habían llegado. Faltaba exactamente una semana para Navidad. Arya había reservado en las Islas Fiji. Era un sitio al que nunca había ido, ni él, ni ella, por lo tanto, sería una experiencia que ambos disfrutarían en compañía de su hijo. Ese día saldrían temprano, en el primer vuelo de la mañana. Sebas y Bea los acompañarían junto a Daniel y Cathy; y por supuesto, Robín.

El rumor de las vacaciones se había extendido, todos necesitaban un respiro después de todo lo que había pasado últimamente. Era bien sabido que todos necesitaban descansar y despejarse, así que cuando Arya les comento sobre las vacaciones decidieron unírseles.

Ella no tenía ningún problema con eso, al contrario, disfrutaba de la compañía de Sebas y Bea, aunque Cathy no era de su total agrado, no tenía nada en contra de ella, se notaba que estaba muy enamorada de Daniel; sin embargo, había algo que no le terminaba de gustar o cuadrar de ella, le parecía falsa de alguna forma.

John se quedaría a cargo de su seguridad en el extranjero, llevarían a sus guardias y dejarían a gente custodiando la casa, tanto de Gerard como de Ayden.

La investigación seguía su proceso, el detective Robinson les dijo que había encontrado una nueva pista cuando fue a revisar la casa del difunto, había una cámara oculta en la sala de Gerard. No sabían quién la había puesto ahí, pero tenía un propósito que era vigilar los movimientos, las entradas y salidas, qué hubiera en ese lugar. Para el detective Robinson todo había sido parte de un plan para robar.

—Vámonos ya, démonos prisa —pide Ayden a su novia y a Sebas que vienen cargando con la pañalera y el niño y el guardaespaldas los sigue con las maletas. Bea yace arriba del coche.

Todos suben al auto mientras John, los lleva hacia el aeropuerto dónde les esperan los demás.

El vuelo está pronosticado para hacer al menos de veintidós horas, por lo tanto, llevan algunos juegos didácticos para distraer a Aryehn.

El pequeño permanecía tranquilo, su madre decía que le vendría bien ese viaje.

A pesar de lo cansado del vuelo, cuando arribaron todos a Fiji estaban muy contentos y emocionados. Arya, por su parte, no podía creer que estuviera en un sitio mágico y paradisíaco junto al hombre que ama, su hijo y sus amigos, ya que Robín, Sebas y Bea se habían convertido en personas importantes para ella. Sabía que Daniel y Cathy habían sido personas valiosas para Ayden y respetaba eso. Ella había intentado hacer buenas migas con ellos por el bien de la relación.

Era de tarde cuando llegaron a las Islas, luego de documentar su reservación en el hotel decidieron dar un paseo romántico por el atardecer en los alrededores.

—Realmente no puedo creer que esté aquí contigo y con nuestro hijo —comenta Ayden claramente feliz.

—Ni yo, es una sensación que no puedo procesar. Me siento completa con ustedes aquí. Aunque me hubiera gustado poder disfrutar de este momento en compañía de mi mamá y de tu padre.

El enigma del millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora