Arya Harley
Ninguno dice nada hasta que llegan al estacionamiento de un alto edificio, por la misma calle.
—Esta es mi casa —informa al bajar—. Bueno, uno de estos pisos es mío.
Ayden camina alejado de ella sin invadir su espacio personal y ella por temor de él tampoco se acerca.
Entran al elevador privado y llegan hasta el pent house de Ayden.
—Pase, siéntese y le traeré agua —dice sin mirarla—. Ya ha bebido suficiente.
El hecho de que le echara en cara esos dos tragos no le pasa desapercibido. Hace nota mental de que a él no le gusta que beba.
—Pensé que quería que me largara —murmura en un hilo de voz Arya cuando él pone el vaso de agua frente a ella y se sienta en el sillón más alejado.
—Eso quería, pero Daniel me ha dicho que estos trámites pueden tardar meses —aclara como si eso le molestara—. Seré sincero con usted, necesito un hijo, pero sin que mi padre sé entere de que es por vientre de alquiler, él tiene que saber que es mío, no importa el cómo y, por si fuera poco, necesita creer que usted y yo tenemos una relación —dice en voz alta haciendo que Arya sienta mariposas en el estómago—. Falsa por supuesto. No tiene que acercarse a mí, ni abrazarme, ni besarme, ni nada de eso. No tolero el contacto. ¿Entiende?
Arya procesa toda esa información y la resume en su cabeza.
—Entiendo, darle un hijo, ser su novia de mentiras y jamás tocarlo —resuelve para ambos haciendo que él asienta orgulloso de que ha entendido—. Solo tengo dos preguntas, si usted es el donante de esperma, ¿quién pondrá el óvulo? Y la segunda ¿Cuánto está dispuesto a ofrecer?
—Pensé que Daniel le había explicado que usted sería también la donante de óvulo... como dije, no tolero el contacto físico con nadie, eso no me hace un buen candidato con las mujeres, así que el trato será que además del embarazo subrogado, también sea donante ¿La cifra? Pagaré lo que quiera.
La joven se siente aturdida por aquello. Una cosa es no sentir ningún lazo, pero el donar óvulos para el proceso significa involucrarse.
—Necesito pensármelo —aclara ella—. No supuse que tuviera que ser madre tan joven, aunque eso signifique cederle totalmente a "nuestro hijo". En cuanto al monto, agradezco que diga que lo que quiera, pero esto es un negocio. Me gustaría reflexionármelo y también saber un poco más sobre las condiciones.
La forma en que ella lo dice, le deja más que claro a él que esto es difícil para ella.
—No agradezcas, esto es un negocio, tú quieres algo de mí, yo quiero algo de ti —responde fríamente Ayden haciendo que Arya de nuevo levante sus muros.
—Tiene razón, esto es un negocio, y como tal debemos negociar —dice tomando esa actitud sería que intenta tener—. ¿Cómo funcionaría esto? Vivo en Boston.
—Ocupo se mude acá, tendrá su habitación aquí, puede traer a su madre si quiere, solo vengo acá a dormir —advierte él quitándole importancia.
—¡Imposible!, mi madre no puede saber lo que haré, ella es religiosa, no me lo perdonaría —aclara—. Además, estoy en el último año de universidad, se suponía me mudaría a Alemania en un viaje de intercambio.
Ayden se para un poco frustrado con la situación, pero piensa en un plan.
—Vale, se viene acá y le ayudo a que se acomode en uno de los mejores hospitales de la ciudad —asegura pensando en su hermano menor—. Yo me haré cargo de todos los gastos, le daré una pensión mensual... lo de su madre y bueno, el dinero para mí no es problema. Solo quiero saber si va a cumplir mis cuatro condiciones.
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El enigma del millonario
Roman d'amourArya Harley accede a un acuerdo millonario con Ayden Emory, un magnate de Nueva York, a cambio tendrán un hijo y una relación ficticia, pero con la regla inquebrantable de no tocarlo ni enamorarse. ¿Descubrirá este enigma que rodea al millonario?