Arya Harley accede a un acuerdo millonario con Ayden Emory, un magnate de Nueva York, a cambio tendrán un hijo y una relación ficticia, pero con la regla inquebrantable de no tocarlo ni enamorarse. ¿Descubrirá este enigma que rodea al millonario?
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Arya se despierta pensando en su hijo, una preocupación insana se apodera de ella y corre a la habitación de Aryehn para ver a su pequeño. Abre la puerta encontrándolo hecho un ovillo en la mitad de su cama. Se acerca cautelosamente a su lado y se acomoda junto a él para abrazarlo.
Aryehn al sentirla se gira y se acomoda en su costado.
—Mami, te quiero —dice el niño entre dormido y despierto abrazando a su madre.
—Yo a ti mi niño, hermoso —responde Arya sujetándolo con firmeza hacia ella.
Durante todos estos años el temor de no volverlo a ver era muy grande, pero ahora que están juntos, el temor de perderlo no se compara a lo que sintió anteriormente.
Mientras medita en lo que su esposo estaría haciendo en esos momentos, se permite disfrutar de ese pequeño momento con su hijo. Es hasta una hora después que Aryehn se despierta completamente y bajan a desayunar.
—Buenos días, señorita Harley—saluda Tim saliendo de su escondite y tomando desprevenida a Arya.
—¡Me asustaste! No me acordaba de que estaban aquí —dice un poco exaltada.
—Lo siento, señorita Harley —responde Tim, muy apenado—. Solo quería avisarle que la niñera se ha reportado enferma, tiene catarro y no quiere enfermar al pequeño.
—Oh... cuanto lo siento, en un rato le mandaré mensaje para ver cómo sigue —comenta mientras sirve el desayuno para su hijo y ella—. ¿Ya desayunaron?
Tim se le nota con un poco de vergüenza.
—No se preocupe por nosotros, tenemos una pequeña cocina en la sala de operaciones de la casa —informa un poco sorprendido al notar que ella no sabía eso—. Creo... creo que aún no conoce esa parte del edificio, ¿no es así?
Ella niega con la cabeza.
—Si gusta una vez que terminen de desayunar puedo mostrarles rápidamente el sitio —se ofrece Tim intentando ser cortes.
—De acuerdo, yo te llamo, entonces —agrega Arya antes de sentarse a la mesa y desayunar con su hijo.
—Con permiso, señorita Harley —se despide Tim regresando a la sala de operaciones.
Arya tiene mucha curiosidad por saber que es lo que hay en ese lugar, pero intenta mantener la calma, apenas son las ocho de la mañana y tiene todo el día para ello. Después de todo, está encerrada en esa casa junto a Aryehn para salvaguardar sus vidas.
A eso de las once, luego de que ha jugado con su hijo y le da ha dado una lección de preescolar, se da cuenta de que se siente aburrida y un poco abrumada. Está acostumbrada a tener cosas que hacer. Cuando ve a Aryehn muy entretenido mirando tele, llama al investigador a cargo del caso de la dizque, hermana de Robín.
—Hola, señor, Harrison Valestin —saluda por llamada al investigador prestigioso y muy famoso—. Soy Arya Harley.
—Sé quien es usted, ya hemos hablado anteriormente —responde tajante dejando a Arya sorprendida—. Si me habla para saber sobre el tema de la hermana de Robín Evans, le enviaré en una hora todo lo que encontré a su correo electrónico. Se va a sorprender.
