Cuando Arya subió al todoterreno inmediatamente Robín comenzó a interrogarla.
—¿Ya me dirás que pasó?, ¿o me seguirás manteniendo en ascuas? —inquiere con ansiedad su amigo.
—En la casa te digo —advierte Arya señalando a los guardaespaldas. Ella no sabe que tanto saben o no saben ellos.
La idea de que alguien la está siguiendo es escalofriante.
Si bien, Ayden dice que Jeff no es el culpable, ella no puede pensar en nadie más que no sea él. Tampoco quiere hacerse ideas en la cabeza, pero a su vez no quiere vivir preocupada, suponiendo en sí es o no su hermano.
—Harry, llévanos a Rikers —informa Arya a su guardaespaldas.
—¡¿A Rikers?! —inquiere Robín asustado.
—Tengo que informarle al señor Emory antes —dice Harry.
—No lo harás, desde ahora yo pagaré tu nómina y me cuidarás a mí —dice con mucha autoridad la doctora—. Estoy en peligro y quiero poder saber en quién confiar. Si van a estar informándole todo a ellos, entonces bájense e iremos solos.
Harry mira a su compañero conductor, el cual Arya no conoce su nombre, pero lo ha visto en otras ocasiones.
—Lo siento señorita, Harley —dice Harry—. Pero tenemos un contrato firmado con el señor Emory, él es nuestro empleador. Por esta ocasión la llevaremos, sin embargo, tenemos que informarle una vez lleguemos allá.
—De acuerdo, así me dará un margen para entrar a ver a mi hermano —Informa, pues lo que planea hacer no es nada de otro mundo—. Tú vendrás conmigo —le dice a Robín.
—¿Yo? Es mejor que te acompañe Harry, ¿en qué puedo ayudarte yo?
Robín no era una persona violeta, y para él el concepto de una prisión le parecía algo muy agresivo. Si tuviera que defender a Arya lo haría, pero sabía sus limitaciones, tanto como sus virtudes.
—Vale, te acompañaré, no obstante si comienza una pelea, créeme que no soy el mejor lanzando puñetazos —revela él con poco ánimo.
—No habrá pelea alguna. Solo iremos a interrogar a mi hermano —explica ella para la calma de Robín.
El chofer se dirige a Rikers para una breve charla con Jeff.
—Llamaré a Sebas —declara ella sacando su teléfono y marcando su número.
—Hey, hola —saluda el mayordomo y amigo de la familia.
—Hola, Sebas ¿Ya se fue Olivia? —pregunta ella.
—En eso esta, ¿quieres que te la pase?
—No, solo quería saber si te quedas con Aryehn un poco más. Tengo unas cosas que hacer y llegaré un poco más tarde de lo normal ¿está bien?
—De acuerdo, no te preocupes —dice Sebas—. Bea ha llegado temprano y está aquí con nosotros. Aryehn ya comió y trae sueño. Lo más seguro es que lo metamos a bañar para que tome una siesta.
—Perfecto entonces. Intentaré no llegar tan tarde —dice Arya con pesar. No quiere perder la tarde de juegos con su hijo.
Sebas y Bea han sabido no solo ser buenos empleados, sino también amigos y una especie de tíos para Aryehn.
Arya está agradecida con todo lo que hacen.
—Gracias, Sebas, no sé qué sería de mí sin ustedes. Nos vemos más tarde.
—Es un gusto, hasta pronto —se despide y cuelga.
Durante el trayecto, Robín se pregunta de qué va todo eso. En cuanto llegan a Rikers, ellos bajan del auto.
—Aquí espérenme, ah, y cuando le avise a su jefe, dígale que lo obligué —dice Arya a Harry, importándole muy poco el regaño de Ayden.
Caminan hacia dentro e informan el porqué de la visita. Luego de la revisión y de pedir que dejen sus pertenencias en custodia, son llevados al área general de visita.
—¿Ya me dirás que diablos está pasando mujer? Me siento en un capítulo de La Ley y El Orden —revela Robín un poco nervioso.
—Me han estado siguiendo y planeaban secuestrarme...
—¿Qué? ¿No jodas? ¿Crees que fue tu hermano? —cuestiona Robín mientras todas las preguntas que quiere hacer se agolpan en su mente.
—Eso es a lo que venimos. Quiero averiguar si fue él —explica Arya sentándose en una de las bancas frente a las mesas de visita.
Mientras esperan a que el hermano de Arya sea llevado, esta le relata la situación a Robín. Ambos intentan sacar conclusiones, pero es extraño todo.
—De haber sabido que todo esto iba a pasar, te hubiera tratado de convencer de que no nos mudáramos a Nueva York —concluye Robín sintiéndose agobiado.
En ese momento aparece Jeff.
—¡Hermanita, has vuelto! —dice en un tono emocionado.
—Aquí estoy... pero no vengo en una visita social —corta Arya el buen ánimo de su hermano con un tono gélido.
Jeff se sienta y mira al hombre sentado junto a su hermana.
—¿Qué desean? Por algo están aquí, eso es claro —inquiere Jeff en un tono desconfiado.
—Seré directa y breve. Alguien asesinó al padre de Ayden, pero eso ya lo sabías. Esa misma persona mandó a que me siguieran y al parecer que me intentaran secuestrar. Sin embargo, el responsable apareció muerto ¿Tienes algo que ver en esto?
Arya estudia la reacción de su hermano.
Esta pasa de asombro a ira.
—¿Cómo te atreves a pensar eso siquiera? —inquiere molesto—. Te dije que cambié. Me duele que creas que fui yo.
—Lo siento... en el pasado intentaste hacerme daño. Eso no se olvida —suelta Arya con intención de dañarlo.
—Te equivocas, solo quería dinero, no hacerte daño. Perdón si te lastimé, las drogas me tenían mal, pero te dije, cambié.
—Bien, entonces si no fuiste tú, no sé quién diablos pueda ser el responsable —dice con agobio—. Ya no sé qué más hacer, Jeff...
La desesperación en su voz era palpable.
Jeff, supo que ella estaba ahí por dos cosas, una para comprobar que él no estuviera involucrado, y dos, por ayuda.
Arya no tenía las agallas de involucrarse en nada turbio. Pero él tenía contactos. Y si podía ayudarla, lo haría. Así fuera la única forma de redimirse por el trato que le dio en el pasado.
—No te preocupes, Arya. Te ayudaré a buscar al responsable. Tengo algunos amigos afuera que me deben unos favores. Yo me haré cargo.
—¿Harías eso por mí? —inquiere Arya agobiada—.¿Me ayudarías a encontrar al responsable?
—Te dije que sí, he cambiado, Arya. Y si esto es lo que puedo hacer para que aceptes mi perdón, lo haré sin dudarlo —declara Jeff con una sincera preocupación.
—Entonces dame tu mano —pide ella y sacando un plumón anota un número—. Llámame cuando sepas algo, Jeff.
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El enigma del millonario
RomanceArya Harley accede a un acuerdo millonario con Ayden Emory, un magnate de Nueva York, a cambio tendrán un hijo y una relación ficticia, pero con la regla inquebrantable de no tocarlo ni enamorarse. ¿Descubrirá este enigma que rodea al millonario?