Los amantes despertaron uno abrazado al otro. Arya abrazaba a Ayden por el pecho y mantenía una pierna encima de la de él. Piel con piel. Desnudos del alma y del cuerpo. Un golpe en la puerta los despereza. Arya se estira, pero el calor de Ayden es más cómodo para ella.
—¿Quién? —pregunta cuando vuelven a tocar.
—Despierta, dormilona, tenemos que trabajar, vamos tarde —exclama Robín del otro lado de la puerta.
Arya pega un brinco bajándose de la cama y rápidamente se envuelve en su sábana.
—¿Dónde vas? —inquiere Ayden intentando alcanzarla cuando pasa, por un lado, de él.
—Al trabajo, es tarde, nos quedamos dormidos —aclara Arya ajustándose la sabana alrededor para que no se vea nada.
—¿Iras vestida así? Por qué si es así, creo que iré a por una consulta —bromea Ayden sentándose en la orilla de la cama completamente desnudo.
—No, iré a mi habitación a cambiarme —responde ella y se acerca a él solo para darle un beso en los labios—. Lo de anoche, fue una de las mejores noches de mi vida —declara Arya sin dejar de darle besitos en los labios—. Gracias por hacerme la mujer más feliz del mundo.
—De haber sabido que esto iba a funcionar, lo estaría haciendo todos los días... ¿Segura que vas tarde? ¿No quieres quedarte un momento? —pregunta él abrazándola de la cintura.
Poco a poco va desanudando la amplia sábana alrededor de su pecho.
—Ayden... es tarde —se ríe ella nerviosa—. ¿No tienes alguna empresa que comprar y competidores a los cuales destruir?
—Eso suena como si fuera el malo —Ayden hace un puchero pero la deja ir.
Arya se refuerza la sábana y camina a la salida. —Te veo más tarde —asegura y sale con cuidado de que Robín no vaya a ver el cuerpo desnudo de su hombre.
—¡¿No estás lista?! —exclama Robín exageradamente.
—Ya voy... ve bajando —pide sonrojada.
Robín se da cuenta y abre la boca sin creer lo que ve.
Mientras ambos bajan las escaleras al segundo piso que es dónde están sus habitaciones, robín le da un empujoncito.
—Pilla, eres una bribona dormilona que se quedó despierta tarde por los placeres carnales —bromea él—. Espero que ahora que comienzas a disfrutar de ese mundo vasto de la sexualidad, más allá de un vibrador, dejes de joderme cuando llego tarde por el mismo motivo.
Arya lo golpea en el hombro riéndose.
—Deja de burlarte, ya no te diré nada, pero cállate —pide aún con una sonrisa en los labios mientras entra a su habitación y cierra la puerta.
Ella se cambia rápidamente mientras Robín baja a esperarla.
Olivia está ahí, Aryehn, sigue dormido.
—¿Y Aryehn? —pregunta Robín.
—Está dormido —revela Sebas.
—¿Lo viste dormido? —cuestiona Robín, haciéndosele raro que siga aún en cama.
—Sí, yo lo vi.
—Qué extraño, iré a verlo, ah esta hora ya está despierto —dice sin más y sube escaleras arriba. Cuando llega al piso donde están sus recámaras, Arya ya va saliendo de su habitación mientras se hace un moño en la cabeza.
—Te dije que me esperaras abajo —lo regaña.
—Vamos, dice Sebas que Aryehn sigue dormido, es raro ¿no crees?
Arya se alarma, por ir bromeando con Robín, no revisó la recámara de su hijo ni comprobó su estado.
Suben casi corriendo las escaleras y cuando llegan a la habitación, Aryehn yace echo un ovillo en la cama. Todo cubierto de sudor.
—Tiene fiebre —declara Arya verificando su temperatura—. En el cajón, de ahí, saca el termómetro.
Robín obedece y saca el aparato y le toma la temperatura en la frente.
—Treinta y nueve punto seis —informa—. Hay que llevárnoslo.
—No, es mucha, puede convulsionar —dice ella alarmada. Siente lo abrumador del momento, así que se detiene a pensar—. Ven, conmigo.
Arya toma a su hijo en brazos y cargándolo sale de la habitación.
—¡Ayden! —grita—. Ve por Ayden, estaré en la piscina.
—¿Piscina? —Robín no sabía de esa parte de la casa destinada a su pequeño.
El niño comienza a murmurar algunas cosas, está delirando.
El agua de la piscina no ha sido templada. Está helada. Así que ella se lanza ahí con cuidado con todo y niño. Detrás de ella llegan Robín y Ayden.
—¡Hay que llevarlo al hospital! —declara Ayden.
—¡No, pon el termostato de la piscina a agua templada! No podemos llevárnoslo así, si no controlamos la fiebre, está delirando.
Ayden siente que sus manos tiemblan. No era algo que esperara sucediera, así que hace caso a su mujer. Mueve el termostato de la piscina.
—No caliente, solo templada.
Arya está sentada en un escalón con su hijo completamente sumergido en el agua. Solo su rostro permanece fuera para que pueda respirar. Ayden se lanza al agua y sostiene la otra parte del cuerpo de su hijo.
—No deja de murmurar —advierte Arya—. Hijo, despierta, amor —pide Arya, pero el pequeño parece que está en el limbo.
Ayden comienza a llorar.
—Trae el termómetro —pide Arya a su amigo y este corre a por él.
De regreso llegan también los demás, Olivia, Bea y Sebas. Todos preguntándose qué sucede.
Arya tiene frío y Ayden también, pero el choque de temperatura le hará bien a su pequeño. El agua comienza a templarse. Ella no deja de hablarle a Aryehn con la esperanza de que despierte. Sus mejillas siguen sonrojadas, de la fiebre.
—Él estará bien, no te preocupes —asegura Arya a Ayden—. Toma el termómetro y toma su temperatura.
Ayden hace lo que pide.
—Treinta y nueve, dos —anuncia.
—Bien, no tardará en despertar —dice positivamente Arya—. La fiebre ya está bajando, aún le falta. Tengo que llevarlo al hospital y revisarlo. Robín, busca paracetamol, el gotero, tengo que darle —instruye a su amigo y este camina sin rumbo, pero no avanza mucho y regresa.
—¿Dónde está el botiquín? —pregunta.
—Yo te digo donde —avisa Olivia y se va con él.
—Sebas, trae, toallas y ropa para Aryehn, en cuanto llegue a treinta y siete lo llevaremos al hospital, por favor —pide intentando sostener el cuerpo de Aryehn pero sin acercarse mucho.
—Yo traeré toallas para ustedes —dice Bea.
—Gracias —dicen ambos.
Ayden se encuentra desolado. Él tampoco había comprobado a su pequeño anoche. Ahora ambos se sentían culpables.
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El enigma del millonario
Любовные романыArya Harley accede a un acuerdo millonario con Ayden Emory, un magnate de Nueva York, a cambio tendrán un hijo y una relación ficticia, pero con la regla inquebrantable de no tocarlo ni enamorarse. ¿Descubrirá este enigma que rodea al millonario?