Jimmy sabía que su padre estaba hablando en serio y tenía que hacer algo urgente antes de que empezara a subir las escaleras.
—¡Espera! —Lo detuvo cuando lo vio girarse y dar un paso—. Deberían tomar algo primero —sugirió fingiendo una sonrisa.
—¡Yo sí quiero algo! —aulló Victoria con voz chillona—, ya que mi sobrina no ha sido capaz de ofrecerme ni siquiera un vaso de agua.
Miró a Salomé con condena, pero ella no expresaba ni un rastro de remordimiento.
—Le diré a Ana que les traiga algo, mientras tanto —dijo dirigiéndole la mirada a su esposa—, Salo, adelántate y recoge las bragas sucias que dejaste sobre la cama, no queremos que tu tía y mi padre vean tu ropa interior, nena.
Con disimulo sacó la llave de su habitación del bolsillo delantero y la puso sobre la palma de ella.
Los ojos de Salomé escupieron chispas de fuego y sintió que se le iba la vida bajo esos iris negros que lo fulminaban, pero ella solo se soltó de su mano enganchada en su cintura y desapareció en lo alto de las escaleras.
Se apresuró a ir a la cocina para decirle a Anita que les sirviera algo de tomar a los invitados más aborrecidos, y luego salió por la parte trasera para no ser visto mientras subía al segundo piso.
Llegó al pasillo indicado y vio a Salomé saliendo del cuarto de al lado, arrastrando el par de maletas.
—Esto no se va a quedar así, no sabes con quién te estás metiendo —lo amenazó sin esconder la furia en sus ojos que se habían hecho más grandes por culpa suya.
—Lo mejor es que ellos piensen que somos la pareja feliz que quieren que seamos, más adelante me lo vas a agradecer —se justificó tratando de transmitirle a través de sus ojos que no quería pelear, pero la realidad era que no quería que Salomé le arrancara las gemelas y jugara al tenis con ellas.
—¿Qué se supone que tengo que hacer?, ¿guardar mi ropa interior en tu closet y poner flores en un jarrón, junto con peluches sobre la cama que digan "Te amo" cuando se les espiche la panza? —cuestionó irritada.
—Sí, eso es exactamente lo que hay que hacer, pero no te preocupes, vine para ayudarte, tú puedes ir por los peluches, mientras yo consigo las flores —dijo poniendo las manos sobre sus hombros—. Somos un equipo.
—¡Quítame las manos de encima! —sacudió los hombros la pequeña mujercita rabiosa para liberarse del peso de sus manos—. ¿Y dónde se supone que encontraré los malditos peluches?
—Te ocupas tanto en organizar tus fechorías en mi contra, que ni siquiera has tenido tiempo para mirar a tu alrededor y darte cuenta de que, justo a la derecha, hay un almacén donde venden de todo y a la izquierda hay un psiquiátrico dónde deberías estar internada.
Tan pronto como pronunció la última sílaba, sintió el peso de la pulga rabiosa sobre él.
Salomé se le subió encima envolviéndolo por la cintura con las piernas y empezó a desgreñarlo mientras gritaba como poseída.
—¡Estúpido, hijo de puta, ahora verás! —gritó mientras lo sacudía por el pelo, pero afortunadamente, Jimmy pudo atrapar sus manos antes de que lo dejara calvo y la aprisionó contra la pared, aun con sus piernas rodeándolo por la cintura.
La respiración de aquella mujer poseída por King-Kong, se aceleró tanto que la vio separar los labios para recuperar el aliento, mientras la aseguraba, apretándola con su cuerpo. Con una de sus manos le sostuvo los dos brazos sobre la cabeza y ancló la otra a su cintura.
Sus rostros estaban tan cerca que ambos respiraban el aliento del otro mientras se miraban a los ojos sin decir nada.
Se sentía tan bien tenerla en esa posición, sometida por él sin poder moverse, abierta de piernas, con su cuerpo pegado al suyo, que el tiempo se detuvo para él, y quiso permanecer así, contemplando cada uno de los rasgos de su rostro. Esa mujer lo miraba como si estuviera sintiendo lo mismo que él y eso solo alimentaba su deseo de no soltarla nunca.
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Selenelion (Sol y Luna)
RomanceJimmy es un hombre capaz de domar a cualquier mujer, excepto una... Una que por circunstancias de la vida termina siendo su esposa doce horas después de haberla conocido. Esa misma noche se dio cuenta de que, en lugar de mujer, parece un gorila salv...