Selenelion (Sol y Luna)

CAPÍTULO 43: La borrachera

El cucarrón salvaje salió de la casa como una adolescente escapando de sus padres y Jimmy no pudo evitar burlarse de ella desde la cocina.

Extrañamente, la casa era amplia y los muros eran escasos en la planta baja, así que todo se veía, desde la sala al comedor, del comedor a la cocina, y de la cocina se podía ver perfectamente la puerta de la entrada principal.

Por un lado, a Jimmy le encantaba el espíritu libre de la pulga rabiosa, pero por otro, no le agradaba mucho que saliera sola a un club con sus amigas, y menos después de lo que había hecho; pensaba que muy seguramente ella aprovecharía para encontrarse con su amante y no solo dejarse comer la boca, sino también pedir el plato fuerte... Eso lo llenó de celos y la sonrisa burlona desapareció de su rostro en cuanto se cerró la puerta detrás de ella.

Aunque tal vez no estuviera en sus planes encontrarse con ese rubio, se había vestido tan hermosa, que estaba completamente seguro de que atraería todas las miradas masculinas de ese lugar; seguramente, muchos hombres se acercarían a ella con otras intenciones, que de solo pensarlo, le dolía la cabeza, y cuando estuvo a casi nada de que se le cayera al suelo el plato que estaba fregando con tanta fuerza, reaccionó y respiró profundo varias veces para calmar su enojo repentino.

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Ana estaba limpiando la mesa del comedor y notó cada gesto de Jimmy, sonriendo porque sabía que la causante era Salomé.

La madre sustituta del niño bonito le había tomado mucho cariño al gorila sexi; por alguna razón, tenía el presentimiento de que era la indicada para su hijo adoptivo; sin embargo, no entendía por qué ellos seguían sin comportarse como una pareja normal, a pesar de que los había escuchado teniendo sexo salvaje en la habitación de Salomé hace tan poco tiempo y no solo eso; había notado también las miradas que se hacían y el fuego que ardía alrededor de ellos cuando estaban cerca.

La labor de cuidar a Jimmy como una madre, se le daba muy bien, pero nunca había tenido un hijo propio y no sabía como era dar consejos y charlar de cosas íntimas, por lo que casi nunca lo había hecho con él, y por eso también sabía que Pilar le hacía mucha falta al chico; con ella si charlaba de todo y le contaba absolutamente todo lo que le sucedía con total confianza, y ella también le hablaba sin tabúes, explicándole las cosas tal y como eran; por eso él siempre había sido responsable con respecto a las chicas y al sexo.

A veces quería ser su consejera, pero en eso era inexperta, así que solamente esperaba que él algún día sintiera la confianza de hablar con ella de sus problemas amorosos.

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Jimmy decidió subir a su habitación, luego de haber terminado de lavar los platos; se quitó el delantal y se despidió de Ana que, por alguna razón, seguía limpiando la mesa del comedor:

—Deberías irte a dormir, esa mesa ya está reluciente.

—Lo haré —sonrió y se dejó dar un beso en la frente, para luego darle su bendición—. Descansa cariño.

—Igualmente Anita.

Subió a su cuarto y se quitó la ropa para quedarse en bóxer y meterse bajo las cobijas, pero el tortuoso pensamiento sobre Salomé no lo abandonaba; por más que intentó concentrarse en todos los programas que encontró en la televisión, ni siquiera el futbol conseguía sacársela de la cabeza, así que decidió llamar a Paul.

—Hermano, necesito que vengas a mi casa —le dijo en cuanto su amigo contestó.

—Estaba a punto de irme a la cama, pero si quieres ya voy entonces.

—Hace tiempo no vienes, tenemos que hablar, además me dijiste que si te necesitaba te podía llamar.

—Sí, sí, claro, no me estoy oponiendo, ya mismo salgo para allá.