Tomó aire inhalando profundamente mientras empezaba a caminar hacia su oficina, y cuando estuvo a unos cuantos metros del cubículo de Brenda, achicó los ojos, fulminándola con la mirada, mientras ella acomodaba unos libros en su escritorio.
—No es necesario que lo hagas —le dijo y ella elevó la vista, percatándose de su presencia.
Arrugó la frente con confusión y luego sonrió atónita; sin embargo, la frente de Salomé no se alisaba y sus brazos se mantuvieron cruzados en el pecho, reprimiendo las ganas que sentía de abalanzarse y acabar con ella.
—¿Por qué, señorita? —preguntó la rubia, sin esperar la respuesta que su jefe le daría:
—Porque hace exactamente —miró el reloj en su muñeca—. Doce minutos con veintinueve segundos, ya no trabajas aquí —sonrió irónica—. Estás despedida.
La pelos de escoba se quedó tiesa y abrió levemente la boca sin poder creérselo.
—¿Q-qué dice?
—No me hagas repetírtelo niña, debes saber que solo me estoy conteniendo por Jimmy, o hace tres minutos habría empezado a barrer los pasillos de mi empresa contigo —aclaró sin dejar de asesinarla con el fuego de sus ojos—. Y no te hagas ilusiones, no es por lo que estás pensando, sino porque no quiero meter a Jimmy en problemas.
No quería darle vía libre de que creyera que, tal vez, Jimmy se enfadaría con ella si golpeaba a su ex amiga.
—¿P-puedo saber por qué?
Salomé abrió los ojos como platillos.
—¿Todavía lo preguntas? —cuestionó sin poder creérselo y luego soltó una risa—. No sabía que "descaro" era tu segundo nombre.
A Brenda le temblaban las rodillas, porque en realidad no se esperaba que eso sucediera.
Cuando besó a Jimmy había supuesto que estaban solos en ese piso, pero ahora no le cabía la menor duda de que la habían pillado, y aunque empezara a considerar vengarse del soplón, no tenía idea de quien podría tratarse.
Había una segunda posibilidad que rondaba su cabeza, pero sabía que esa no podía ser, porque según la advertencia de Jimmy, luego del beso, le había dado una oportunidad de enmendar su error; él no sería capaz de haberle contado a Salomé lo sucedido.
—¿Puedo hacer mi carta de renuncia? —preguntó tratando de que su situación se arreglara un poquito.
No quería salir de ahí despedida porque su pequeña empresa, que en realidad era un almacén de ropa, estaba empezando a salir del agujero en el que se había metido unos meses atrás, y ella no podía darse el lujo de quedarse sin trabajo en ese momento.
Si ya no podía trabajar en Textiles Sol, debía encontrar otro trabajo pronto; su hoja de vida no podía quedar tachada de esa manera, no podía salir de Textiles Sol, siendo despedida. ¿Dónde más le darían trabajo?
Los primeros segundos de pausa que hizo Salomé, le dieron la esperanza de que aceptaría, pero no estaba ni tibia si creía que ella le tendría compasión.
—Te di la oportunidad de trabajar en una de las mejores empresas del continente —la miraba casi sin parpadear—. Te ofrecí el puesto de secretaria para la dueña y directora general de Textiles Sol —continuó—. Te asigné un salario con el que cualquier trabajador con tu mismo cargo, tan solo podría soñar. —Su voz sonaba firme y precisa, quería recalcarle a esa piernas de garza, todo lo que había perdido por un simple beso, aunque... «¡Carajo! Besar los labios de Jimmy es alcanzar la gloria». Esa palabra no cabía ahí... y eso la hizo sentir todavía más odio y repudio hacia esa pálida mujer que tenía cara de "yo no fui"—. Y tú, ¿qué hiciste? Intentar burlarte de mí, ofendiendo también a MI esposo, porque Jimmy es MI ESPOSO, ¡PORQUE NINGÚN MALDITO CONTRATO DEFINE EL LAZO QUE EXISTE ENTRE ÉL Y YO! ¡¿Entiendes?!
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Selenelion (Sol y Luna)
DragosteJimmy es un hombre capaz de domar a cualquier mujer, excepto una... Una que por circunstancias de la vida termina siendo su esposa doce horas después de haberla conocido. Esa misma noche se dio cuenta de que, en lugar de mujer, parece un gorila salv...