Salomé rodó en la cama cuando Jimmy se descuidó y se quedó encima de él.
Comenzó a besarle el cuello, deleitándose con su piel mojada, y él se dejaba lamer y chupar porque lo estaba gozando.
—Vamos a quitarte esa ropa mojada —le habló susurrando a centímetros de su piel, y esta se le puso de gallina.
Se quedó sentada a horcajadas sobre él y comenzó a desabrocharle los botones de la camisa de arriba abajo, uno a uno. Sus labios tocaban la piel que iba quedando expuesta y cada vez bajaba más hasta llegar al borde del pantalón.
—No te detengas, nena —le rogó él, totalmente excitado y muerto de ganas porque ella le diera lo que anhelaba.
—Es mi parte favorita —confesó tomando el broche del pantalón—. Y quiero disfrutarla...
Le bajó la cremallera, sacó su pene del refugio, e inmediatamente se lo llevó a la boca, provocando que Jimmy dirigiera su cabeza hacia atrás y soltara un jadeo.
—Eres peligrosa —manifestó él e hizo un trago de gran volumen cuando ella lo atravesó hasta la garganta de un empuje—. Y lo mejor es que eres mía.
—Mm, está delicioso —afirmó Salomé y lo paladeó, resbalando la lengua desde el glande hasta la base.
Jimmy la miraba desde arriba y se sentía la más cabrona al ver las caras que él hacía y cómo arrugaba la frente, respirando con los labios entreabiertos, mordiéndoselos de vez en cuando para confesarle sin palabras que ella era una experta en comérsele el miembro.
Estaba tan riquísimo... tan duro, tan terso... que dejó de mirar a Jimmy para concentrarse solo en eso.
Su mano se paseaba por el tronco, resbalosa, y su boca producía más salivación solamente para complacerlo y llevarlo al límite, pero también se iba yendo ella, con ese sabor exquisito que él poseía y que la había vuelto adicta desde la primera vez que lo probó.
—Mm... —gemía y gemía sin sacárselo de la boca, aunque también quería manifestar lo mucho que lo estaba disfrutando, con palabras sucias—. Eres tan sabroso que quiero exprimirte hasta la última gota.
—Ah... —jadeaba él—. Tu lengua se siente tan bien ahí, pero no puedo esperar a deslizar mi pene dentro de ti.
Jimmy estaba apresado por ella, pero le encantaba... Cómo lo chupaba, lo lamía y lo prensaba entre sus labios, llevándolo a contar las estrellas, aunque fuera de día...
—Córrete ya Jimmy, dame toda tu leche, soy tu gatita —sonrió y le hizo ojitos antes de ingerirlo nuevamente y comenzar a embestirse la boca salvajemente, haciéndolo gruñir fuerte.
—¡Ah!... —gimió prolongadamente, sintiendo que estaba al borde del delirio—. ¿Dónde lo quieres?
Ella no respondió y, en cambio, le guiñó un ojo sin dejar de atacarse la garganta con su miembro, y entonces lo supo... Esa era una respuesta, ella quería tragárselo.
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Selenelion (Sol y Luna)
RomanceJimmy es un hombre capaz de domar a cualquier mujer, excepto una... Una que por circunstancias de la vida termina siendo su esposa doce horas después de haberla conocido. Esa misma noche se dio cuenta de que, en lugar de mujer, parece un gorila salv...