CAPÍTULO 91: Sacrificio lunar

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Jimmy salió de ahí dejando su corazón tras la puerta con ella y las lágrimas empezaron a correr por su cara sin pedir permiso, mientras bajaba las escaleras corriendo

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Jimmy salió de ahí dejando su corazón tras la puerta con ella y las lágrimas empezaron a correr por su cara sin pedir permiso, mientras bajaba las escaleras corriendo.

Salió directamente al parqueadero y caminó rápidamente hasta su pequeña poni, limpiándose las lágrimas que no paraban de escurrirle por las mejillas.

Se subió al auto y cerró las ventanas antes de soltar un grito desgarrador que le marcó las venas de la garganta. Recostó la frente en el volante y comenzó a sollozar como un niño...

Esa había sido la decisión más difícil que había tomado en su vida, y el dolor que sentía no era comparable a ningún otro.

La había perdido por decisión propia...

Lo que sucedió le hizo caer en cuenta de que ella era más importante de lo que creía.

La amaba por como era, por su esencia, por su independencia, por su libertad... Él no iba a ser un obstáculo para que ella cumpliera sus sueños y lograra sus objetivos.

La sintió frágil cuando le dijo que se quedaría.

Ella no tenía que volverse débil por él, no tenía que sacrificar nada y mucho menos algo que había esperado por tanto tiempo, algo con lo que había soñado incluso antes de conocerlo.

Él no iba a pasar por encima de sus objetivos individuales, por mucho que la amara, por mucho que la quisiera tener a su lado para siempre. Eso sería egoísta y no podía pensar en sus propios sentimientos; ella era más importante y amarla significaba querer lo mejor para ella, que claramente no conseguiría quedándose con él...

En medio del llanto desgarrador, sacó el anillo de la chaqueta, abrió la caja y lo contempló. Ya no se veía tan hermoso como cuando lo había comprado, imaginándolo puesto en el dedo anular de la mujer que amaba... Ella ya no lo luciría y esa joya ya no tenía sentido.

Se bajó del auto y caminó hasta los contenedores de basura.

Apretó la caja entre sus manos dañándola levemente, pero cuando estaba a punto de tirarlo, se arrepintió y volvió a guardárselo en el bolsillo.

No podía deshacerse de él; era el símbolo de la ilusión que había tenido de estar con ella para siempre... Era lo único que le quedaba de ese sueño, ya no tendría nada más...

Volvió a su auto y arrancó enseguida saliendo de la casa. No tenía idea de dónde iría, pero solo quería escapar de ahí.

Se había quedado solo... había perdido a su compañera para siempre...

Cuando murió Anita, estaba seguro de que no podría sentirse más triste, pero ahora estaba comprobando que sí podía ser más infeliz... Había roto el récord del sufrimiento... ¿Qué podía ser peor que eso? Ya no tenía nada por lo que luchar... ya no tenía nada que perder...

Selenelion (Sol y Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora