CAPÍTULO 105: Videollamada

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¿Y todavía lo preguntaba? No podía ni siquiera imaginarse cuantas veces su garrote había cobrado vida propia por culpa de su recuerdo. Esa pulga no tenía idea de lo mucho que la deseaba, y lo largo que se le había hecho el día, (y otra cosa), de tanto pensarla.

El idiota de Paul se había estado burlando de él en el desfile de ese día, por el montón de veces que se acomodaba la entrepierna mientras modelaba, y es que, aunque estuviera distraído con eso, no se hallaba en ninguna parte que no fuera entre las piernas de ella.

—Contigo, lo que quieras... —respondió, y la imaginó mordiéndose el labio inferior como a él le gustaba, sin enterarse de que así había sido.

—Entonces enciende la compu —le pidió con su voz sensual de niña traviesa, y él corrió por el aparato—. Llámame.

—Dame un segundo, preciosa —solicitó mientras trataba por todos los medios de que el portátil encendiera rápido.

Mientras tanto se iba quitando la chaqueta con la misma mano que sostenía el teléfono, y Salomé se dio cuenta de eso.

—¿Te estás desnudando, Jim?

—Sí, nena.

—¡Carajo, Jimmy! —lo reprendió y él se sobresaltó—. ¡Todavía nooo, quiero ver cómo lo haces!

Estiró los labios y sonrió culpable.

—Lo siento, pero es que... es que yo...

—Lo sé... sé que quieres lo mismo que yo y no imaginas cuanto te deseo Jimmy... —dijo poniendo un acento erótico en las últimas cuatro palabras, y él se apretó el miembro antes de sentarse en la cama de nuevo.

—Quiero comerte entera...

—Y yo quiero que me comas...

❤ღ❤

Por fin, Jimmy encendió el computador, y estaba tan lista para contestarle que el sonido de la llamada se escuchó fugaz.

Lo vio frente a la cámara, vestido de negro, y quiso sacar a pasear a su perra interior. Lo vio mirándola con deseo y moría por extraerlo de la pantalla y cabalgarlo como era debido...

—Papi, ¡qué rico estás!... —Se acercó a la cámara a tal punto de que solo se viera su boca y parte de su cuello, y se mordió el labio con deseo, para luego mirar directamente a la cámara, devorándolo—. ¡Papacito!

—Me muero de ganas por arrancarte esa toalla y usarla para amarrar tus muñecas a la cama, hermosa.

Salomé sonrió y desvió la mirada al vibrador que estaba a un lado.

No iba a mostrárselo todavía porque no sabía cuál sería su reacción. Estaba casi segura de que Jimmy no se opondría a que ella se diera placer con el objeto, pero quería calentarlo tanto, que él mismo terminara rogándole por verla embistiéndose con él...

—¿Quieres que me la quite?

—Sí, sí, siiiiiiiiiiiiiii.

—Si yo me la quito, me quedaré sin nada, y tú tienes muchas prendas encima.

❤ღ❤

¿Quién entendía a las mujeres? Primero se había enojado porque él se estaba quitando la ropa y ahora se quejaba de que estuviera vestido...

«¡¿Qué mierda?!»

Lo pensó, pero no lo dijo y fingió que no pasaba nada; sin embargo, se lo preguntó:

—¿Puedo empezar ya?

—Cuando quieras, mi vida.

Sonrió y comenzó a quitarse la chaqueta frente a la cámara, mientras ella lo miraba atenta con los labios entreabiertos.

Selenelion (Sol y Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora