CAPÍTULO 62: La tarea de la gemela

628 89 6
                                    

Una semana después, Salomé estaba en su oficina, organizando unos pendientes y eran las diez de la mañana, cuando el gruñido de su estómago la distrajo.

Jimmy y ella no habían alcanzado a desayunar en la casa, o más bien no habían querido ponerse a preparar el desayuno, porque Ana había salido temprano a uno de sus controles médicos.

Ignoró la primera protesta de sus tripas vacías, pero no pudo con la segunda, estaba hambrienta y por primera vez en mucho tiempo, llena de trabajo, por lo que recordó a Brenda... Le había ofrecido que fuera su secretaria prometiéndole que la llamaría, pero lo había olvidado por completo, así que salió de la oficina directo a la de su tía; sabía que muy probablemente ella podría proporcionarle el número de teléfono de la peli teñida.

—Siga —voceó Victoria desde adentro en cuanto tocó la puerta, y siguió hasta su escritorio—. ¡Sobrinita!, qué sorpresa verte pasar por aquí por voluntad propia.

—Necesito que me ayudes con algo. —Fue al grano, no quería que las críticas de su tía le arruinaran el ánimo.

—Sabía que si no necesitaras algo de mí, no vendrías... ¿En qué te puedo ser útil?

«¿Tú?, en nada...»

—Ah, sí, es que necesito el número de teléfono de la rubia patas de garza.

—Ja, ja, ja, ay, querida, si tu madre te escuchara se retorcería en su tumba —afirmó y Salomé quiso ahorcarla—. Ella siempre tratando de que fueras una niña bien educada y mira como resultaste.

—Mi madre sabe perfectamente como soy, y no hables de ella.

—Te pareces más a tu padre, mi hermanito tampoco perdía la oportunidad de burlarse de los que le caía mal —suspiró—. Pero bueno, vayamos al asunto. Yo no puedo ayudarte, pero sé quien puede.

—Te escucho.

—Si vienes a mí es porque no quieres pedírselo a Jimmy, ¿verdad?

«Tan chismosa, como siempre».

—No es que no quiera, lo olvidé y ahora él está en su empresa, en una junta con su padre que acaba de llegar al país, para elegir al nuevo administrador de la sede de España, no puedo interrumpirlo, pensé que estabas enterada de eso.

—Sabía que Frank estaba ocupado, pero no pensé que Jimmy estuviera en esa reunión; él siempre fue rebelde y resulta que tenía campeonatos de futbol cada vez que había alguna junta, pero veo que tú lo volviste juicioso —sonrió con malicia y burla al mismo tiempo—. Ja, ja, en fin... Pídeselo a Paul.

—¿Él está en C.M.L.?

—Así es.

Salomé hizo un mohín porque no quería moverse de Textiles Sol; tenía mucho trabajo como para tener que salir ella misma a buscar a Paul en la inmensidad de la otra empresa.

—Mmm, ok, veré como me las arreglo. —Caminó hasta la puerta—. Gracias —dijo antes de salir y cerrarla.

«Ahora tendré que ir a buscar al compinche de mi pimpollo».

Puso los ojos en blanco mientras caminaba de vuelta a su oficina, pero entonces, cuando estaba a punto de entrar, se le vino una idea increíble a la mente, y sonrió como si estuviera a punto de hacer una travesura.

Sacó su teléfono del bolsillo para marcarle a la gemela con poderes de médium, y le contestó en menos de nada:

—Dime, jefa.

—¡Lo adivinaste, gemela del demonio!

—¿Adivinar qué?

—Que tengo un trabajo para ti.

Selenelion (Sol y Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora