CAPÍTULO 76: Nos pertenecemos

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Capítulo 2 del maratón

Jimmy la miró perverso y no pudo contenerse...

Salió de la tina y le interceptó la boca, agarrándola de los glúteos para levantarla, y hacerla rodearle las caderas con las piernas.

Se tragó un gemido suyo, por haberla mojado, y la llevó hasta la habitación...

Acostándola sobre la cama, se quitó él mismo el bóxer mojado y luego le bajó las bragas de un solo tirón, para después sumergirse entre sus piernas...

—Ahhh —gimió ella al sentir esa lengua caliente invadiéndola, sin pedir permiso, y abrió las piernas completamente para darle la facilidad de devorarla a su antojo...

La consumió completa... chupándola sin parar mientras ella se retorcía de placer en la cama, a merced de sus lengüetazos y paladeos...

Estaba tan mojada, que consiguió disfrutar al límite de ese elixir que lo volvía loco, y de los gemidos que salían de su garganta...

Le envolvió los muslos con los brazos, abriéndola más y la miró, mordiéndose el labio para contener los gritos, y arañando las sábanas con sus uñas.

La sintió temblar bajo su agarre, y un chillido le avisó que había llegado al orgasmo, así que la disfrutó por unos cortos segundos más y luego la soltó:

—Anhelé tanto poder inhalar ese aroma de entre tus piernas... —le confesó al mismo tiempo que se cernía sobre ella acercándose a su boca, antes de succionarla—. Deseé probarte como un desquiciado.

—Ahhh —gimió ella otra vez al sentir un mordisco en el cuello.

—Cuando robé tus bragas yo... —Seguía besándole la piel, con descontrol mientras le rompía la bata que la recubría—. Me volví loco por ti... por tu olor...

Su miembro se resbalaba sobre la intimidad de ella, y elevaba las caderas para sentirlo más cerca.

—No fuiste el único —le confesó—. Yo no pude aguantar la tentación de meterme a curiosear en tu ropa interior, cuando robé tu cuarto...

Esa confesión lo hizo sonreír ampliamente, enseñándole a ella esos hoyuelos atractivos que lo caracterizaban.

—Por eso se impregnó tu aroma en mi cajón...

Arremetió con fuerza y se introdujo en ella de golpe... sin darle tiempo de protestar.

—Sí..., sí, Jimmy.

El bamboleo empezó y las palabras cesaron, para darle lugar a los resuellos y gemidos de ambos...

Salomé no sabía como más saciarse de él, lo abrazaba recorriéndole la espalda mientras él la embestía con fuerza y lentitud...

Rápido, lento, duro, suave...

Esas combinaciones que él hacía a la perfección la volvieron su esclava...

Lo envolvió con ambas piernas y lo apretó más a ella, para luego emitir un grito por la profundidad de la penetración.

—Ahhh —gruñó él cuando sintió que la cima de su miembro tocó fondo, y quiso hacerlo una y otra vez más... llenándola por completo, empotrándose en ella con golpes profundos que por poco descabezan a su amiguito.

—Lléname, no te contengas... —le rogaba Salomé queriendo que él expulsara su elixir dentro de ella, pero Jimmy no estaba dispuesto a acabar tan rápido...

—Date la vuelta, nena.

No lo dudó ni un segundo, y se incorporó, poniéndose a cuatro patas enseguida; expuso el trasero y dejó que sus senos se enterraran en el colchón, mostrándole lo que podía hacer para él... exponiéndole su intimidad abierta y húmeda para recibirlo...

Selenelion (Sol y Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora