CAPÍTULO 55: El beso mágico del rubio

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Jimmy despertó a las siete y lo primero que hizo fue revisar su celular, pero no había ninguna llamada perdida de ella.

Quería estar seguro de que Salomé había llegado bien a la casa esa noche y esperaba que no se hubiera puesto ebria como la última vez; quizás todavía podía estar en ese club, ya que había siete horas de diferencia entre un país y el otro, pero quiso creer que tal vez ya se encontraba durmiendo, así que prefirió no molestarla y esperar unas horas.

Se metió a la ducha, y luego bajó a la recepción del hotel para encontrarse con su padre y continuar con las diligencias. Faltaba mucho por hacer y le dolía la cabeza de solo pensar que no llevaba ni una semana fuera del país...

Frank lo estaba esperando mientras tomaba una taza de café, sentado en un sillón y hablando por teléfono, así que simplemente se sentó frente a él a esperar que terminara la llamada, pero pudo escuchar claramente parte de la conversación y frunció el ceño al notar una sonrisa pícara en el rostro de su padre, pero más se sorprendió al darse cuenta de quien era la interlocutora:

—Ja, ja, sí Vico, todo va muy bien, tal y como lo esperaba.

«¿Vico?»

¿Desde cuándo la tía de su esposa y su padre tenían tanta confianza?

—Lo repetiremos pronto, y será mejor que la última vez, puedes estar segura. —El entrecejo de Jimmy se arrugó completamente y se inclinó un poco hacia adelante para llamar la atención de su padre, ya que parecía estar en saturno, y parece que funcionó porque Frank lo miró escondiendo la sonrisa de inmediato. —Te llamo luego.

—¿Quién es Vico?

—Una socia —respondió a medias, porque era verdad, pero no quería especificar qué socia.

—¿De casualidad se trata de la tía de Salomé? —Le dio en el blanco porque lo vio apretar la mandíbula.

—Sí, ella, ¿por qué?

—¿Desde cuándo se tienen tanta confianza?, es cierto que he visto que ella se te pega como un chicle, pero no había notado que le correspondieras, y ahora parece que todo fluye perfecto entre ustedes.

—¿Te molesta?, después de que hace unos meses me propusiste que me casara con ella y tuviéramos hijos pecosos y güeros.

—Ese día estaba desesperado... No puedo creer que te lo tomaras en serio, y lo siento, pero no la quiero de madrastra, ¡es la tía de mi esposa! —Ya se le estaba empezando a dañar el día... No podía contemplar la idea de ver a su padre y a la tía de la pulga juntos.

—No te tomes todo a mal, ella y yo simplemente nos llevamos bien, eso es todo; no me agrada como mujer.

Lo vio tomarse el último sorbo de café, mirándolo a los ojos y por alguna razón veía sinceridad en ellos; solo esperaba que no estuvieran cogiendo tampoco...

❤ღ❤

El día de Salomé empezó perfecto, cuando lo primero que hizo al abrir los ojos fue mirar su celular, encontrando un mensaje de buenos días del pimpollo; excusándose porque lo más probable era que no pudiera llamarla durante el día, pero en la noche seguramente hablarían.

Era sábado y no debía ir a la empresa, así que optó por meterse a entrenar en el gimnasio, luego del desayuno. Al mediodía ya estaba duchada y vestida para salir a buscar a las gemelas.

Ese par de mujeres estaban siendo muy ingratas últimamente y ya casi no la visitaban, con la excusa de que ella se la pasaba con Jimmy todos los fines de semana, pero ahora que él no estaba ya no tenían ninguna excusa, así que subió a su auto, no sin antes contemplar a la pequeña poni de Jimmy, que estaba en el mismo lugar de siempre y sonrió, recordando las veces que habían empañado los vidrios...

Selenelion (Sol y Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora