Salomé tuvo que inhalar y exhalar profundamente varias veces para no irse corriendo detrás de Jimmy, arrancarle los huevos y hacerse un omelette con ellos; cerró la puerta con seguro y fue a ponerse la pijama por segunda vez en esa noche, con la esperanza de que por fin la dejaran dormir en paz.
Luego se sentó en la cama, que estaba perfectamente tendida con sábanas blancas, y sintió como si estuviera flotando en una nube; esta era aún más confortable que la suya, y eso la hizo sonreír; por lo menos estaría cómoda esa primera horrible noche que debía pasar fuera de su hogar.
Se levantó nuevamente, bajó el enorme y pesado edredón y se escabulló dentro, acurrucándose en posición fetal, como solía acomodarse para dormir; sin embargo, una vez que cerró los ojos, la sonrisa burlona de ese pimpollo y la expresión de su rostro pícaro cuando le guiñó uno de sus ojos acaramelados, apareció frente a ella, y de inmediato tuvo que abrir nuevamente los ojos de par en par y sacudir la cabeza para tratar de disipar su imagen.
Le preguntaba a su conciencia una y otra vez, por qué cada vez que lo veía, su rostro se quedaba grabado en su mente y se colaba en su inconsciente, para reproducir su imagen cada vez que cerraba los ojos. No podía soportar tener que empezar a verlo todos los días en la misma casa y ahora también tenía que aguantar que apareciera tatuado en su mente.
Sí, estaba guapo, no lo podía negar, pero había visto tantos hombres guapos en la vida y con ninguno de ellos le había pasado tal cosa. Se sentía muy extraña y peor aún, era tortuoso porque ella lo odiaba; era su peor enemigo, la habían obligado a casarse con él cuando ni siquiera lo conocía y, además, era un hombre engreído y orgulloso.
Luchó varias veces por quedarse dormida, contando ovejas, tarareando una canción de cuna e incluso se abrazó a sí misma y puso una almohada entre sus piernas para simular que no estaba sola, pero nada de esto le funcionó; siempre la imagen de ese pimpollo terminaba colándose en su mente cuando cerraba los ojos, hasta que se le ocurrió una brillante idea...
Siempre fue una chica muy curiosa, y en ese momento estaba en el cuarto de su enemigo; tenía todas las pertenencias de ese muñequito a su alcance, además de que disponía de muchísimo tiempo para explorar ese cuarto desconocido, así que se levantó de un salto de la cama, entusiasmada como una niña pequeña.
Antes de empezar a revisar cada uno de los rincones, se aseguró de que la puerta estuviera bien cerrada y luego empezó a observar a su alrededor definiendo por dónde quería empezar.
Se mordió el labio inferior sonriendo con picardía y decidió empezar a inspeccionar las mesitas de noche, pero se llevó una gran decepción cuando solo encontró algunos objetos sin importancia, como una linterna, gafas de lectura, libros y unas cuantas toallas pequeñas. Hizo un puchero de desilusión, al no encontrar algo que pudiera ayudarle a vislumbrar al menos un poco de la personalidad de ese chico engreído, o si acaso, alguna herramienta de manipulación que le sirviera para defenderse de él, si algún día intentaba algo en su contra.
Un tanto desanimada, se dirigió hacia el vestidor, donde había enormes closets con puertas anchas y abrió una de ellas, encontrando allí un montón de trajes colgados, de diferentes colores y tonos. Había atuendos negros, blancos, azules y grises; estos dos últimos de distintos tonos cuya diferencia era poco perceptible.
En las siguientes puertas había muchos pantalones formales, chalecos, camisas, corbatas, etc. Luego encontró el lugar donde guardaba su ropa informal: vaqueros, sudaderas, suéteres, jerséis y demás, descubriendo únicamente que, ese niño bonito tenía buen gusto y sabía vestirse muy bien.
Escarbó en cada rincón del cuarto vestidor encontrando calcetines, zapatos y todo tipo de ropa sin tomarle mucha importancia a las prendas, hasta que halló la ropa interior...
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Selenelion (Sol y Luna)
RomanceJimmy es un hombre capaz de domar a cualquier mujer, excepto una... Una que por circunstancias de la vida termina siendo su esposa doce horas después de haberla conocido. Esa misma noche se dio cuenta de que, en lugar de mujer, parece un gorila salv...