CAPÍTULO 60: Quedémonos así

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Gracias por seguir leyendo esta historia. 🤗Espero que se emocionen tanto leyendo, como yo escribiéndola.💞

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Se morían de ganas por estar juntos y darse amor, pero si era cierto que Jimmy estaba cansado, así que primero se dio una ducha rápida, mientras Salomé se lavaba los dientes en el mismo baño; pensó que se metería a la ducha y se aprovecharía de él, pero no, como toda una niña juiciosa, hizo lo que debía frente al lavabo mientras él a sus espaldas observaba su sombra a través del vidrio transparente.

La vio salir primero del baño y cinco minutos después él la acompañó, entrando a la habitación:

—¿Y ese vestido? —le preguntó al ver la prenda roja sobre la cama.

—Me lo había puesto para esperarte.

—¿Y por qué te lo quitaste? —cuestionó tomándolo entre sus manos para mirarlo.

—No sabía a qué hora llegarías y estaba aburrida, así que me cambié para ayudarle a Ana a limpiar el polvo.

La notó algo desanimada, y por primera vez en la historia de la humanidad, un hombre adivinó lo que pasaba por la mente de su chica:

—Te ves más sexi con mi playera. —Le lanzó una mirada coqueta, recorriéndola de arriba hacia abajo y viceversa, mientras ella lo miraba pasmada.

❤ღ❤

«¡Maldito pimpollo sexi!, sabes cómo volverme una tarada por ti...»

Lo que él dijo era todo lo que había deseado escuchar ese día.

Se había maquillado y vestido para él, para que finalmente terminara viéndola en fachas, pero esas fachas la hacían ver sensual, según él, y a pesar de que nunca le había importado la opinión de un hombre, sintió que era la mujer más sexi del planeta, no solo con las palabras que él había pronunciado, sino con esa mirada que le dio después, y él se veía tan apetecible con esa toalla envuelta en la cintura y el torso desnudo, que no dudó en dar la vuelta, y alcanzarlo al otro lado de la cama para abrazarlo y empezar a darle besos en la espalda y a lo largo de los tríceps, sorbiendo las gotas de humedad que había dejado el baño en su piel.

—¿Quieres jugar? —le preguntó él con esa voz masculina susurrada que tanto amaba.

—Quiero jugar... —respondió sin ninguna duda, y empezó a deslizar sus manos por los brazos húmedos hasta que llegó al abdomen y comenzó a ascender de manera pausada, acariciando sus abdominales con la yema de los dedos, sin parar de besarle los omóplatos, calmando su sed con esas gotas que sabían a manantial.

Las manos ásperas y al mismo tiempo suaves de él, cubrieron las suyas y las llevó hasta su boca para besar cada uno de sus dedos suavemente, chupando la punta, y haciendo que Salomé se paralizara de placer... Las malditas puntas de los dedos de sus manos se sensibilizaron como si fueran sus pezones, siendo absorbidos por la boca de Jimmy.

Ese muñeco de porcelana podía hacer que toda su piel recobrara vida bajo sus toques y sus besos; cada vez que estaba con él, se cercioraba de que ella se convirtiera en un chocolate que él podía derretir y disfrutar a su manera. La tenía en sus manos, no había duda, y no quería que la soltara nunca...

—¿Quieres suave o duro? —le preguntó él, consiguiendo que ella se mordiera el labio por esa pregunta.

—Sabes que puedes darme las dos cosas y me fascina, no preguntes. —Le mordió el dorsal izquierdo y él dio un respingo.

—Entonces espero que estés disfrutando lo suave, porque se acerca lo duro...

—Disfrútalo tú, te enseñaré una nueva forma de tortura —dijo, empezando a resbalar las manos por su pecho hasta llegar al borde de la toalla y desatar el nudo con un movimiento veloz, arrancándosela y dejándolo completamente desnudo.

Selenelion (Sol y Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora