CAPÍTULO 113: El trofeo más valioso

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Capítulo 3 del maratón

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Capítulo 3 del maratón

El viaje fue rápido y llegaron al rededor del medio día a la mansión donde los estaban esperando Frank, Victoria y Paul con un banquete y un montón de abrazos para los dos.

Mientras almorzaban, se contaron todas las aventuras que tuvo cada uno por su lado y no paraban de reír cuando fue el turno de Paul, relatando cómo fue para él ser mamá sustituta de cinco cachorros de león.

—Muerden fuerte —dijo enseñándoles una cicatriz en la mano izquierda de un cachorro que lo había mordido mientras jugaban—. Pero lo peor es limpiarles la caca, eso sí es un asco.

Jimmy no hacía más que burlarse de él, riéndose a carcajadas, y su amigo lo miraba con recelo, prediciendo que en cualquier momento soltaría un comentario gracioso al respecto.

—¿Y cómo terminaste cuidando cachorros de león? —preguntó Salomé—. Saray nunca me lo contó.

—Su madre enfermó y tuvieron que trasladarla a otro sitio para cuidarla —explicó—. Entre ellos había uno que era de otra leona, pero no se estaba alimentando bien por alguna extraña razón, así que también tuve que cuidarlo. Esa otra madre hubiera podido criarlos a todos, pero no quisieron arriesgarse, debido al problema con ese cachorro.

—Oh, entiendo, qué bonito debió ser cuidarlos, siempre quise un gato.

—En un tiempo, seguramente lo tendremos, pulga —le aseguró Jimmy a su esposa.

Estaba dispuesto a realizar todos y cada uno de sus deseos, mientras el universo le concediera el milagro de vivir para siempre a su lado.

—Y tú Frank, ¿cómo vas con el proyecto? —le preguntó Salomé a su padre.

—Excelente, todo está saliendo a la perfección, Paul es un excelente modelo. —El chico se aclaró la garganta, apenado, cuando todos voltearon a verlo.

—Te lo dije, bro, sabía que eras el indicado para reemplazarme.

Jimmy le sonrió orgulloso y él le devolvió la sonrisa.

—Es que están guapísimos los dos, representan muy bien nuestra marca —comentó Victoria.

—Bueno, creo que es momento de hacer un brindis —dijo Frank—. Por mis nietos, por mi hijo, por el triunfo de Salomé en el concurso y por el éxito del proyecto de C.M.L., en el que acabamos de incluir a Textiles Sol.

—¡Salud! —se escucharon las cinco voces al unísono, mientras se elevaban y chocaban cuatro copas de vino, y una de jugo de mora...

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El tiempo pasó, y una mañana, mientras Salomé regaba los girasoles que había sembrado Pilar, junto con Jimmy y Ana en el jardín; recibió una llamada inesperada...

Selenelion (Sol y Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora