CAPÍTULO 65: Locos de amor

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Esa semana había sido dura, los dos estaban llenos de trabajo en ambas empresas, pues, después de lo que había pasado en Corporación Matías Luna, tuvieron que ajustar muchas cosas.

Estaban todos reunidos en la sala de juntas de Textiles Sol; los dueños, gerentes, directores, coordinadores, administradores, contadores, y los jefes de logística de las dos empresas.

Salomé estaba al lado de su esposo en la mesa y los acompañaban Frank y Victoria del otro lado.

Por primera vez conoció el lado estricto de su suegro, porque sin ser grosero, reprendió severamente a los responsables por el descuido que los llevó a perder grandes sumas de dinero para las dos empresas, porque Textiles Sol también se vio muy afectada y en ese momento ella supo cuán inmensa era su responsabilidad ahí.

Victoria también tuvo la oportunidad de lucirse, regañando a sus empleados, y hasta hubo algunos que fueron migrados a otro cargo; sin embargo, nadie había sido despedido, pero la reprimenda, más las consecuencias de tener que trabajar el doble, servirían de enseñanza para todos.

Salomé y Jimmy también tuvieron la oportunidad de hablar, y ella era muy buena defendiéndose en público, pero se quedó sorprendida cuando lo escuchó a él. El pimpollo sabía cuando poner seriedad a las cosas, y tenía muy clara su función en ambas empresas, sobre todo en la suya.

La reunión fue larga, duró casi cuatro horas y terminaron exhaustos y cansados; sin embargo, Jimmy y Salomé esperaron que todos salieran primero de la sala de juntas, para quedarse discutiendo algunos temas de trabajo, mientras aprovechaban para darse esos besos que habían tenido que posponer durante cuatro horas, hasta que alguien tocó la puerta interrumpiéndolos en una de esas tantas besuqueadas.

—¡Pase! —voceó Salomé sin querer parar de besar a Jimmy, y cuando miró de reojo dándose cuenta de quien era, lo besó con más vehemencia.

Su secretaria, patas de garza, se había tenido que quedar hasta tarde a petición suya, a pesar de que no tuviera que hacerlo, porque Salomé no tenía ninguna tarea para ella; era demasiado independiente y le gustaba hacer todo sola, así que después de las seis, que era su hora de salida, la puso a reubicar los libros de la biblioteca que tenía en la oficina, sabiendo que luego, ella misma volvería a dejarlos como estaban...

—Señorita Sol, lamento interrumpir —dijo Brenda, mientras se asomaba con una pila de carpetas en las manos.

—Dime —contestó, luego de que Jimmy soltó su boca para seguir pasando los labios por su mejilla, descendiendo por el cuello, sin tomarle importancia a la pobre rubia que se quería salir de la piel, para poder largarse y no ver esa escena de amor empalagosa.

—La señora Victoria quiere que ustedes dos revisen estos documentos, verificando que no falte ninguna firma.

Salomé puso los ojos en blanco y Jimmy dejó lo que estaba haciendo para mirar por un segundo a Brenda, que aprovechó para encontrar su mirada, pero él la esquivó inmediatamente, dejándola con ganas de ver esos ojos miel que tanto extrañaba, porque desde que era secretaria de Salomé, solo le quedaba tiempo para respirar.

—Está bien, déjalos aquí.

La peli teñida entró y colocó los documentos en la mesa, justo frente a ellos, mirando a Jimmy que tenía la cara enterrada en el cuello de Salomé, y ella se dio cuenta del coraje que poseía su enemiga.

—Aquí tienen.

—Gracias, puedes irte.

La pelos de escoba quería que Jimmy le lanzara una última mirada, pero no fue así, y tuvo que darse la vuelta y salir sin nada, perdiendo la única oportunidad que había tenido de interactuar con él, en mucho tiempo.

Selenelion (Sol y Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora