CAPÍTULO 111: Un beso de amuleto

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Capítulo 1 del maratón

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Capítulo 1 del maratón

Llegó el esperado viernes, cuando finalizaba la jornada larga de ensayos y no debían preocuparse por el lunes, ya que tendrían esa próxima semana de descanso, gracias a la amable maestra que se había apiadado de ellos.

El equipo de ballet decidió celebrar la libertad yéndose a pasear desde el viernes; sin embargo, las tres amigas no se unieron al grupo. Primero, porque Sayda y Saray viajarían a Colombia esa semana, segundo, porque Salomé estaba embarazada y seguramente esa sería una fiesta llena de alcohol y descontrol, y tercero, porque para ella la mejor compañía tenía ojos caramelo y una sonrisa encantadora.

No le hacía falta nada más teniéndolo a él junto a ella...

Lo tendría solo para ella y eso era todo lo que había anhelado desde hacía mucho tiempo.

Había hecho planes con las gemelas porque no imaginó que Jimmy estuviera libre esa semana y pudieran verse, mucho menos que él iba a viajar a Los Ángeles para quedarse con ella, pero se le había cumplido el sueño y nada más le importaba; además, sabía que el par de hermanas también la pasarían muy felices con sus chicos en Colombia.

Jimmy ni siquiera había tenido que mencionar el tema del trato que hizo con Paul, porque la misma Saray, tan pronto la maestra les anunció que tendrían esa semana libre, gritó por todos los vientos que se iba corriendo a ver a su novio, y por obvias razones, Sayda se le pegó para ir a ver a su pelirrojo.

Esa misma noche las acompañaron hasta el aeropuerto, y los cuatro se despidieron con abrazos.

Salomé besó a Jimmy, abrazándolo por el cuello cuando se quedaron solos y después fue al baño para luego salir juntos directo a la playa, dispuestos a pasear un rato.

Los síntomas habían estado intermitentes; había días que Salomé no podía oler la carne y otros que hasta se imaginaba a sí misma asando a Jimmy en la parrilla. Su apetito era voraz, y más cuando él salía con sus bromitas pesadas que la sacaban de quicio.

La volvía loca... Loca de histeria, loca de impaciencia, loca de deseo, loca de placer, loca de amor..., pero sea cual fuera la locura, amaba que él se la produjera...

Lo último que había hecho, era llamarla "cucarrón salvaje" por el megáfono del aeropuerto, cuando ella había tardado tan solo veinte minutos en el baño.

No tenía idea de cómo lo había conseguido, pero lo oyó cuando se estaba subiendo los calzones luego de haber maldecido a su vejiga por no liberar toda la orina de una sola vez, sino por gotas. "¡Cucarrón salvaje!, ¿estás bien?, ¿te absorbió el retrete?, ¿voy por ti?", Fue lo que escucharon, ella y cada una de las personas que estaban en el aeropuerto, ya que él había utilizado el sistema de avisos para llamarla.

Cuando salió del baño, un montón de gente se le quedó mirando y maldijo porque su esposo fuera tan famoso, que todo el mundo, a pesar de ser extranjeros, sabían cuáles eran los apodos que él le había puesto y la reconocieron de inmediato. Algunos sonreían con amabilidad y otros con burla disimulada, sin quitarle la mirada hasta cuando se encontró con él y salieron juntos de ahí.

Selenelion (Sol y Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora