CAPÍTULO 85: Ardiendo

534 75 5
                                    

La jaló de la mano arrastrándola fuera de la oficina, directo al ascensor, y para ese momento Salomé ya estaba roja de la vergüenza y la anticipación de los hechos.

—¿Qué haces, Jimmy?, la jornada aún no termina.

—Me importa un comino que aún no termine —dijo cerrando la puerta del ascensor y marcando el botón -1.

—Pero... Jimmy, tu padre estaba preguntando por ti.

—¡Que se joda!

Llegaron al parqueadero y Jimmy no la soltaba de la mano, arrastrándola hasta la pequeña poni.

Le abrió la puerta del copiloto y a ella no le quedo de otra que meterse obediente.

Llegaron a la mansión y él besó el sensor para entrar, mientras que Salomé se dejaba llevar como una niña con sus mejillas sonrojadas.

—¿Dónde quieres hacerlo? —le preguntó una vez estuvieron adentro.

Ella lo dudó por un momento, y él tomó la decisión por ella, llevándola al mismo rincón alejado donde ella lo había llevado a él hace tiempo.

Abrió la puerta del cuarto de juegos y la hizo pasar primero, para luego ponerle el seguro al entrar.

Se acercó como un animal salvaje acechando a su presa, mientras ella retrocedía hasta chocar el trasero con la mesa de ping-pong.

—¿Qué me harás? —le preguntó en un susurro, mientras él se cernía sobre ella, pero sin tocarla.

—La pregunta debería ser, qué no te haré... —susurró en su oído y la escuchó jadear, cerrando los ojos, mientras se sostenía del borde de la mesa.

Le olfateó el cuello, rozándole la oreja con su nariz y ella ladeó la cabeza dejándose llevar.

—¿Vas a vengarte de mí? —preguntó Salomé con una voz que delataba su excitación.

—No, solo voy a recorrerte entera... —dijo chupándole el lóbulo de la oreja, y el gemido que ella emitió lo descontroló...

La agarró de la cintura y la hizo sentar sobre la mesa, abierta de piernas para él.

—¿Qué tan importante es ese enterizo que traes puesto?, porque voy a romperlo ahora mismo...

❤ღ❤

Salomé se estaba volviendo loca de deseo porque él la poseyera, pero la lentitud de sus acciones y los cambios repentinos de brusquedad, le fascinaban y por eso iba a permitir que hiciera lo que se le antojara con ella.

—No tiene ninguna importancia —afirmó anhelando que él rompiera esa prenda y apartara toda la tela que la cubría.

Su fantasía fue cumplida, cuando Jimmy puso las manos entre sus pechos y rasgó la tela de a poco, lentamente, descubriéndola de arriba hacia abajo hasta que la prenda hecha jirones cayó hacia los lados, dejándola en ropa interior.

—Voy a besarte hasta que me ardan los labios —declaró, mirándola salvaje a los ojos, mientras se deshacía él mismo de su propia ropa hasta quedar completamente desnudo.

—Siempre quise tener un tatuaje, y qué mejor que sea de tus besos.

Los labios de Jimmy interceptaron su boca, devorándola con frenesí, pegándose a ella, mientras lo atraía apretándole el trasero para sentirlo más cerca, y él la tenía agarrada de la cintura con fuerza, dejándole las marcas de sus dedos en la piel.

Las manos de él la soltaron para pasearse por su espalda y empezar a desabrocharle el sostén con destreza, hasta que le quedó la espalda libre y la acarició con ardor, de arriba hacia abajo, mientras ella se movía pegándose a su cuerpo, extasiada.

Selenelion (Sol y Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora