Niño #2

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Espero que les guste~

Nota: Muchos especulaban que Sandy y Pigsy tuvieron alguna clase de pelea, que era la razón por la que no se hablaban y MK no conoció a Sandy hasta que necesitaron su ayuda urgentemente

La escuela, bendita sea, pareció aflojar mucho la desconfianza de Xiaotian. Aprendió a no atacar a menos que intentarán levantarlo sin permiso y que no todo se podía solucionar con violencia, llegando a relajarse mucho, actuando como el niño que era y no como una especie de animal asustado por todo a su alrededor.

Se mantenía alejado de Tang, mirándolo solo de reojo y ocultándose cuando sus ojos se encontraban con los ajenos, al parecer no dispuesto a dar su brazo a torcer por el momento.

Mucho más allá de las bromas y juegos, Tang estaba dolido por la desconfianza que el hijo de su mejor amigo.

En general, las cosas iban bastante bien. Acomodar su horario fue menos complicado de lo que había esperado y el horario escolar le daba unas horas de libertad para poder acomodar su tienda por completo antes de tener que abrir. Además, la presencia del pequeño alegraba su día, especialmente cuando lograba hacerlo sonreir o reír, esos eran los mejores momentos.

Las cosas se complicaron un poco cuando decidió que necesitaba una niñera. Amaba a su hijo, su corazón blando se derretía cuando este lo seguía de cerca mientras trabajaba, pero era peligroso y tenía que pudiera lastimarlo de alguna manera.

-Puedo cuidarlo, Pigsy- Tang se ofreció nuevamente,

-No- ni siquiera hubo duda en su respuesta. -Confío en ti...- agregó rápidamente ante la mueca de tristeza pura en el rostro ajeno, haciendo una ligera mueca. -...pero a Xiaotian no le agradas y...temo que se te escape o algo así- por mucho que confiara en Tang y quisiera dejarlo a cargo, tenía que la desconfianza del niño hacia el hombre fuera lo suficiente para impulsarlo a irse. Tener a su hijo solo y vulnerable, recorriendo la ciudad por su cuenta, no lo hacía sentir para nada cómodo.

Pero le quedaba una opción, una con la que no había hablado en meses. Además, al fin tenía una excusa para arreglar lo que había estropeado, dos pájaros de un tiro.

Así que se trago todo el orgullo y el los nervios, junto a la culpa y la incomodidad, para empezar su camino hacia aquel barco tan familiar al que no había ido en unos cuantos meses. Tocar se sintió extraño y había una sensación de añoranza que empujó al fondo de su mente cuando vio el rostro de su amigo.

-Hola Sandy- sonrió con nerviosismo, intentando ignorar la incomodidad que lo inundaba. La última vez que se habían visto, las cosas no habían terminado muy bien.

-Pigsy...- el de piel azul se mostró sorprendido, parpadeando con confusión, su expresión relajandose considerablemente al ver al pequeño ligeramente oculto tras el demonio cerdo. -...oh...-

-Sandy, yo...- dudo, porque no tiene idea de cómo disculparse. Su pelea había sido totalmente unilateral, con mucho dolor y tristeza de su parte por la perdida de esos momentos, y se había alejado solo por no tener el valor de disculparse, la culpa creciendo en su interior con cada día que pasaba y veía una de las tantas fotos que tenían juntos.

-No hay problema, mi amigo- lo interrumpió con tono amable, mostrando una suave sonrisa. -Lamento que te hayas sentido tan mal y no haber podido ayudar- se veía tan culpable que dolia.

-Estuviste allí cuando ella murió, era todo lo que necesitaba- se apresuró a decir. La parecencia confortable y dulce del demonio de piel azul lo había ayudado mucho en su momento, aunque cuando estuvo solo, se hundió en su dolor. -Lamento haberte gritado...y el haberme alejado...-

-Todo está bien ahora- parecía tan brillante y Pigsy no dudo en sonreir, contento de tener a su amigo de vuelta. Ahí cuando cuando volvieron a prestar atención al niño, quien había salido de su escondite mientras hablaban y ahora estaba agazapado en el suelo, teniendo una competencia de miradas con Mo, el felino de pelaje azul.

-Él es Qi Xiaotian, es mi hijo- presente, sintiendo sus mejillas arder ligeramente cuando noto como la sonrisa de su amigo crecía considerablemente. -Es...algo reciente-

-Siempre supe que serias un buen padre- canturreo, sonando divertido y sincero, el cerdo bufando pero con una sonrisa en su rostro. Sandy le presto atención al niño, arrodillandose en un triste intento de hacerse más pequeño. -Hola pequeño amigo~- extendió su mano con esa sonrisa amistosa tan natural que siempre tenía y los ojos brillantes de amabilidad. Fueron tensos los segundos en los que ninguno se movió pero se repente, el menor avanzó, el cerdo preparándose para alejarlo si intentaba morderlo pero observó, lleno de asombro y alivio, como ay hijo usaba esa gran mano que le extendía como un impulso. Se trepó por el brazo musculoso hasta llegar a lo más alto, aferrándose mientras apoyaba lentamente su mejilla contra el hombro ajeno. Tenía los ojos bien abiertos y la curiosidad pura en su expresión pero se estaba agarrando y no mordiendo, así que eso era todo un avance.

-Él hace eso todo el tiempo- rio ligeramente y si su amigo creyó que el comportamiento del menor era raro, no lo demostró.

-Eres un pequeño muy pegajoso, ¿no es así?- arrullo con pura dulzura, alzando su mano libre para acariciar. Pigsy sonrío, suave y lleno de cariño, aliviado y contento de que las cosas hubieran salido bien.

~Monkie Kid~ 5️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora