Resentimiento

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Espero que les guste~

Nota: Amo la película de Nimona y esto se me vino a la mente después de leer mucho fanfic

Nota-2: En muchas versiones, dicen que Nimona no puede perdonar del todo a Ambrosius y la verdad creo que es cierto. Intentarían llevarse bien, todo por la felicidad de Bal, pero ambos cargan con sus propias historias y ambas chocan de cierta manera, así que no sería algo que se resuelva con tanta facilidad.

MK llevaba poco más de un día en ese mundo en particular pero incluso él, distraído usualmente, podía sentir la tensión entre ese pequeño grupo.

Nimona escupía resentimiento no muy oculto entre sus bromas, su ceño frunciéndose tan profundamente por momento y en otros luciendo devastada, como estuviera viendo a alguien conocido morir justo frente a sus ojos. Ambrosius lucia como si estuviera caminando encima de cáscaras de huevo, dudoso y temeroso, con la culpa presente en todo momento en sus ojos y la ansiedad en cada movimiento. Ballister parecía ser en intermediario, con los ojos llenos de cariño hacia esas dos seres que lo acompañaban y poniendo todo su corazón en evitar que ellos se arrancarán la garganta entre ellos, luciendo tan triste cuando los atrapaba peleando.

No quería ser metiche, porque no era su mundo y no conocía la historia completa, pero tenía la sensación que era cuestión de tiempo antes de que la tensión entre ellos reventara y sabía que algo así no sería bonito.

Así que cuando la discusión entre el ellos se volvió una pelea a gritos, salió de la torre y se alejo lo más que pudo sin perderse, quedando como águila en lo alto de un árbol. Aun podía escuchar sus voces pero estaban amortiguadas y no se entendían, así que era la mejor privacidad que podía darles.

-¡No puedes obligarme!- la cambia formas abrió la puerta con una patada, luciendo furiosa pero herida al mismo tiempo, con los labios apretados y los puños temblando. -¡No dejaré que me obligues!- y se trasformo en algo pequeño, una marmota supuso, y se alejo rápidamente, huyendo de la pareja.

-¡Nimona!- Bal salió, llamándola, bajando los brazos con decepción cuando ella no volvió al instante. Se veía tan triste que rompería el corazón de cualquiera. Detrás de él, apareció el rubio, luciendo destrozado y al borde de las lágrimas, retorciendo sus dedos mientras mantiene la distancia con su pareja. MK los mira, sintiéndose triste por ellos, pero abre las alas y vuela, usando su visión dorada para encontrar al ser de pelo rosa que se esconde de ambos.

La encuentra en su forma de adolescente, sentada en el suelo y abrazando sus piernas contra su pecho, mirando con expresión melancólica lo que parecía ser un pozo antiguo y  de aspecto desgastado, con los ladrillos de piedra amenazando con derrumbarse y la parte superior cubierta por tablas de madera. Aterriza a su lado y vuelve a la normalidad con un destello dorado, sentándose y dejándola pensar, sin insistir en que hablara.

-...el Jefe no lo entiende...- entierra su rostro entre sus brazos cruzados.

-¿Y si me ayudas a entender?- la miro, amable y tranquilo, sonriendo suavemente cuando ella levanta la cabeza para mirarlo. Parece dudosa, y MK cree que la han traicionado tantas veces que dar confianza es difícil, así que se queda quieto y espera.

Nimona duda mucho pero habla y cuando empieza, no parece que pueda parar.

Había muchos años de soledad y añoranza, la herida de una traición que solo crecía con cada ser humano que iba tras ella en un intento de matarla, el odio hacia la gente en general mientras era llamada monstruo solo por ser quien era, la tristeza de ser alejada solo por ser diferente, todo eso añadiendo el miedo que nunca la abandonaba del todo.

Sinceramente, conocer la historia completa de Nimona lo llena de tristeza pero lo ayuda a entender mucho de lo que vio en poco tiempo.

Nimona no solo esta resentida con Ambrosius por todo lo que había sucedido recientemente, sino que eso se le suma a su resentimiento hacia sus antepasados y todo lo que hicieron. No es completamente justo, porque el rubio es su propio ser y no debería tener que cargar con los pecados de sus antepasados, pero para Nimona, todos los humanos son sus enemigos, y es difícil separar las cosas cuando la mayoría la había tratado igual. Ella está dolida por lo que sucedió hace años atrás, un dolor que solo creció con cada generación que esparcían la historia del monstruo de cabello rosa que existía para matar a todos.

-A veces, cuando lo veo, solo puedo verlos a ellos- eso llama su atención.

-¿Ellos?- puede imaginarse a quienes se refieren pero la deja continuar, la incita a hacerlo. Hablar es mejor que mantenerlo reprimido.

-A todos los anteriores a él, a todos ellos mirándome con asco y odio solo por ser lo que soy...- apretó los dientes y MK observó con fascinación cuando los dientes ajenos se volvían tan afilados como los de un tiburón, una llama ardiente brillando en sus ojos cristalizados. -...a todos esos malditos aterrados de mi y atacándome solo por ser diferente. Puedo ver sus intenciones de clavar una espada directo a mi corazón...- se lleva la mano al pecho, triste y al borde de las lágrimas. -...y no me gusta...no me gusta recordar- solloza antes de poder detenerse y él se sintió triste.

Aunque ella no parece el tipo de ser que le gusta el contacto físico, aun así se arriesga, acercándose para abrazarla con suavidad en señal de consuelo. Puede sentirla cambiar a diferentes animales, hasta ser una niña, una pequeña y vestida de manera simple, con el cabello rosa tan largo que puede esconderse tras el. No dice nada, solo la deja llorar contra su pecho y le acaricia la espalda.

-Yo...creo que podría ser buena idea hablar con Ballister- y supo que su comentario no fue bien recibido a juzgar por la forma en la que ella se volteo a verlo. Se veía ofendida y enojada, escandalizada por sus palabras y luciendo dispuesta a arrancarle la cabeza de un mordisco pero no se sintió intimidado, solo sonrió ligeramente. -Escucha, sé que lo que menos quieres es ser sentimental y hablar con sinceridad...-

-¡Eso es para débiles!- se trasformo en un zorro, erizando su pelaje rosa y gruñendo hacia él.

-...pero creo que sería lo mejor que podrías hacer- se sentía casi como hablar con el par de demonios monos de su propio mundos, quienes obviamente preferían arrancarse los brazos con los dientes antes de sentarse y hablar. -Ballister quiere que te lleves bien con Ambrosius para que sean una gran familia feliz pero tienes que hablarle, decirle que eso no va a suceder en un corto plazo porque lo que te sucedió no se borra así nada más- y tenía la sensación que el problema de Nimona con la descendencia de Glorieth no iba a ser algo que desaparecería en poco tiempo.

-¿No hay una mejor opción?- se trasformo en adolescente, sin parecer interesada en compartir sus sentimiento y mucho menos su historia.

-Puedes...matarlo y esconderlo en alguna parte del bosque...- pudo ver como la sonrisa ajena se agrandaba, peligrosa y sádica, de seguro imaginando escenas sangrientas y satisfactorias. -...pero eso haría que Bal estuviera triste y deprimido-

-Agh, te odio- gruñó ella con mal humor, sabiendo que lo que decía él era cierto. Si el rubio desaparecía, eso solo iba a dejar a un triste y decaído hombre con ojo de ciervo que buscaría a ese bastardo hasta el último aliento. -Bien, seré...sentimental y toda esa basura- se estremece de manera exagerada, dispuesta a demostrar su falta de ganas, pero MK sonrió, divertido por la actitud ajena.

~Monkie Kid~ 5️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora