Pelea

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Espero que les guste~

Nota: ¿Qué les parece? Fue lo mejor que se me ocurrió xD

MK no quería ser malo, en serio que no, pero podía sentir la presencia de aquella mona que lo seguía de cerca, una mirada juzgadora y llena de celos clavándose directamente en su nuca.

-Ella me esta cansando- dejo escapar un largo y pesado suspiro, pasando sus manos por su rostro.

-A mi también- gruñó con enojo obvio, devolviéndole la mirada fulminante a ella, quien se escondió rápidamente. -Rinrin era algo acosadora pero esta mocosa se está pasando de la raya-

-¿Crees que debería decirle a los demás?- preguntó con duda, sintiéndose perdido. Ella no parecía ser tan peligrosa como LBD, no había poseído ningún ser viviente y tampoco parecía querer manipular a alguien, pero aun era molesta.

-¿Qué un fantasma loco  y con delirios de grandeza los esta persiguiendo?- enarco una ceja. -Creo que eso sería bueno...- tarareo, pensativo. -...especialmente después de lo que paso cuando no les hablaste de último espíritu vengativo- MK hizo una mueca ante eso, encogiéndose con algo de vergüenza en su lugar.

Decirles a sus amigos sobre la mona, sin tener que revelar realmente su secreto, fue extrañamente fácil al decir verdad. Dijo que se le había aparecido una vez, prometiendo venganza en su contra a pesar de no conocerla y para su alivio absoluto, todos le creyeron. Ninguno estaba feliz con su aviso, especialmente cuando los sucesos anteriores aun estaban frescos, pero se estaban preparando, dispuesto de enfrentar al fantasma vengativo.

Y ella aprecio, luciendo furiosa de ver allí a Wukong, el aura fría y llena de molestia solo creciendo con el pasar de los segundos.

Ella estaba tan molesta como la primera vez que la vio, actuando como una niña, haciendo un berrinche y sollozando exageradamente el como le habían arrebatado a su padre, de como los demás los había llevado lejos, de como Macaque y todos los demás tenían la culpa. MK no va a negar que tiene un dolor de cabeza en aumento mientras la escuchaba reclamarle como la vez pasada, exigiendo que ella debió haber sido la elegida, que ella merecía los poderes del dios por ser su hija legítima y un montón de cosas más.

Estaba cansado de su voz.

-¡Yo no tengo la culpa de eso!- grito, ya harto de la actitud ajena. Había intentado ser paciente, había intentado no sentirse tocado u ofendido, había intentado no molestarse pero los berrinches de ella lo habían llevado a un límite. -¡No tengo la culpa que él haya decidido irse y abandonarlas! ¡No es mi culpa que haya elegido su libertad por encima de ustedes!- ella retrocedió, su expresión llena de sorpresa y horror, sin gustarle al parecer lo que escuchaba. -¡No puedes hacerme responsable de que no hayas tenido a tu padre porque no...es...MI CULPA!- estiró los manos frente suyo y para asombro de los presentes, una gran sello se formó, dorado y brillante, iluminando todo a su alrededor. -¡Y estoy harto de que me sigas! ¡Harto de que molestes a mi amigo!- gruñó. -Tu tiempo aquí termino...- ella intento huir, podía verlo en su rostro, pero no podía moverse, casi como si su cuerpo estuviera congelado. -...y es hora de que vuelvas a donde perteneces- la mona grito cuando el sello la envolvió, volviéndose como una especie de red que no caía a pesar de lo mucho que estaba luchando pero con un destello dorado, desaparecieron.

MK jadeo, aliviado cuando ella ya no estaba a la vista y su fría presencia se había desvanecido. Estaba cansado y sintiéndose algo vacío, como si hubiera gastado todo el poder que tenía de repente, tropezando un poco con sus piernas temblorosas amenazando con caer en cualquier momento. Podía escuchar las voces de sus amigos, amortiguadas como si estuviera bajo el agua, todos demasiado fuertes.

Apenas se estremeció cuando alguien invadió su cuerpo.

-¿Quieres que me haga cargo?- la voz de Macaque en su cabeza apenas lo sobresalto pero no tenía la energía para contestar, hundiéndose en su propia mente y dejando al mono al mando.

-¡MK!- Mei se lanzó con los brazos extendidos, dispuesta a abrazar a su mejor amigo con toda la fuerza posible por haberla asustado, sorprendida cuando él se apartó de su camino y ella terminó tropezando, apenas logrando no caer. -¿MK?- todos lo miraron con confusión. Había algo diferente en el chico, con la espalda derecha y su postura más firme, sin su sonrisa usual o siquiera un brillo en sus ojos.

-Sin abrazos, chica- su voz estaba allí pero también había otra encima, una más grave, la combinación haciendo retroceder a su familia por la sorpresa. -Este cuerpo está adolorido y muy cansado, no necesita un agarre mortal para empeorarlo- bufo con una mueca, moviéndose lentamente, suspirando de alivio cuando sonó algo que se acomodo.

-¿Quién rayos eres tu?- gruñó Pigsy, la confusión convirtiéndose en cautela y molestia.

-Soy la voz de tu conciencia~- una sonrisa afilada y burlona se dibujo en su rostro, viéndose antinatural en el rostro usualmente amable de su amigo.

-...Macaque...- los ojos dorados y los oscuros se encontraron, uno lleno asombro y el otro con una frialdad que haría temblar a cualquiera.

-Hola, mi asesino~- canturreo, aunque había algo venenoso en sj tono de voz, satisfecho cuando noto como el dios se tensaba y se negaba a mirar a cualquiera a su alrededor, todos los presentes frunciendo el ceño con confusión. -Es bueno saber que no me olvidaste del todo...- rodo los ojos, haciendo una mueca cuando un sonido vino de su estómago. -Vaya, hambre, no sé si te extrañe o no- tarareo. -Necesito comida- se dio media vuelta, dispuesto a buscar comida para poder dejar al chico descansar, solo para sentir un agarre repentino en su ropa. -¡Hey!- reclamo cuando empezó a ser algo arrastrado hacia otra dirección.

Se encontró pronto en el restaurante, siendo empujado para sentarse en un silla y obligado a esperar, sintiendo la mirada fija de los demás en su nuca.

-Come- Pigsy dejo un plato lleno y caliente de su sopa de fideos. Parecía tenso pero supuso que no quería dejar con hambre al chico, incluso si no era él el que estaba al mando en ese momento.

-¿Donde esta MK?- Tang pregunto lo que todos allí querían saber, incómodo y desconfiado ante la presencia ajena que se escondía en el cuerpo del chico.

-Justo aquí- hizo un gesto en general, rompiendo la unión de los palillos para poder sujetarlo y llevarse algunos fideos a la boca, sorbiendo ruidosamente y ganándose una mala mirada de parte del chef. -MK esta agotado después de lo que sucedió...- un evento extraño que no estaba seguro aun de cómo había sucedido. -...y soy lo único que mantiene este cuerpo consiente- se encogió de hombros. -Así que llenaré su estómago, lo cambiare y lo dejaré dormir...- comió un poco más, sin estar dispuesto a decir lo delicioso que era la comida que el cerdo hacia. -...pero veo que se mueren por preguntar, así que adelante pero no aseguro contentar todo-

-¿Estuviste aquí todo el tiempo?- Wukong pregunto antes que cualquiera de los demás pudiera, sus puños apretados con tensión y su sueño fruncido.

-Depende a qué te refieras con "aquí"- jugo ligeramente con los palillos qué sujetaba. -Después de morir, mi espíritu quedo en este mundo-

-¿MK te conoce?- Mei enarco una ceja, curiosa.

-Podría ser- no era su secreto para contar pero eso solo lo lleno de más preguntas que ignoro con facilidad, más concentrado en llenar el estómago ajeno.

~Monkie Kid~ 5️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora