Wally Darling #4

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Espero que les guste~

MK ni siquiera se molesta en cambiarse, incluso se pone los zapatos prestados y se lanza al baño para poder cepillarse los dientes, allí notando lo que Julie había hecho con su cabello. La mayor parte de su cabello esta peinado hacia atrás y mantenidos en su lugar con pequeños adornos de apariencia florar, todos de colores diferente, aunque uno de los mechones más cortos se reveló y cayó por enfrente de sus ojos, como el de su peinado usual. Lo hace ver más bajo, además de que tiene la sensación de que seguro se ve como un niño, pero Julie se había esforzado y no quiere arruinar lo que hizo por el momento.

Ata su fiel bandana para que cuelgue flojamente alrededor de su cuello, porque es su objeto de confort y quiere tenerlo cerna, guardando su billetera y teléfono. Esta por salir para comenzar el día e ignorar lo mejor posible lo que paso en la noche, solo para detenerse en seco y mirar al muñeco, quien parpadea lentamente.

-Adiós Wally- esta seguro de que puede sentir por un momento la alegría ajena, así que sonrío y salía de su departamento, esperando no recibir ningún tipo de grito por el momento. Se siente ansioso por la manera en la que los mayores lo están mirando, obviamente analizando el cambio de vestimenta y peinado.

-¿Por qué te ves como si un arcoíris hubiera vomitado encima tuyo?- Tang es el primero en comentar sobre su aspecto.

-¿Y qué le hiciste a tu cabello?- Pigsy enarco una ceja, haciendo un gesto.

-Pensé en probar algo nuevo- es una mentira y aunque es un pésimo mentiroso, ellos parecen aceptar su respuesta y vuelven a lo suyo, un suspiro de alivio saliendo de él antes de poder evitarlo. Explicar la locura del muñeco que había traído, el cual parecía tener no solo un mundo propio sino que también tenía amigos y demás, se sentía como demasiado por el momento. Además, sus amigos eran paranoicos y estaba seguro de que le quitarían a Wally, quien solo parecía querer tener un amigo más en su mundo. Estaba seguro que era inofensivo y no quería que le hicieran daño, así que continuo su día con toda la normalidad del mundo, ignorando que su cambio llamaba mucho la atención y sintiendo una punzada de ansiedad mientras pasaban las horas. Se da una ducha después de cenar y se cambia, usando esos pijamas de arcoíris que Mei alguna vez le regalo. Se recuesta, sintiéndose dudoso mientras mira al muñeco sentado en su mesa de noche, abrazando a Momo contra su pecho. Tiene curiosidad de si puede volver a ese raro mundo en cuanto cierra los ojos pero en serio espera que si porque es un buen descanso de un lugar tan ruidoso y loco como lo es la ciudad. Así se permite dormir.

La sensación de caída es una gran respuesta a todas las dudas que antes tenía pero esta vez, en vez de chocar contra el suelo de textura suave, es atrapado.

-Hola, amor~- Wally sonrío, luciendo encantado de verlo y aunque MK aun no entiende del todo como funciona todo, decide averiguarlo más tarde.

-¡Wally!- sonrío, enorme y brillante, moviéndose para rodearlo con sus brazos en un entusiasta abrazo que él no duda en corresponder rápidamente. Esta feliz de poder verlo otra vez y por la forma en la que él se aferra, esta feliz de que estuviera allí.

-¿Qué rayos...?- ambos se sobresaltan ante la voz y se volteando, los ojos de MK abriéndose con sorpresa al notar a quien pertenece.

-¡¿Macaque?!- parpadeo, confundido y curioso, haciendo un gesto para que el muñeco lo bajara, quien obedeció después de unos segundos de duda. -¿Qué haces aquí?- se acercó al mono para ayudarlo a levantarse. -¿Y cómo llegaste aquí?-

-La mejor pregunta es: ¿Dónde es aquí?- gruñó el mayor mientras se enderezaba. Incluso si el choque contra el suelo no fue exactamente doloroso, aun lo dejo un poco sacudido y sumando a la confusión en general, se sentía perdido y eso no le gustaba.

-En el mundo de Wally- hizo un gesto hacia su amigo, quien tomó eso como señal para avanzar un par de pasos.

-Bienvenido a nuestro hogar, nuevo vecino- sonrió ligeramente, amable y con las manos entrelazadas frente suyo, aunque parecía estar analizando al demonio con sus ojos negros.

-¿Hogar?- Macaque miro a su alrededor, sintiéndose algo cegado ante todos los colores brillantes que lo rodeaban. -Parece un escenario de marionetas infantil- murmuró lo suficientemente fuerte como para que solo el chico pudiera escucharlo.

-Yo pensé lo mismo- rio con diversion, aunque algo se le vino a la mente. Si dormir cerca del muñeco era lo que lo traía a este extraño mundo, eso solo podía significar una cosa. -¡Estabas en mi sombra!- lo señalo de manera acusadora.

-¡No, no lo estaba!- se erizo y se cruzó de brazos, luchando para lucir más ofendido que culpable.

-¡Si lo estabas!- frunció el ceño. Ser seguido por los monos no era exactamente algo nuevo, había notando una mariposa en particular que lo seguía en ciertos días de la semana y en momentos, podía jurar que su sombra de movía por si sola. Así que si, sabía que ellos lo seguían pero con su extraña suerte de encontrar problemas, supuso que no podía culparlos exactamente. -¡Y te dormiste!-

-No puedes probar nada- bufo con una mueca.

-Awwww, sabía que me querías~- decidió molestarlo un poco, sonriendo con diversión al verlo fruncir el ceño. -¡Yo también te quiero, Macaque!- se lanzó a abrazarlo, riendo a carcajadas.

-¡Aléjate de mi en este instante!- lucho, sus mejillas ardiendo con vergüenza mientras agarraba las muñecas ajenas en un intento de hacerlo retroceder. Al final, logró agarrar bajo los brazos del meno, alzandolo lejos de su cuerpo como si fuera una especie de animal sucio y se acercó a muñeco que los había estado observando en silencio. -Toma, te lo regalo-

-Oh...- Wally soltó una risa, aunque extendió sus propias manos para aceptar al chico y abrazarlo.

-¡Ahora se que me quieres Macaque!- el mono se cubrió el rostro con las manos, acurrucandose en su lugar con vergüenza. -¡Y nunca lo olvidaré!- rio alegremente antes el largo y quejumbroso gemido que se gano.

~Monkie Kid~ 5️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora