Piedra #7

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Espero que les guste~

Lo sucedido pareció romper algo en el interior del niño y pronto, parecía más activo. Mostraba grandes sonrisas en todo momento, animado y lleno de felicidad mezclada con emoción, era una pequeña bola llena de energía que a veces era difícil alcanzar. Ahora hablaba más, sus palabras sueltas y forzadas ahora siendo casi oraciones completas, aunque torpes.

Era lindo, incluso si parecía tener una especie de problema con los nombres.

-¡Bastardo!- chillo MK con una sonrisa. Incluso si era un niño que solo tenia unas pocas semanas de nacido, el mono juraba que lo estaba haciendo a propósito.

-Deja de llamarme así- dejo escapar un largo y pesado suspiro, luchando contra las ganas de enterrar su rostro en la tierra para soltar un grito lleno de frustración. -...voy a hacer tocino con ese maldito cerdo...- pensó con una mueca interna. Todo era culpa de Pigsy, él y su enorme bocotá. -Soy Wukong, ¿si?- se señaló. -Wukong- repitió.

-¿Wu...ko?- MK ladeo la cabeza, luciendo confundido, como si estuviera analizando el nombre. -¡Wuko!- declaró con orgullo, luciendo contento de aprender algo nuevo, incluso si era algo que el mono había estado repitiendo muy seguido.

-¿Sabes qué? Me conformó- levantó los brazos con resignación. -Nombre incompleto es mejor que lo otro-

-¡Wuko!- alzó los brazos, su cola agitándose con alegría, su sonrisa tan brillante que podía dejar ciego a cualquiera.

-...tienes suerte de ser lindo, Bud...- bufo con diversión, inclinándose para obedecer y alzarlo, lanzándolo ligeramente antes de abrazarlo, contento de escuchar su carcajada dulce e infantil.

Los apodos eran lo único que soltaba.

-¡Lili!- MK corrió con las manos en alto, estrellándose contra el dragón en un abrazo entusiasta.

-¡MK!- Ao Lie sonrió, inclinándose para alzar al no al instante, abrazándolo y restregando su mejilla contra la ajena, ganándose una carcajada. Ese era uno de sus sonidos favoritos.

No parecía dispuesto a siquiera intentar aprender sus nombres.

-Sady, ¿Qué estás haciendo?- se le acercó, sin entender el extraño movimiento que esta a haciendo. Estaba boja abajo, las manos firmes apoyadas en el suelo para hacer fuerza y levantarse, solo para volver a bajar y repetir el proceso.

-Flexiones- respondió con un bufido, sin detenerse. Parecía concentrado pero aun así, mostró una pequeña sonrisa cuando el menor se agachó para verlo a la cara. No le molestaba la mal pronunciación de su nombre, se me hacia dulce por alguna razón.

-¿Puedo subir?- señaló.

-Adelante, chico- se quedo abajo esta vez, haciendo una pausa, sintiendo el pequeño cuerpo que aprovechaba eso para subirse a su espalda. MK se sentó, soltando una pequeña risa cuando el de piel azul se levantó, sintiéndose divertido por alguna razón.

Ninguno parecía salvarse de los apodos.

-Pisy~- llamo, acercándose con paso saltarín.

-Te falta una letra allí, chico- bufo el cerdo, aunque no había real molestia en su tono. Era raro escuchar su nombre así y aunque la falta de una letra hacia que su nombre sonara extraño, no le molestaba del todo, no cuando el chico lo miraba con ojos brillantes y una sonrisa en su rostro.

-Pisy~- repitió, apoyándose contra el costado ajeno para frotar ligeramente su rostro contra la tela azulada con la que el mayor vestía, extrañamente suave y con un fuerte olor a comida.

-Eres un gato- rio ligeramente, colocando una de sus manos sobre la cabeza del una caricia algo brusca pero que no pareció molestarlo, sintiendo ante el toque.

Excepto...Tang.

Porque a pesar de que en realidad nunca había pasado algo en particular y el monje no había sido más que tranquilo ante toda la situación, el niño parecía negarse a acercarse.

-Vamos MK, es solo el maestro...- Wukong se paro al lado del monje, mostrando la sonrisa más confiada que tenía mientras mantenía su mirada en el niño. -...es inofensivo, ¿ves?- apoyo sus manos en los hombros del hombre en una clase de muestra de que en realidad no había ningún tipo de peligro pero eso no pareció convencer del pequeño mono. MK y Tang parecieron mirarse a los ojos, uno alerta y el otro tranquilo, pero el niño pareció encontrar algo que lo sobresalto, erizándose mientras retrocedía unos cuantos pasos antes de darles la espalda y correr hacia el cerdo, aferrándose a su ropa para trepar con apuro. El mayor se quejo pero no lucho, dejando al niño sentarse en sus hombros.

-Hey chico, ¿todo bien?- Pigsy tarareo pero el menor no respondió, solo se acurrucó, agarrando el gorro ajeno para cubrirse el rostro.

-...no estoy aquí...- susurro cerca de la oreja del cerdo, quien bufo con diversión.

-Bien, no estas aquí- se encogió de hombros de manera exagerada, sonriendo ante la ligera risa que se ganó.

Ninguno de ellos podía entender cual era el problema entre el monje y el pequeño mono porque sin importar cuanto lo intentarán, el niño elegía alejarse y encontrar refugio.

Tampoco estaban dispuestos a obligarlo a nada, incluso si la desconfianza lastimaba un poco al monje.

~Monkie Kid~ 5️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora