Piedra #5

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Espero que les guste~

Ninguno de ellos tenía muy en claro como sentirse respecto a la repentina aparición del niño. Ninguno entendía como era posible que aquella piedra que tanta curiosidad les había dado, resultó ser una especie de huevo que se rompió y dejo al niño con un parecido aterrador a Wukong.

Así que se quedaron callados, viendo casi en shock como el dragón lo bañaba con tranquilidad para quitarle todo el barro que tenía encima y el mono volvía de repente, con ropa robada para el chico entre sus manos.

-Su cabello es muy largo- el mono frunció ligeramente el ceño. Los mechones de pelaje castaño eran largos y no quedaban donde él quería, cayendo sobre los ojos ajenos apenas lo soltaba.

-Estorba su vista- el dragón frunció ligeramente el ceño, pensativo, antes de que una idea de le viniera a la mente. Fue a donde tenia sus cosas, rebuscando por unos segundos antes de encontrar lo que buscaba y volver con una sonrisa, sujetando una cinta verdosa que usualmente usaba para atar su largo cabello pero para el chico, lo ato alrededor de su cabeza, logrando mantener los largos mechones lejos de sus ojos.

-Le queda genial~- sonrió con aprobación. Ahora con la vista completamente despejada, el chico podía mirar por completo a su alrededor.

Era muy tranquilo por el momento.

Parecía estar asombrado de todo lo que veía, siempre atento a lo que sucedía pero sin alejarse mucho, al parecer sin ganas de aventurarse por el momento. Su expresión era mayormente en blanco, sin sonrisas, risas o llanto pero apenas tenía dos días de nacido, así que supusieron que era parte del proceso.

-Tienes que ponerle un nombre- hablo Ao Lie, sonriendo con cariño al ver al niño tirar de su ropa con insistencia. A él parecía gustarle aferrarse a Wukong, ya sea sentado en sus hombros o en su espalda, pero también parecía quererlo, pudiendo ser alzado en cada oportunidad que tenía y el dragón tenía el corazón blando, así que no se resistió y lo alzó.

-¿Un nombre?- se rasco la nuca, haciendo una mueca. Nombrar no era su fuerte. -Se llamara...- se quedo pensativo pero no tenía muchas ideas. -...MK- declaró.

-¿MK?- Sandy no pudo evitar fruncir ligeramente el ceño. Eso sonaba como un apodo, no como un nombre.

-De "Monkie Kid"- sonrió, orgulloso de si mismo. - Ya sabes, soy "Monkey King"...- se levantó solo para inflar el pecho y llevar las manos a la cintura. -...así que él será "Monkie Kid", MK para abreviar- un silencio momentáneo se instaló en el grupo.

-...Pobre niño...- fue lo único que pudieron decir los presentes, ignorando los gritos ofendidos y reclamos del mono. Mientras, el recién nombrado MK, agarro un puñado de cabello blanco para llevarlo a la boca de manera experimental, solo para terminar por hacer una mueca.

A pesar de las quejas, ninguno tuvo el suficiente corazón para cambiarle el nombre.

Al cuarto días, estaban intentando sacarle alguna palabra.

-Vamos, tu puedes hacerlo. Di: "Wukong"- el mono repitió lentamente y algo insistente, esperando con impaciencia pero el niño solo lo miro y pronto, desvío la mirada al escuchar un pájaro, buscándolo. -Vamos chico, tienes que hablar- hizo un puchero, dejándose caer de sentón con una mueca.

-Deberías dejarlo tranquilo...- hablo el dragón, divertido ante la escena. El mono había estado intentando durante horas pero no parecía conseguir ningún tipo de progreso. -...estoy seguro que hablara en algún momento-

-Si, supongo- dejo escapar un largo suspiro, resignado por el momento. -¿Quieres jugar hasta que sea el almuerzo?- lo miro, sonriendo enorme y lleno de diversión, el dragón riendo ligeramente mientras asentía.

MK los vio irse, tarareando ligeramente al encontrarse solo. Miró de reojo a su alrededor, el de piel azul parecía estar durmiendo, el extraño humano sentado de piernas cruzadas algo lejos de ellos y el cerdo parecía estar preparando algo para comer, cortando algo.

Decidió que él sería más entretenido.

Así que se levantó y camino, quedándose a su lado, parándose de pintas mientras se aferraba al borde de la mesa sacada de la nada en un intento de ver lo que estaba haciendo.

-¿Qué?- Pigsy enarco una ceja, sintiéndose extraño ante la mirada fija de aquellos ojos dorados que parecían analizarlo. -Eras tan raro como el bastardo de Wukong...- bufo, dejando de cortar por un momento para inclinarse y levantar al menor por la parte trasera de su remera. MK se encogió como una cría, sus manos contra su pecho y su cola ahogándose suavemente, sin apartar la vista del demonio más grande. -...al menos, tu eres lindo- bufo, bajando al chico para dejarlo sentarse en una parte de la mesa que no estaba usando y viendo a lo que hacía, sin molestarse mucho por la mirada fija ahora.

-...bastardo...- y el cerdo se quedo quieto como una piedra, tardando unos segundos en darse cuenta de la situación, volteándose lenta y rígidamente al niño, quien de paso parecía estar metiéndose un trozo de zanahoria a la boca.

-Tu...- cerro la boca. El niño no había dicho nada desde que nació, solo haciendo suaves y ligeros sonidos cuando encontraba algo que llamaba su atención o cuando le daban algo nuevo de comer. La peor de todo, solo él estaba presente. -¿Puedes repetirlo?- hizo un gesto.

-...bastardo...- obedeció luego de tragar, inclinándose para agarrar otro trozo de zanahoria para masticarlo. Parecía gustarle.

-Vaya- el cocinero tarareo, sorprendido, pero pronto, una idea maligna se le vino a la mente.

Iban a matarlo pero estaba dispuesto a hacerlo de todos modos.

-¡Oigan!- llamo su atención antes de que pudieran empezar a comer, sintiendo su emoción y diversión crecer con cada segundo. -Miren esto- rebusco entre sus cosas. Había conseguido bolas de arroz en su última parada y los había estado guardando para después pero iba a hacer no tenía problemas de sacrificarlas por el momento. -¿Qué aprendiste hoy, MK?- movió la bola de arroz bien envuelta frente a los ojos ajenos, el niño luciendo hipnotizado.

-¡Bastardo!- exclama con los brazos en alto, queriendo alcanzar su premio.

-Eso- y el cerdo le entrego, viendo como el pequeño le daba una gran mordida a su recomienda, su cola agitándose ligeramente con placer y felicidad.

Mientras tanto, los demás solo pudieron verlos por unos segundos pero el primero en romper el momento fue Sandy, cayendo de espaldas con una carcajada.

-...Pigsy...- Tang dejo escapar un largo y pesado suspiro, luciendo cansado.

-¡¿Esa fue su primer palabra?!- Wukong se levantó, luciendo escandalizado y ofendido.

-¿Cómo pudiste enseñarle algo así?- Ao Lie lucia al borde del llanto.

-No es lo único que le enseñe- su sonrisa se agrando mientras se sentaba al lado del niño, quien parecía contento con llenarse la boca de arroz. -Oye, MK...- llamo, sacando otra bola de arroz para mostrarla, atrayendo la atención del menor. -...¿Quién es el bastardo?- preguntó, aguantando la risa. MK parpadeo, pensativo, y luego miro a los demás integrantes del grupo, levantando su mano libre para señalar al mono, quien se erizo ante eso.

-Bastardo- murmuró con la boca llena.

-Buen chico- le entrego lo prometido, aprovechando esos para reírse a carcajadas ante la expresión del mono. Lo había molestado y mucho.

-¡Voy a matarte!- y Wukong se le lanzó encima con un gruñido lleno de enojo. Ninguno hizo amague de detener su pelea.

~Monkie Kid~ 5️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora