Piedra #10

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Espero que les guste~

Ninguno tiene muy en claro que sucedió pero de alguna manera, de un momento a otro, todo se fue al diablo rápidamente.

Tang abre la boca, rezando casi entre diente y el efecto es instantáneo, la corona dorada que el mono tenía brillando intensamente como respuesta. Él grita, solo para apretar los dientes con fuerza y gruñir, cayendo de rodillas mientras se retuerce en el suelo.

Wukong solo podía concentrarse en el dolor que la corona brillando alrededor de su cabeza le estaba causando en ese momento. Puede escuchar el rezo de su maestro, las quejas de sus amigos y la súplica del dragón pero realmente, no puede entender del todo qué dicen.

-¡Basta!- alcanzo a escuchar con algo de dificultad, sintiéndose mal por lo que el niño estaba presenciando. -¡Lo lastimas, para!- lucha por alzar la vista y ver que sucede. Ahí esta MK, parado frente al hombre, luciendo angustiado y en pánico mientras le ruega que se calle. En medio de su propio dolor, puede sentir el miedo ajeno, seguido de algo que supone que puede ser ira. -¡Detente!- grito, su cuerpo entero brilla con un aura de poder puro y se impulsa sin mucho esfuerzo, golpeando fuertemente con la cabeza el estómago del monje, logrando que al fin se callara. Tang cae, acurrucándose mientras se abraza con dolor obvio.

-Vaya- Sandy hizo una mueca pero avanza con pasos cuidadosos para acercarse al monje, sintiendo algo de pena.

-Ufff, te lo merecías- Pigsy esta molesto, cruzándose de brazos mientras lo ve retorcerse.

-¡Wukong!- Ao Lie corre para acercarse a su hermano, ayudándolo con manos amables y firmes a enderezarse. El mono esta jadeando, luciendo agotado pero aliviado ante la falta de dolor.

-¡Lo siento!- MK luce aterrado, mirándolos con los ojos bien abierto, lleno de ansiedad y vergüenza por la forma en la que se retuerce en su lugar. -Yo solo...- aprieta los puños. -...quería que se callara- y empieza a llorar, sollozando, dándoles la espalda para echarse a correr, queriendo alejarse de sus miradas fijas.

-¡MK!- pero el niño no se detiene y pronto, desaparece entre los árboles.

Wukong se apresura a levantarse, sus piernas están algo temblorosas pero se obliga a estabilizarse y avanzar a grandes pasos para ir tras su niño.

Todos los buscan, llamándolo con desesperación, asegurando que ninguno de ellos estaba enojado y que no estaba en problemas pero el menor no se muestra, ni siquiera deja un rastro de nada para poder seguirlo.

Ninguno se atreve a irse y se instalan en un campamento rápido, una tensión palpable entre todos ellos. Tang se siente culpable, su expresión dejando ver su tristes y sin poder ver a ninguno de los presentes, avergonzado. Pigsy están enojado, soltando gruñidos de vez en cuando. Sandy esta incómodo, parado con tensión en su postura mientras hace girar de manera casi distraída su arma entre sus manos. Ao Lie esta ansioso, jugando con las largas mangas que cubren sus manos y dejándome escapar ligeras bocanadas de humo. Wukong están preocupado, desesperado por no sentir nada que lo pueda guiar para encontrar al niño y esperando que estuviera bien.

El día pasa, el sol empieza a esconderse y todos saben que pronto, se hará de noche y desean que el niño vuelva pronto.

-Este niño...tiene un gran apetito- la voz los sobresalta y ellos son rápidos en voltearse justo a tiempo para ver una figura emerger de las sombras. Se ve tranquilo, sosteniendo al niño que todos habían estado buscando con un brazo.

-...mucho...arroz...- balbuceo el menor, acomodándose mejor, enterrando su rostro en el hombro ajeno.

-¿Macaque?- parpadeo con sorpresa, sin saber como sentirse respecto a su repentina aparición. No lo había visto desde que discutieron cuando fue encerrado.

-El niño me llamo- bufo él, tampoco luciendo muy cómodo ante todos los ojos fijos en su persona. -Pude sentir su miedo...- hace un gesto con su mano libre, señalando la parte de atrás de su cabeza. -...y me lo lleve para que se tranquilizara, solo por eso-

-¿Está bien?- el dragón se acercó con pasos cuidadosos, luciendo casi ansioso por lanzarse para tomar al niño en sus brazos para darle todo el cariño que tiene. Se inclina para ver la cara del niño pero en esa posición, en realidad no puede verlo bien.

-Tiene el estómago lleno y el corazón contento, ahora esta durmiendo. Esta muy bien- el domador de sombras tarareo con algo de diversión. -Te lo daría pero esta aferrado a mi ropa- agregó con un bufido porque es la verdad, hay pequeñas manos firmemente aferradas a su ropa, puede sentirlos.

Hay alivio entre ellos, aunque la tensión aun esta presente y sinceramente, ninguno de ellos tiene muy en claro en que hacer a continuación.

~Monkie Kid~ 5️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora