Tú en ninjago (Libro 2 de 3)

capitulo 69

Narrador omnisciente

Después de aquella pelea entre el elemental de la velocidad y el elemental de la tierra, ambos se sintieron estúpidos, sabían que precisamente ese no era el momento, aunque estaban dolidos por la situación de la castaña y en el fondo no se arrepentían de haber golpeado al otro.

Cole estaba sentado en una parte del bounty afuera y solo, mirando el horizonte, necesitaba reflexionar un poco sobre todos los acontecimientos que había vivido desde que entro a ese torneo. Maldecía el haber entrado junto al resto, hubiera preferido no volver a ver a la castaña si eso implicaba que estuviera a salvo. Suspiro de manera pesada y el de traje azul llego junto a él.

Jay: si suspiras tan fuerte te sacarás los pulmones— le dijo riendo levemente intentando hacer reír al pelinegro, quien solo sonrío mirando a su, nuevamente, mejor amigo.

Cole: creí que te estabas preparando para la batalla— le dice conectando la mirada con el de ojos azules quien sonríe.

Jay: yo pensé que tú te estabas preparando— le responde haciendo reír a su amigo quien vuelve a suspirar, el castaño le miro melancólico, era triste verlo así.

Cole: solo— habla buscando las palabras adecuadas— quería tranquilidad para reflexionar un poco— le dice finalmente mirando sus manos que estaban levemente rojas por el frío.

Jay: ¿no te dolió?— le cuestiona de manera burlona comenzando a reír ocasionando que el de ojos negros frunza el ceño y le mire molesto— era broma, era broma— le dice parando de reír— ¿aún te duele?— le pregunta apuntándose el labio refiriéndose al golpe que le habían dado al ninja negro por parte del velocista.

Cole: no— ríe un poco, si somos realistas a quien más le debe de doler es al elemental de la velocidad, ya que el pelinegro tiene superfuerza, claramente este al momento de golpearlo no la uso— ya no me duele— le aclara a su amigo quien asiente— eso no es lo que me duele— le confiesa finalmente mirando al horizonte nuevamente, su amigo le miro triste. El ninja negro no era de expresarse mucho, desde que lo conoció fue así, pero él lo conocía muy bien y sabía lo que podría estar pasando por su mente.

Jay: a nosotros también nos duele— le responde finalmente refiriéndose a los demás ninjas, ambos suspiran mirando a la nada— Cole vamos a ganar esta batalla por ella— le dice decidido levantando su puño para que el pelinegro lo chocara con el suyo.

Cole: si— sonríe decidido levantando su puño— claro que lo haremos— choca su puño con el de ojos azules. Ambos sonríen y deciden entrar al bounty para terminar de prepararse junto a sus amigos.

Así comenzaron a pasar las horas en donde los ninjas y los maestros elementales se prepararon, apenas y descansaron unos minutos porque estaban demasiado preocupados por la pelea que vendría. Apenas los rayos de sol tocaron el cielo iluminando el paisaje, nuestros héroes emprendieron el viaje en los dragones, solo se quedaron los Senseis, Misako y Nya en el bounty para ser el factor sorpresa.

Al llegar al corredor de los concejales, exploraron el sitió de manera rápida y decidieron ponerse al final del lugar que conectaba con el sendero hacia Ciudad Ninjago.

Lloyd: bien, escuchen— dice juntándose con los demás que le prestaban atención— sabemos que no somos muy fuertes en comparación de los anacondrai— comienza a decir frunciendo el ceño— pero si logramos detenerlos lo suficiente y resistir hasta que llegue el bounty podremos ganar ventaja— todos asienten ante las palabras del ninja verde.

Kai: si logramos mantenernos como una barrera— le sigue la palabra para apoyar la idea del rubio— podremos frenarlos.

Cole: tengo una idea— dice haciendo crujir sus dedos mientras comenzaba a caminar un poco lejos de los demás— ¿qué tal si le damos a Chen de su propia medicina?— cuestiona burlón golpeando sus puños entre sí, comienza a golpear el suelo hasta crear una grieta muy profunda, al pelinegro lo ayuda a salir el elemental de la gravedad con su poder. Una vez que sus pies tocaron el suelo, les mira— gracias— agradece primero antes de hablar sobre su plan— podríamos derribar a varios anacondrais aquí.