12 de noviembre del 2143 a 18 de noviembre del 2144
Mi cama todavía tenía el olor dulce que desprendía su ser, no podía creer lo que había sucedido ayer, aún guardaba su aroma en mi piel, su tacto siendo palpando, la suavidad de sus labios, cada pequeño fragmento estaba guardado en mi memoria, giré mi cuerpo y contemplé su delicado cuerpo que era abrazado por los rayos del sol que ingresaban por el ventanal de mi habitación, decidí bajar a la cocina, no sabía en qué momento llegarían los abuelos y no quería que nos tomarán por sorpresa.
Miraba por la ventana una cantidad interminable de carros moviéndose y transportando cosas.
Hoy era el día de la fiesta de la cúspide, todas las parejas se preparaban para ostentar su amor y tachar sus iniciales en lo alto de "begguie" el árbol más antiguo en lo alto de la montaña.
—¿Lo haremos verdad? —la voz de Miah resonó desde atrás llevaba mi suéter favorito, el cual le había regalado.
—Claro, ya somos oficialmente una pareja —respondí dulcemente.
—Aunque con lo peque que eres tú, me tocará a mí subir a lo alto de beggui a clavar la cuchilla y tachar nuestros nombres.
Miah empezó a hacer gestos de burla y reírse de mi altura de manera molesta, así que tomé su mano y la empujé suavemente contra la mesa.
—Qué haces caraculo, suelta —Miah oponía una leve resistencia a mis actos.
—¿Estás segura que quieres que te suelte? —besé lentamente su cuello descubierto.
—Cállate idiota—. Miah tomó mis manos y entrelazó nuestros dedos.
Coloqué mis manos en la cintura de Miah y la arrastre hasta la mesa en forma de besos, su lengua sacaba a bailar a la mía en un vals perfectamente húmedo y ardiente, tomé su trasero con mis manos y la alcé sobre la mesada, continúe el baile formado por nuestros labios que se convertía en un tango pasional y unísono.
Su dulce hedor se introducía en mi para convertirse en un éxtasis vehemente y etéreo.
Mi cabeza se había perdido, mi cuerpo accionaba por la inercia generada por los mecanismos de la lujuria.
puse una de mis manos por debajo de sus bragas y comencé a jugar con mis dedos mientras la otra era el imán que atraía nuestros cuerpos calientes, sentía su respiración sobre mi hombro y unos pequeños gemidos que convertían mi vanguardia en soldados caídos, estaba dispuesto a seguir cuando de repente el ruido de un juego de llaves devolvió mis sentidos a sí mismo, rápidamente Miah salió corriendo por la puerta trasera de la cocina hacia mi habitación, el abuelo ingresó por la principal.
—Peque ¿estás despierto?—. Soltó al verme.
—Sí, estaba por hacerme el desayuno, te ayudaré con las valijas.
—Realmente noto que estás despierto —el viejo entró en risas al mirar mi entrepierna.
Me di vuelta rápidamente, estaba súper avergonzado como para inventar algo o siquiera decir una palabra.
—Mejor ve a asearte, yo me ocupo del equipaje, solo son dos pequeños bolsos.
—Yo.. lo siento —quería que me tragara un agujero.
—Ve rápido, antes que entre tu abuela—. Respondió el viejo y guiñó un ojo.
Salí corriendo hacia mi habitación, intentaba bajar la hinchazón respiraba hondo para calmarme y que la sangre no fluya y bombee de esa manera, al entrar a la habitación no veía a Miah por ningún lado, logré escuchar un leve sonido de agua corriendo desde el cuarto de baño, seguro era ella, logré calmarme un poco, por eso me dirigí hacia el otro cuarto de aseo para pegarme una ducha y ahogar un rato mis pensamientos en la bañera.
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La verdad detras de sus ojos
Teen FictionEspero que les guste y disfruten de esta historia, la cual escribí para tres personas importantes en mi vida. Mi primer amor, quien me hizo comprender que más allá de la distancia, se podía amar de la manera más hermosa posible. A ella, van dedicada...