Hasta que no queden más estrellas que contar, la verdad detrás de sus ojos.
No pude salvarnos, no pude salvarte, te dedicaste a curarme pero yo nunca me di cuenta de tus heridas, de tus gritos de dolor, de tus pedidos de ayuda, desearía haberte prestado más atención, desearía tantas cosas, me enseñaste a vivir la vida llena de alegría pero no me enseñaste a vivirla sin vos, aun así, cada noche miro esa nueva estrella que brilla en el nocturno cielo solo para mí, opacando a todas las otras, sé que estás ahí, mirándome, pidiendo que no te decepcione, me arrepiento de no decir te amo en los momentos indicados, que el miedo me haya ganado, haberte abandonado, por eso cada noche miro al cielo gritando lo mucho que te amo, esperando que te llegue, siempre esperando.Los rayos del sol se filtraban entre las hojas de los árboles y dibujaban un suave resplandor en el jardín lleno de rosas. Miah caminaba despacio, disfrutando del aroma de las flores y la suavidad de la brisa. Cada pétalo parecía un recuerdo de aquellos momentos felices que compartió junto a Eli los ojos de Miah se comenzaban a abrir con tranquilidad pero eli no se encontraba a su lado asi que comenzó a buscarlo por todos lados.
De pronto, vio a lo lejos a la persona que siempre había amado. Él estaba sentado en un banco, con una manta cubriendo sus piernas. Sus ojos se encontraron y ella supo que la enfermedad había avanzado mucho más de lo que esperaba aquel momento junto al mar solo habia sido una pequeña ilusión momentánea, la realidad la estaba acorralando contra una pared demostrándole que el tiempo nunca espera.
miah se acercó lentamente, sosteniendo su mano con cariño. Podía sentir cómo él luchaba por mantenerse fuerte, aunque su cuerpo parecía cada vez más frágil.
Ella se arrodilló a su lado y se acurrucó en su hombro. Juntos contemplaron el jardín de rosas, mientras la luz del sol se filtraba entre los pétalos.
—veo que has cumplido otra de mis promesas de pequeña. —dijo Miah con sus ojos llenos de lagrimas. —perdón por no recordarte. —las lagrimas se volvían cada vez mas fuertes, ella intentaba contenerlas, pero se le hacia imposible, se habia dado cuenta que ya era demasiado tarde.
—te he estado esperando. —dijo un debilitado elidha quien con un gran esfuerzo acerco su mano hacia su cara para tomar con su dedo índice las lagrimas de una ahora mayor niña pelirroja que se acurrucaba a su lado.
—siento llegar tarde, yo... —esta rompió en en llanto al ver a la única persona que habia amado tan lastimosamente dañado.
—no te disculpes mi pequeña zanahoria, no es tu culpa, no he sabido controlarlo. —dijo elidha respirando cada una de sus palabras.
Miah sintió como su corazón se rompía en mil pedazos al ver a Eli en esa situación. Quería poder hacer algo para curarlo, para quitarle el dolor que estaba sintiendo, pero sabía que no podía hacer nada para detener la enfermedad.
—No puedo soportar verte así, Eli. ¿Hay algo que pueda hacer por ti? —preguntó Miah, aferrándose a su mano con fuerza.
Eli sonrió débilmente y acarició su cabello con ternura. A pesar del dolor, su amor por ella seguía siendo fuerte.
—Ya has hecho todo lo que necesito, Miah. Solo estar aquí contigo me da la fuerza que necesito para seguir adelante. Saber que me amas y que siempre estarás a mi lado es todo lo que necesito.
Miah asintió, sintiendo las lágrimas correr por sus mejillas. Sabía que pronto tendría que enfrentarse a la realidad de perder a Eli, pero por el momento solo quería estar allí a su lado, disfrutando de cada momento juntos.
Juntos contemplaron el jardín de rosas, mientras la luz del sol se filtraba entre los pétalos, aferrándose a cada momento que les quedaba juntos.
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La verdad detras de sus ojos
Teen FictionEspero que les guste y disfruten de esta historia, la cual escribí para tres personas importantes en mi vida. Mi primer amor, quien me hizo comprender que más allá de la distancia, se podía amar de la manera más hermosa posible. A ella, van dedicada...