Capítulo 52. Deja que truene mi corazón.

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¿Qué has aprendido del dolor?

¿Qué es el amor? El amor es como un fuego que arde dentro de nosotros, llenándonos de calor y energía. Es una fuerza que nos impulsa a dar lo mejor de nosotros mismos, a cuidar y proteger a aquellos que amamos. El amor es un misterio, algo que no podemos explicar con palabras, pero que sentimos con todo nuestro ser. Es una fuerza que nos conecta con los demás, que nos hace más fuertes y más vulnerables al mismo tiempo. Y aunque a veces puede ser doloroso, nunca dejamos de buscarlo, de anhelarlo con toda nuestra alma.

El amor es una promesa, un compromiso de estar ahí para alguien, de apoyarlo y acompañarlo en todo momento, sin importar lo que pase. Es una luz en la oscuridad, una brújula que nos guía hacia nuestro destino, hacia la felicidad y la plenitud. Pero tenemos que tener cuidado, porque un amor descontrolado puede quemar. Una pequeña llama que se descuida puede convertirse en un enorme incendio que termina arrasando con todo, convirtiéndose en un fuego peligroso que, si no se maneja con cuidado, puede consumir todo lo que tenemos y dejarlo reducido en cenizas. En conclusión, El amor es como una mariposa que revolotea a nuestro alrededor, que nos llena de alegría y nos hace sentir vivos. Pero también puede ser un torbellino, una tormenta que nos deja en ruinas.

Ella abrió la ventana y un rayo de sol entró por la habitación, iluminando su rostro cansado. La luz bailaba en sus ojos y parecía que cada partícula de polvo que flotaba en el aire se movía al ritmo de su respiración. la observ en silencio desde el otro lado de la habitación, contemplando la belleza simple y pura de aquel momento.

—¿Alguna vez has pensado en la muerte? - preguntó ella, rompiendo el silencio, no sabia que me habia visto entrar en su habitacion.

—Sí, he pensado en ello - respondi, con una voz suave.

—A veces me asusta la idea de que todo lo que somos y lo que hemos hecho desaparezca para siempre - dijo ella, con un suspiro.

—Lo sé, a mí también me da miedo - respondi, acercándome a ella. —Pero creo que lo importante es no enfocarnos en el final, sino en el camino que recorremos mientras estamos vivos. Lo que importa es cómo vivimos nuestras vidas y cómo dejamos nuestro legado en el mundo.

—Sí, tienes razón - asintió ella, con una sonrisa triste.

Nos quedamos en silencio por un momento, ambos inmersos en nuestros propios pensamientos. Yo me sentía un poco incómodo por haber interrumpido su momento de reflexión, pero a la vez agradecido por poder compartir esa conversación con ella.

Después de unos minutos, ella rompió el silencio de nuevo. —A veces me pregunto si después de morir, todavía se siente dolor - dijo con un tono melancólico.

—No lo sé - respondí, tratando de pensar en algo reconfortante que decir. —Pero creo que lo importante es que mientras estamos vivos, podemos elegir cómo enfrentar el dolor y la adversidad. Podemos buscar la felicidad y la paz, y tratar de dejar una huella positiva en el mundo.

Ella asintió en silencio, parecía que estaba meditando sobre mis palabras. Yo le acaricié suavemente el brazo, tratando de transmitirle mi apoyo y comprensión.

—Gracias por estar aquí conmigo - dijo ella, con una voz suave.

—Siempre estaré aquí para ti - respondí, con sinceridad. —Incluso después de que yo me vaya, siempre estaré contigo de alguna manera.

Nos quedamos en silencio de nuevo, disfrutando del cálido rayo de sol que entraba por la ventana. Ambos sabíamos que la vida era efímera y que en algún momento tendríamos que enfrentar la muerte, pero en ese momento, todo lo que importaba era estar juntos, compartiendo la belleza simple y pura del momento presente.

—Siento que quiero tener esperanza, que todo saldrá bien pero soy realista, se que la posibilidad de rechazar el corazón, de no despertar están ahí y eso me hace temer, tengo miedo eli, mucho miedo. —ella se mostro completamente vulnerable ante mi, intentaba buscar alguna palabra para decir pero entendia aquel miedo asi que solo pude abrazarla y quedarme a su lado mientras sus lagrimas eran derramadas ferozmente.

—No, ¿por qué? - preguntó ella, con curiosidad y un poco de sorpresa en su voz.

La verdad detras de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora