Capítulo 20. Nosotros en la luna.

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Yo era el sol, tú la luna, yo una pequeña chispa que detonaba en enormes incendios, llevándome todo lo que esté a mi paso, convirtiendo en cenizas mi alrededor, incluso a nosotros mismos, tú tan solitario, tan callado, tranquilo y misterioso, siempre distante con un fuerte brillo a tu alrededor, lleno de luz, de belleza, rodeado de estrellas, pero yo solo era ese sol, que se había enamorado de la luna, quien intentaba alejarla por miedo al más grande incendio.

Otra vez me dirigía hacia el instituto, había dormido tan poco que ni siquiera me di cuenta que no prepare el arnés y la soga, así que dejaría para otro día los planes de mostrarle a Elí aquel lugar al cual me iba a tranquilizar cuando todo se derrumbaba dentro de mi cabeza, tocaría ir a clases e intentar encontrarme con él durante el receso, últimamente solo quería pasar el tiempo junto a él, estaba agotada de todo lo que sucedía a mi alrededor, aquel viejo y las discusiones con mi madre que terminaban en golpes, los idiotas del instituto, realmente los momentos que pasaba junto a Elí eran los únicos momentos en donde me encontraba realmente feliz, donde me sentía libre, sentía que era yo, me liberaba de todo aquello que me terminaba por ahogar durante las noches.

Eli era una de esas personas que dejaban huella y hacían entender que la vida, realmente valía la pena, sabía las palabras necesarias para los momentos en que uno las necesitaba, aunque, guardaba un enorme secreto detrás de esos pequeños y apagados ojos, aquel secreto detrás de sus ojos los cuales no llegaba a comprender pero tenían un enorme aura rodeado de misterio; gracias a eso me lograba dar cuenta que no conocía mucho sobre él, que era un enorme misterio el cual desde que lo conocí, lo sentí tan familiar, como si lo hubiera conocido hace tanto tiempo, quizás en otra vida, quizás en otras vidas, tal vez estábamos destinados a estar juntos, quizá el destino lo quería así pero, ¿qué es el destino y por qué estamos destinados a sufrir por él? será un conjunto de soledad y tristeza, de momentos en donde podemos ganar o incluso perder, donde podemos recorrer tiempos de alegría o de dolor, incluso temporadas enteras de ellos.

El destino lo tiene todo, incluso el tiempo, las palabras y por sobre todo las ocasiones, las cuales dejamos pasar diciendo que estaba destinado a que sea así, culpando al destino por nuestras acciones, nuestros errores, luego arrepintiéndonos de no haberlo intentado, no haber abrazado a alguien por última vez, no decirle te amo, o incluso demostrárselo, cuesta tan poco demostrarlo que no nos damos cuenta lo mucho que es necesario para las demás personas y lo que duele no dar ese último abrazo, a veces corremos la mirada sabiendo que estaba ahí, solo para ti, pero aun así lo dejas, piensas que tienes otra oportunidad, que en otro momento lo harás, te alejas dejando que el tiempo pase, perdiendo cosas importantes, solamente te quedas pensando cosas insignificantes, en la parte mala, la que más se guarda dentro de tu cabeza, sin darte cuenta de todas las buenas cosas que dejas ir, a las cuales no le das una oportunidad ojala pudiera en este momento poder acurrucarme en los tibios brazos de la abuela, decirle cuanto la extraño y lo mucho que me hace falta, contarle las cosas que no le puedo contar a mamá, poder hablar, aunque sea un instante con ella, como quisiera poderla abrazar, llevaba mucho tiempo sin saber de ella.

Me quedé melancólica ante mis pasajeros pensamientos en donde el viaje hacia el instituto se hacía aún más largo, sentía aquel pequeño nudo en la garganta el cual hace tiempo no sentía, el cielo estaba gris como mis sentimientos en ese momento, cuando escuchó el ruido de pequeños golpes sobre la ventanilla del carro.

—Señorita, hemos llegado —era el chofer avisando nuestro arribó al instituto.

Baje del carro luego de que él me abriera la puerta.

—Muchas gracias Cloud, siento no haberte escuchado antes —realmente me encontraba perdida en mis pensamientos.

—No se preocupe señorita, que tenga un buen día.

La verdad detras de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora