Capítulo 25. los malos recuerdos no te dejan dormir.

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Me desperté en la vieja donde prácticamente había crecido, mire alrededor y me encontraba completamente sola, esperando que todo lo había sucedido fuera una pesadilla, que no fuera real, esperando escuchar las voces de mamá y la abuela en la cocina, discutiendo por tonterías, queriendo que aquel viejo maldito no exista pero sabía que eso no era verdad.

—Has despertado, ¿cómo te encuentras mi niña? —la voz de la abuela llenó repentinamente la habitación.

—¿Qué ha pasado? —todavía me sentía mareada, como si todo daba vueltas y temblara.

—Tu madre ha sido llevada a un hospital de la ciudadela, ha salido de zona de terapia intensiva, logró pasar la noche sin dificultad, más tarde le haremos una visita, por ahora intenta calmarte, desayuna algo, has tenido un shock muy grande según el médico —las palabras de la abuela Kinna me tranquilizaban, el saber que mi madre había sobrevivido era la mejor noticia que podía escuchar.

—Quiero verla ahora —intenté levantarme pero de repente sentía como las paredes se me venían encima y no podía mantenerme en pie.

—Tu tranquila mi niña, ahora debes descansar —no quería estar quieta, quería ver con mis propios ojos que mi madre estaba bien.

—Quiero verla —insistí, realmente no sentía fuerzas pero solo pensaba en ir donde estaba mi madre.

—Deberías hacerle caso a tu abuela —giré mi vista y vi a Nerea recostada sobre una pared —creo que ambas tenemos varios desastres familiares y tu abuela también está sufriendo.

—Siento mucho lo de tu tío —ella tenía razón, no podía ser caprichosa en este momento, la abuela al igual que yo debería estar pasando un mal momento —lo siento abuela.

—No te preocupes mi niña, iré a preparar un poco de té, necesitan algo calentito.

—Por lo que dijeron los médicos, tu madre estará bien así que no te preocupes —Nerea tomó mi mano.

—Quisiera decirte tantas cosas pero, prometí callarlas y no puedo.

—¿De qué cosas hablas, es sobre Elí, él está bien? —La persona que era muy cercana a él había fallecido, no sabía lo que se sentía ese dolor pero al pensar que había sucedido con mi madre sentí que el mundo se caía, así que podía entender un poco de su dolor.

—No, el enano es fuerte, mucho más de lo que crees, más allá de que las cosas vayan bien siempre es bastante positivo —tenía razón, así era él.

—¿Qué te ha sucedido en el ojo? Acaso aquel maldito viejo te golpeó —el ojo de Nerea tenía una parte un poco morada y parecía que se estaba comenzando a hinchar.

—Es gracioso, porque le dije aquel viejo "Lo siento, no hablo con intentos de hombres, cuando un hombre habla mal de una mujer para sentirse mejor, más hombre, es porque ya dejó de serlo, por eso tú no tienes mis respetos y menos cuando golpeas a una de ellas" y bueno me golpeo, obviamente me defendí, solo se quería hacer el bueno ante las autoridades, pero partí otro buen jarrón en la cabeza —Nerea lo contaba entre risas y yo no podía creer todo el tiempo que había pasado junto a aquel viejo de mierda —luego los guardias nos separaron pero gracias a eso pudimos demostrar su violencia, así que no se podrá acercar a tu mamá, valió la pena lo morado.

—Maldito viejo, espero que tenga el castigo que se merece —realmente no podía salir impune de todo esto.

—¿Qué piensas tú de mi hermano? —la pregunta me tomó completamente por sorpresa, no supe qué responder solo balbuceaba por los nervios.

—¿Por qué preguntas eso de repente, a que viene? —intentaba alargar la pregunta para pensar una mejor respuesta —¿qué pienso sobre él de qué manera?

La verdad detras de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora