Capítulo 51. Y así es como todo vuelve a empezar.

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No mereces ningún daño, ¿entonces por qué permites que te puedan dañar?

Saben, el tiempo es completamente relativo. Podríamos viajar a otra parte del universo y las horas pasarían de otra manera. Lo que aquí podría ser unos segundos, en otro lugar podrían ser eternidades o viceversa. Los años que pasamos aquí, en otro lugar del espacio-tiempo, fueron tan solo unos segundos. Quizás por eso aquel tiempo que pasamos junto al amor de nuestras vidas se nos hacía eterno, porque amábamos toda una vida en tan solo unos minutos. Como si hubiéramos viajado a otro lado del universo y el tiempo pasara mucho más despacio, y este se hubiera detenido en la Tierra, haciendo que toda una vida de amor se resuma en solo unos segundos. Entonces, ¿amamos solamente unos días en nuestra vida o quizá nos amamos toda una vida en tan solo unas milésimas de segundos? Ya que el amor muchas veces se siente de esa manera: un pequeño instante que se nos hace eterno o un hermoso y largo momento que se nos hace demasiado corto. Como aquel pequeño parpadeo en los ojos de ella antes de un beso, en donde tu cabeza genera millones de pensamientos en tan solo un instante, en donde todos ellos llegan a estar de acuerdo en que es ella y solamente ella, y nadie más que ella, con quien quieres vivir en la relatividad del tiempo. Quizá por eso creo que el universo es tan equilibradamente perfecto. Ya que un pequeño cambio en él, lo desmoronaría por completo todo aquello que llamamos vida en tan solo unas milésimas de segundos. Solamente en el parpadeo de la persona que miras a los ojos antes de cerrarlos para concretar aquel tímido beso, es que te das cuenta de que es ella y nadie más que ella, quien hace que se detenga el tiempo.

No podía dormir, me mantenía junto a Miah con los ojos cerrados intentando callar el miedo que generaba el no saber que es lo que sucedería en los siguientes días en como saldría todo y si ella no rechazaría mi corazón, realmente quería cumplir con los demás deseos que ella tenia pero ya no me quedaba tiempo y ambos teníamos que descansar, no podíamos hacerlo.

—cuéntame uno de esos cuentos que conoces, —dijo ella mientras se daba vuelta dejando su rostro realmente cerca del mio, tenia pensado que se habia dormido pero no.

—te contare una historia, algo que no se ha escribido pero que será bonito en realidad.

comencé a contarle una historia sobre dos chicos que se habían enamorado pero estaban siendo consumidos por enfermedades diferentes, ella habia cerrado los ojos intentando dormir pero se habia comenzado a interesar con la historia, asi que abrió los ojos para prestarle mas atención mientras yo seguía hablando de la historia...

"¿Sabes qué es lo más difícil de todo esto?", preguntó la chica mientras miraba fijamente al chico a su lado.

"¿Qué?" respondió él, preocupado por lo que ella pudiera decir.

"El miedo. El miedo a que todo esto termine. El miedo a no poder vivir todo lo que queremos vivir", dijo la chica con una voz quebrada.

El chico asintió con la cabeza, sabía exactamente a lo que se refería. Él también tenía miedo de lo mismo.

"Es como si estuviéramos viviendo en un reloj de arena y cada grano de arena que cae nos recuerda que nuestro tiempo se está agotando", agregó la chica.

El chico tomó su mano y la apretó suavemente, tratando de transmitirle tranquilidad.

"Pero aquí estamos juntos, ¿no es así?", dijo el chico con una sonrisa en su rostro. "Y no importa cuánto tiempo tengamos, lo importante es cómo lo vivamos".

La chica le devolvió la sonrisa, sintiendo la calidez de la mano del chico en la suya.

"Sí, tienes razón. No importa cuánto tiempo tengamos, lo importante es que lo pasemos juntos", dijo la chica con una determinación renovada.

El chico y la chica se quedaron en silencio por un momento, disfrutando del momento presente y sintiendo la fuerza que les daba su unión. Ambos sabían que la vida era frágil y que no había garantía de cuánto tiempo les quedaba, pero también sabían que mientras estuvieran juntos, podrían enfrentar cualquier cosa.

Pero la chica no podía evitar sentir un nudo en la garganta mientras pensaba en el futuro incierto. "¿Y si algo pasa? ¿Y si ya no podemos estar juntos?" preguntó con temor en su voz.

La verdad detras de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora