Capítulo 18. Fragmentada.

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01 de abril del 2142 a 30 mayo del 2142

¿Qué es la tormenta y como sabes que no estás dentro de ella aún? si su fase más peligrosa es cuando todo está en calma y sin darte cuenta en un segundo lo arrastra todo, todo se lo lleva, no te deja absolutamente nada, yo estaba ahí, me encontraba en la calma de la tormenta, donde creía que por fin tendría tranquilidad, pensaba que ya había arrastrado toda la mierda pero me encontraba parada en el medio de aquel huracán, en aquella paz que luego sin darme cuenta me arrastraría sin parar.

Me encontraba de camino hacia la escuela, había sido una mañana completamente nueva, no recordaba hace cuánto tiempo había disfrutado de un desayuno sin sentir ganas de vomitarlo o dolor de estómago al comer, mi madre estaba más pendiente de mí y parecía que todo comenzaba a cambiar, aquel hombre no estaba, era raro que dejara a mi madre sola pero ella me dijo que se fue a trabajar, así que tuvimos un poco más de charla mientras desayunaba, en camino a la escuela en mi cabeza pensaba que quizá todo hubiera mejorado si hubiera hablado antes con mi madre, al no dejar que el temor me gane, el miedo había logrado que no pueda comunicar lo que sentía.

-—Señorita, llegamos a destino, quiere que entre o la dejo en la puerta como siempre —preguntó el chofer.

—En la puerta como siempre, muchas gracias Will.

Me despedí de él y me dirigí hacia el pasillo donde caminaría alrededor de los murmullos de siempre, "la becada esto", "la becada aquello", era llamada de muchas formas, mi preferida era la de zorra, ello lo decían como un insulto, yo lo veía como alguien con astucia, perspicacia hacia sus burlas las cuales ya me había acostumbrado en estos años, entre al instituto y me dirigí directo hacia el salón de clases, deseando no cruzarme con ninguno de los indeseados que siempre me molestaban cuando de repente mi vista a lo lejos me deja a la vista la imagen de Pier, intenté buscar donde esconderme pero no encontraba lugar de escape así que solo pasaría lo más lejos posible de él intentando pasar desapercibida cuando rápidamente siento algo en mis piernas que hace sentirme como un tronco talado, al ver que repentinamente estoy cayendo intento poner mis manos para no golpear mi cara de lleno contra el suelo, puedo lograrlo y siento como las risas detrás de mí se comienzan a hacer más fuertes.

Por dios becada ¿te encuentras bien? deberías de mirar por donde caminas —decía Pier mientras su molesta sonrisa denotaba sentimiento de grandeza, sabía que era menos ante pero no podía hacer nada, era muy cobarde para actuar.

No te quedes callada, levanta que ya debemos de ingresar a clases, te esperamos allí mierdaki.

Veía como Pier se alejaba de mí con sus humos de grandeza como diciéndole a los demás mírenme, soy genial, realmente tenía ganas de golpearlo, borrarle esa estúpida sonrisa de un golpe pero no pude, no era valiente para enfrentarlo, al menos no aún.

—Se ve que es costumbre tuya eso de estar tirada en el suelo —porque tenía que aparecer justo en este momento.

—Es mi lugar preferido sabes, digamos que también puedo hablar contigo de manera más fácil, puede que si me paro no me escuches —de a poco me daba cuenta que me empezaba a gustar molestar un poco a Elí con su altura.

—Tch solo por que seas unos cm más alta no te hace alguien que pueda burlarse de mí —Elí parecía un poco molesto.

—Veo que he encontrado tu punto débil, así que te molesta que te molesten con tu altura... bueno tu falta de ella—. sin darme cuenta me sentía mejor, hablar con él me cambiaba, quería quedar un rato más junto a él, burlándome o molestándolo, pero de repente el timbre de ingreso a las aulas comenzó a sonar.

—No sé si serás sorda pequeña zanahoria pero debemos estar en las aulas para que no nos pongan un falta, espero no verte luego molestia —él se despidió entregándome una hermosa sonrisa.

La verdad detras de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora