ESPAÑA, OCTUBRE DEL 2011
Estábamos parados frente al Taco Bell, creo que los tres dudábamos en si ir a cenar o no después de lo ocurrido. Fue un momento desagradable y era comprensible que cada uno quisiera irse a su puñetera casa. Y yo estaba enfadada con la situación, pero intenté no aparentarlo, estar ahí para Leo.
―Si queréis iros a casa, no os preocupéis por mí que no tengo ningún problema ―fui la primera en romper ese silencio.
―No, entremos y comamos esos tacos ―decía Leo, algo más calmado por lo visto―. ¿Quieres quedarte, Rodrigo? Prometo que no estarás de sujeta velas.
―Bueno, de acuerdo ―dijo él algo decaído―. Igual así me sube el ánimo.
Entramos por fin al Taco Bell, fuimos a hacer cola para poder pedir un poco de todo. De tacos a burritos a nachos y para compartir los tres.
―Siento mucho lo que te dijo Pablo ―le decía Rodrigo a Leo―. De verdad que no pensaba que fuera ser así, yo no...
―No te preocupes por eso, no tienes que disculparte por las acciones de otros ―suspiraba Leo.
―Es que no esperaba que fuera tan... clasista ―comentó Rodrigo.
―Mira el lado positivo, te has quitado a un imbécil de encima ―reía Leo.
Al menos el humor que solía tener no desapareció. Estaba bien eso, entendía a Rodrigo y comprendía que se sintiera defraudado ya que eran mejores amigos y Pablo se dedicó a ocultarle casi toda su vida.
La mayoría de las personas eran una decepción constante, todos tenemos motivos para omitir cierta parte de nuestra vida y es común que tengamos secretos ya que no somos libros abiertos. La diferencia está en cuando no cuentas algo de tu vida porque te duele, la otra ocultarla toda y encima criticar a las personas.
Nos sentamos en la mesa después de llevar una bandeja con lo que habíamos pedido y nos sentamos los tres en ella. Me alegraba la amistad de Rodrigo y Leo. Me sentaba bien que al menos la careta de Pablo se fuera un poco a la mierda para que Rodrigo se sintiera bien sin gente tóxica a su lado.
―¿Y tú Alicia? ―Decía Rodrigo.
Otra vez me había visto envuelta en mis pensamientos como si el tiempo a mi alrededor se parara. Según algunos sería estar en Babia, tendía a sobre pensar demasiado las cosas perdiendo la noción del tiempo y sin prestar atención a nada. Por ello no sé qué me estaba queriendo decir Rodrigo.
―¿Otra vez pensando? ―Susurraba Leo de tal forma que Rodrigo no le escuchara.
―Quería decir que si tú tienes alguna amiga ―reía Rodrigo.
―Ah no, es decir tengo a Leo y con eso tengo suficiente ―me encogí de hombros.
Decir que no me gustaba mucho hacer amigos quedaba mal. No es que fuera antisocial ni nada de eso, pero era consciente de que acabada la ESO se irían al garete y no quería crear vínculos fuertes con alguien. Norma que me puse y que claramente no cumplí.
La aparición de Leo en mi vida hizo que querer hacer eso se me hiciera imposible. Interiormente quise deshacerme de ese sentimiento que se despertaba en mí, que dejara de acompañarme al mediodía, que nuestro tutor no le hubiera dicho que le ayudara con los deberes... pero el destino puede llegar a ser muy cruel con uno.
Leo sabía perfectamente por qué no quería encariñarme con nadie de clase, podría interactuar y juntarme con gente, pero decidí tirar por la vía fácil. Llevarme bien, cordialmente con todos y listo.
―Soy su mejor amigo también ―decía Leo siguiéndome el rollo.
―¡Oh vamos! ―Exclamaba Rodrigo―. Yo pensé que ya me considerabas tu amigo.

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A TRAVÉS DEL TIEMPO
Teen FictionAlicia es una chica a la que le hace justicia el nombre. Siempre luchando contra el tiempo, como si tuviera un conejo blanco que le gritara a todas horas: "No hay tiempo, no hay tiempo Alicia". Encerrada en una jaula de la que debe aprender a salir...