ITALIA, MARZO DEL 2024
Podría haberse presentado perfectamente en pijama, pero iba vestido con unos tejanos y una camiseta cualquiera. Me hubiera dado igual la forma en la que se presentara porque lo que iba a decir y hacer es lo mismo.
Y así éramos nosotros, naturalidad. Podíamos convertir momentos simples en mágicos y creo que eso era lo que nos llevaba a día de hoy.
Me senté en la silla frente a él, estaba nerviosa e intentaba que no se me notara, aunque era Leo y era como tener un sexto sentido. Repasaba toda la mesa en busca de algún fallo, aunque ya lo hubiera comprobado mil veces, no sé por qué en el fondo me sentía algo insegura al respecto.
El miedo rondaba mi mente y ocupaba parte de mis entrañas, es normal ya que llevábamos un tiempo dando tumbos sin rumbo fijo. Sé que él quería formalizar esto, poder decir "es Alicia, mi novia". Sonaba demasiado bien y para ser sincera me emocionaba eso porque yo también quería todo aquello con lo que seguramente él soñaba, pero no pensaba en voz alta.
―Bueno, pues cenemos ―dijo él que le rugían las tripas, agarrando un trozo de pizza.
Me lo quedé mirando con una ceja alzada.
―Es casera, ¿la has hecho tú? ―Estaba incrédulo.
―Tengo una buena maestra ―me encogí de hombros.
―Sí, pero cuéntame, Alicia, que creo que por tu mente rondan muchas palabras y no estás diciendo muchas de ellas.
―Qué forma de quitarle lo bonito al asunto ―puse los ojos en blanco―. Leo, ¿quieres ser mi novio? Igual se te aproxima una vida llena de locura ya que según tú vivo en el País de las Maravillas y que quizá no soy lo mejor de este lugar, pero soy Alicia y te quiero con todo lo que tengo.
―¿Has preparado todo esto para pedir formalizar lo que tenemos? ―Inquirió alzando una ceja.
―No, he aprendido porque una quiere adquirir conocimientos cuando le gusta algo ―dije burlona―. Aunque el panorama sí lo he preparado con ese propósito.
―¿De verdad quieres eso? ―Decía en un hilo de voz, como si no se lo creyera.
―Sé que te he estado mareando la perdiz, aunque a ti no te ha molestado y has seguido al pie del cañón, pero creo que es hora de ser adultos Leo o al menos de sentirme mínimamente adulta.
―¿Y el resto? ―Dijo bebiendo de la copa de vino.
―¿Qué es el resto?
―No quiero que te presiones con esto porque sé que las cosas nuevas no acaban de agradarte del todo.
―Me mudé a Italia sin pensármelo dos veces ―negué con la cabeza―. Cogí una bolsa que tenía a mano, metí todo sin ton ni son y me largué. Con la ayuda de Julia y Rodrigo, pero me fui al aeropuerto, le dije a la chica que me eligiera el destino y me subí a ese avión. A un país que no hablo el idioma, en un pueblo donde Jesucristo perdió la chancla, alejada de todo, abandoné mis redes sociales cosa que me ha mantenido un poco en balance. Me dan miedo las cosas nuevas porque nunca me atreví a hacerlas.
―¿Y las redes sociales?
Entendía que hiciera tantas preguntas porque lo normal es que le pareciera todo esto extraño y no solo eso, esa pregunta sabía por dónde iba. Tenía bastantes seguidores los cuales algunos miraban con lupa todo lo que publicaba, gente con comentarios odiosos en cualquier publicación (sea una colaboración o una foto en la playa) y gente fan de Leo de alguna foto que he subido con él a historias. Publicar cualquier otra cosa que diera a entender una relación forma inquiriría estar en el ojo del huracán.
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A TRAVÉS DEL TIEMPO
Teen FictionAlicia es una chica a la que le hace justicia el nombre. Siempre luchando contra el tiempo, como si tuviera un conejo blanco que le gritara a todas horas: "No hay tiempo, no hay tiempo Alicia". Encerrada en una jaula de la que debe aprender a salir...